Peter Hallward
Peter Hallward (1) en un destacable articulo publicado en la
revista Radical Philosophy, nº 155, de mayo-junio 2009 aborda un asunto no
resuelto y que ha preocupado siempre al
pensamiento critico y la praxis revolucionaria y cuya presencia
y no resolución hoy también en
esos ámbitos se hace cada vez mas
perturbadora. Que no es un juego ocioso
intelectual lo saben todos los
que militan en política. Valiéndose de la noción de “ voluntad del pueblo”
Hallward define la “ acción de
emancipación” como un proceso dialéctico, deliberado e incluyente de
autodeterminación colectiva. Considera al pueblo en termino de intereses
comunes, incluyentes e igualitarios, y postula un concepto de voluntad que
retoma elementos de los proyectos de
Rousseau y de sus seguidores jacobinos, de Kant y de Hegel, así como de
proyectos contemporáneos neojacobinos. Paralelamente a la delimitación de las
propiedades que conforman el concepto de voluntad, critica los proyectos
filosóficos antivoluntaristas.
Primeramente
Hallward sitúa las coordenadas del problema partiendo de la definición de
voluntad del pueblo como un movimiento, un proceso deliberativo, emancipatorio
de autodeterminación colectiva. Las movilizaciones típicas de la voluntad del
pueblo en la historia, adoptan la verdad expresada en la frase “donde hay
voluntad hay un camino “ o de Machado. “ No hay camino , se hace camino
al andar”. Decir que hacemos camino significa
en este panorama que resistimos el poder que tiene el contexto histórico,
cultural o sociológico para determinar nuestro camino. Significa insistir en que en una secuencia de emancipación
política lo determinante en primera instancia es la voluntad de l los pueblos
para prescribir el curso de su propia historia.
Sin embargo afirmar que hacemos nuestro camino al andar no significa
prender que inventamos el terreno que atravesamos. No significa que una voluntad
se crea a si misma y crea sus condiciones de existencia abruptamente o ex
nihilo. No significa hace caso omiso de los obstáculos y las oportunidades que
caracterizan un terreno particular, o negar su habilidad para influenciar la
elaboración de un camino
La aparición de la voluntad del
pueblo como actor de la escena política se sitúa a lo largo del siglo XVIII y
fue en si mismo un desarrollo revolucionario, y como tal lo experimentaron los
pueblos. Afirmar que la voluntad racional y colectiva del pueblo era la fuente
de autoridad y poder políticos, significaba rechazar las concepciones
alternativas sobre política que se basaban
en una relación excluyente entre sociedad y voluntad, una política
condicionada por la necesidad natural, histórica o económica o en la primacía
de otro tipo de voluntad, como la de Dios.
Hoy , después de muchos avatares, la disyuntiva sigue
siendo la misma, y en el marco de una reacción termidoriana inacabable
o se opta por insistir en la
primacía de la autodeterminación popular o se asume que el pueblo es inmaduro,
bárbaro o infantil como para poder ejercer una voluntad racional y deliberada.
Por una u otra razones pesa actualmente más la segunda. ( Que esto es
mayoritario enla izquierda y no solo
debe entenderse como reaccion termidoriana, lo tenemos en Negri, para quien la
“ voluntad del pueblo” se asocia con el poder autoritario del Estado. ) En
general, se descalifica por parte del pensamiento critico mayoritario la
voluntad como una desviación o una ilusión.
En efecto, en la filosofía occidental reciente es “difícil pensar en
una noción canónica que haya sido
condenada mas rotundamente que la noción
de voluntad, por no decir nada de voluntad general, que se condenó como precursora de la tiranía y el terror
totalitarios. En los círculos filosóficos el voluntarismo s e ha convertido en
poco mas que un insulto y uno impresionantemente versátil ya que dependiendo
del contexto puede evocar idealismo, oscurantismo, izquierdismo infantil, fascismo, narcisismo pequeño burgués, delirios
pópulo-sicológicos.”- dice Hallward . Solo se conserva aquella posición
“optimista” de la disyuntiva en el pensamiento reciente de un Gramsci que busca poner la voluntad, que
en ultima instancia equivale a actividad política o practica, en la base d e la
filosofía. O en un Lucaks para quien la decisión, la voluntad subjetiva y la
acción libre tiene una primacía estratégica frente a los hechos aparentes de una situación.
Dicho grosso modo parece
que continuamos en la contradictoria alternativa entre Rosa Luxemburgo y el Lenin del “Estado y la Revolución ” por una parte , contra
el Lenin del “Izquierdismo como enfermedad infantil del
comunismo” por la otra.
Pero entre lo mas destacable es
la perspectiva desde la que se sitúa
Hallward, al apelar inmediatamente ,cuando habla de voluntad política , a
voluntad popular, vinculando la praxis
revolucionaria de la voluntad con ese concepto ,.Al desarrolla rpor
consiguiente la noción de voluntad desde esa luz, las cosas superan la confusión
a la que la oscuridad de nuestros habitos nos lleva cuando abordamos el
problema.
Para Hallward “los verdaderos
innovadores en el desarrollo moderno de una filosofía voluntarista son Rousseau, Kant y Hegel, y los principios
generales de tal filosofía se reconocen con mayor facilidad en la praxis de
personas como Robespierre, John Brown, Fanon, Che Guevara,..Debemos acudir a
estas personas para recordar o volver a concebir el verdadero significado de la
voluntad política popular”
Hallward tras un
resumen breve de la situación
actual, sigue así:
.....Sobre esta base podemos
enumerar, en líneas mas o menos neo-jacobinas, algunas de las características
de lo que sería la voluntad del pueblo.
Por
definición la voluntad del pueblo implica una acción voluntaria y autónoma. A
diferencia de las respuestas involuntarias o reflejas, si esta voluntad existe
iniciará la acción mediante una deliberación libre y racional. Como lo afirmó
Rousseau, el principio fundamental “ de cualquier acción reside en la voluntad
de un ser libre, no hay una fuente mas
elevada o profunda.... sin voluntad no hay libertad, autodeterminación o causalidad moral”. Poco después Robespierre
extrajo la implicación política más básica de esa idea al afirmar que cuando
las personas desean “ o quieren ser libres, entonces lo serán”. Sieyes anticipó
este punto de vista en vísperas de 1789: “ Todo hombre tiene un derecho
inherente a deliberar y querer por si mismo” y “ o bien uno quiere
libremente o se le fuerza a querer, no puede haber una posición intermedia”
.Mas allá de la autolegislacion voluntaria “
no puede haber algo distinto al imperio de los fuertes sobre los
débiles con sus odiosas consecuencias”
Una
libertad intencional no puede reducirse a la mera facultad de la libre decisión
o el liber arbitrium. Si vamos a hablar
de voluntad del pueblo , no podemos restringirla como hacen Maquiavelo y sus
sucesores, a la expresión pasiva de asentimiento o consentimiento. El proceso
de querer activamente o decidir es lo que hace que un curso de acción sea
preferible a otro. “ Siempre comprometida” argumenta Sartre, la libertad
nunca preexiste en su ejercicio; nunca
nos aprehendemos a nosotros mismos si no es como un tomar
decisiones”. Agustín y luego Duns Escoto
ya entendían que “ nuestra voluntad no seria voluntad si no estuviese en
nuestro poder”. De manera semejante descartes reconoció que “ lo
voluntario y lo libre son la misma cosa”, y encontró en la “ indivisible” e
inconmensurable libertad de la libertad
neutro parecido mas fundamental con la divinidad. Posteriormente Kant, ( seguido por Fichte) radicaliza este enfoque
voluntarista cuando define la actividad de la voluntad como “ la causalidad
mediante la razón” o “ la causalidad mediante la libertad”.
La voluntad logra la liberación practica de la razón de las restricciones de la experiencia y del
conocimiento objetivo. Kant lo entendió mejor que cualquier otro anterior a él: la simple familiaridad con lo
que es o ha sido, cuando se trata de ética y política” es la madre de la ilusión”.
El ejercicio activo de la voluntad es lo
que determina lo que es posible o correcto, y lo hace así. Como lo confirmaría la Revolución Francesa ,
es como seres que ejercen su voluntad o seres prácticos que “ las personas tienen la capacidad de
poder de ser la causa y los autores de su propio mejoramiento”.
Desde
una perspectiva voluntarista, la prescripción de fines y principios precede al cálculo basado
en criterios que sirven para evaluar la acción en una situación particular, en
cuanto a lo que es posible., factible o legítimo. Afirmar la primacía de la
voluntad prescriptiva es insistir en que en la política todas las formas
externas de dominación ( naturales, sociológicas, históricas, inconscientes,
técnicas,,...) a pesar se ser
importantes, son de todas maneras secundarias, como lo son todas las formas de
regulación y representación. “ Tener
voluntad” en los términos de Badiou es “ forzar un punto de
imposibilidad, de manera que se vuelva posible” .Napoleón formulo de la
manera mas sucinta la máxima estratégica que sirve de punto de guía aquí y que
se adopto en situaciones que van desde la Rusia de Lenin de 1917 hasta
el Haití de Aristide en 1990: “ on s´engage puis on voit”. Por el contrario aquellos
escépticos frente a la voluntad política asumen que los compromisos aparentemente
voluntarios enmascaran una ignorancia mas profunda o una devaluación del
apetito ( Hobbes), la causalidad ( Spinoza), el contexto ( Montesquieu) , el
habito ( Hume),la tradición ( Burke), la historia ( Tocqueville), el poder (
Nietzsche), lo inconsciente ( Freud),las convenciones ( Wittgenmstein), la
escritura ( Derrida) el deseo ( Deleuze), el ímpetu ( Zizeck).
La voluntad del
pueblo implica la acción colectiva y la participación directa. Una voluntad
política democrática depende del poder y la practica de las asambleas
participativas, del poder de mantener un compromiso común. Como muchos de sus lectores han señalado lo
que distingue a Rousseau de otros pensadores que ( como Platón y Montesquieu)
también privilegian lo general sobre lo particular, es su insistencia en que
solamente una voluntad activa puede permitir una asociación incluyente, una
asociación que tenga un “ interés común
“ activo. . Lo que generaliza la voluntad publica no es la cantidad de votantes sino el interés común
que les une y ese interés esta sostenido por la voluntad común de identificarlo y conseguirlo.
Sobra
decir que la afirmación de una voluntad general es un asunto de volición colectiva en cada etapa de su
desarrollo. La asociación inaugural “ es el acto mas voluntario del mundo” y permanecer como
un participante activo de la asociación
es “ querer aquello que corresponde al interés común o general” . La analogía de Rousseau es
familiar : “ Así como la naturaleza le da a cada ser humano un poder
absoluto sobre los miembros de su cuerpo, de igual manera el contrato social le
da al cuerpo político un poder absoluto sobre todos sus miembros, y este mismo
poder, cuando es dirigido por la voluntad general, se conoce como
soberanía”. Así definida, “ la voluntad
general siempre esta del lado que mas le conviene al interés publico, es decir,
el mas equitativo, de manera que lo único necesario es asegurarse de estar
siguiendo la voluntad general”.
Habitualmente
esta voluntad solo puede seguir siendo
soberana en la medida en que su objeto siga siendo general y no particular. El
interés general prevalecerá únicamente si la voluntad de buscarlo es mas fuerte
que la distracción d e los intereses particulares: la preocupación mas obsesiva de Rousseau es
la reflexión sobre la mejor manera de
fortalecer este interés general, sobre la mejor manera de “ llevar el yo a la
unión común”. El legislador que aspira a
contribuir a la “ fundación de un pueblo, debe en una palabra,
quitarle al hombre sus propias fuerzas con el fin de darle unas nuevas, ajenas
a él y que no puede usar sin la ayuda de otros”.
Decir que una voluntad general es fuerte no significa que
sofoque las disensiones internas o que imponga una uniformidad. Significa que
en el proceso de negociación las diferencias entre las voluntades particulares,
la voluntad general eventualmente encuentra una forma de prevalecer. Existe una
voluntad general incluyente en la medida en que los que inicialmente se imponen a ella corrigen su
error y se dan cuenta de que “ si mi opinión privada hubiera prevalecido habría
hecho algo distinto a lo que en realidad quería hacer”, es decir, algo
inconsistente con mi participación continua en l a voluntad general. Todo el
tiempo que dure la participación en una voluntad general, ya sea la de un
movimiento nacional, una agrupación política una asociación social o económica,
un sindicato, y así sucesivamente, siempre estará implicada una determinación
para tolerar su eventual juicio, no como arbitro inmediato de lo correcto o lo
incorrecto, sino como un proceso de deliberar
y querer lo correcto. La participación en una voluntad general implica
aceptar el riesgo de encontrarse a uno mismo en cualquier momento ““equivocado
junto a otras personas, en vez de lo correcto sin ellas “ ( Aristide). De
igual modo , es precisamente en la medida en que una voluntad general sigue siendo activamente capaz de buscar y querer lo correcto para todos podemos estar de acuerdo con Rousseau y
Sieyes cuando insisten que en el largo plazo tal voluntad general no
puede equivocarse ni traicionar : “ lo
soberano ,por el mero hecho de existir, siempre es lo que debe ser”
La pregunta mas urgente , como lo descubrieron los
jacobinos de 1789-1794 se refiere menos a la legitimidad de la voluntad general
que a la continuidad de su existencia. Sieyes entendió que “ sin una unidad
de voluntad un nación no puede existir
como una totalidad actuante”; “ sin embargo una nación puede tener voluntad, le
basta le basta tener voluntad y que su voluntad y que su voluntad se de a conocer
para hacer que toda la ley positiva se silencie en su presencia, porque es la
fuente y maestra suprema de toda ley positiva”. Después de Robespierre,
Saint Just resume todo el proyecto político jacobino al rechazar las
concepciones de justicia “ puramente especulativas” o “ intelectuales”, como si
las leyes “ fueran la expresión del gusto antes que de la voluntad general”. La
única definición legitima de la voluntad general es “ la voluntad material del
pueblo, su voluntad simultanea. Su objetivo es consagrar el interés activo y no
pasivo de la mayor cantidad personas”.
Entonces la movilización de la voluntad general del
pueblo no puede confundirse con un
vanguardismo meramente golpista. La apropiación abrupta de los instrumentos de
gobierno por parte de unos pocos “
“alquimistas de la revolución” no es un
sustituto del despliegue del poder popular. A pesar de las obvias diferencias
estratégicas, Lenin no estuvo mas tentado que Luxemburgo a sustituir una
conspiración blanquista por “ la lucha del pueblo por el poder”, mediante la
“ movilización de amplias masas
proletarias, No se trata de imponer una voluntad o conciencia externa a
un pueblo inerte sino que el pueblo trabaje para clarificar, concentrar y
organizar su propia voluntad. Fanon dice prácticamente lo0 mismo cuando iguala
el movimiento de liberación nacional al trabajo incluyente y deliberado de “
todo el pueblo”.
Este trabajo del pueblo debe distinguir la voluntad
política de cualquier opinión o preferencia meramente pasiva, por mas preponderante que sea. La
voluntad general activa se diferencia de
la simple voluntad de todos ( que no es “ nada sino la simple voluntad
general”) gracias a la mediación de la movilización colectiva del pueblo. El
pueblo que sostiene “ la voluntad general” no se define gracias a un estatus
social particular o a un lugar, sino a través de su determinación activa del
interés general y su identificación con
este. La soberanía es un atributo de la
acción. El poder del pueblo, concebido en esos términos como voluntad general,
trasciende los poderes de privilegio o gobierno y permite que el pueblo domine
los poderes que se le oponen o menosprecien. Los jacobinos argumentan que si
ese poder se resiste, la única solución es “ armar al pueblo” como sea
necesario para vencer esa resistencia.
La voluntad del pueblo es entonces un asunto de poder
material y praxis activa, antes que un asunto de representación, autoridad o
legitimidad. Lo que divide a la sociedad es su respuesta al autoempoderamiento
popular. Jefferson llega al punto de privilegiar la insurgencia incluso cuando
pueda parecer equivocada o ingenua; haciendo referencia a la rebelión de Sidney
afirma que: “ el pueblo no puede estar siempre y en su totalidad bien
informado” y que tiene derecho, si es que no esta obligado a “ preservar el
espíritu de resistencia “ frente a todos
los obstáculos. Esta e suna idea tan marxista como jacobina. Cualquier
transformación social “ solamente puede suceder como resultado de la acción
libre del proletariado” anota Lucaks y “ solamente la conciencia de
clase practica del proletariado posee esta habilidad para y transformar las
cosas” esta filosofía orientada a la praxis no murió tras los retrocesos
políticos de la década de 1920. Sartre h8izo suyo el mismo tema a comienzos de
la década de 1950 ( antes de Badiuo en los setenta); en lo que concierne a la política una “ clase nunca puede
separarse de la voluntad concreta que la anima ni de los fines que persigue. El
proletariado se forma a si mismo mediante su accionar diario. Solamente existe
en la acción. Es acción. Si deja de actuar se descompone”.
De todas las preocupaciones que unen a Rousseau y Marx pocas son tan
profundas como la critica de la representación popular convencional. “ Como no
es posible representar una voluntad” entonces,
la soberanía, al no ser mas que el ejercicio de la voluntad general, no
puede alienarse y solamente puede ser representada por si misma. El poder
ciertamente puede transferirse, pero no la voluntad. El pueblo puede ( y
debe) de legarle a agentes la ejecución
de su voluntad pero no puede delegar su voluntad como tal. Marx sigue a Rousseau, oponiéndose a Hobbes
,cuando critica la política burguesa moderna por considerarla esencialmente
representativa, esto es, como una expropiación del poder popular realizada pro
el Estado. El Estado burgués “ enmarca,
regula, controla, supervisa, y hace de tutor d ela sociedad civil, desde sus
manifestaciones de vida mas comprehensivas hasta en sus insignificantes movimientos”.
La emancipación popular requerirá que se
interrumpa dicho Estado y se reemplace, gracias a la lucha de la clase
productora contra la clase apropiadora” mediante una forma estatal política
capaz de supervisar” la emancipación económica del trabajo”. Después de la critica de Marx sobre la Comuna , el libro de Lenin
Estado Revolución lleva este argumento hasta su conclusión lógica.
La voluntad ordena que se inicie la acción no la representación. Ejercer la
voluntad implica tomar poder,no recibirlo bajo el supuesto ( como un asunto de “derecho
natural” o “razón”) de que el pueblo siempre tiene derecho a
tomarlo. “ los oprimidos no pueden
entrar en lucha como objetos” señala Freire “ a fin de convertirse luego
en seres humanos” . Como argumento John Browm durante su juicio en 1859, no
tiene sentido tratar los imperativos de justicia simplemente te como
recomendaciones que deben esperar el momento oportuno; “ todavía soy muy joven” , dijo Brown la víspera de su
ejecución, “ para entender que Dios respeta de alguna manera las personas” .
Una impaciencia similar aparece en el voluntarismo estratégico del Che Guevara,
quien sabe que es inútil esperar “ con lo s brazos cruzados” unas condiciones objetivas de maduración. Quienquiera que espera “ que el poder
caiga en las manos del pueblo como una fruta madura ,” nunca dejará de
esperar.
Como lo sugiere uno de los proponentes mas elocuentes de
un “ comunismo viviente” , una política
popular incluyente debe comenzar con una
afirmación incondicional de la “ humanidad de todo lo humano”. Nuestra política
, dice S´bu Zikode, presidente del movimiento Abahlali
BasMojondolo de los habitantes de las
casas de cartón de Durban, tiene sus raíces en los “ lugares de los que nos
hemos apropiado” y mantenido:
“ Ya no esperamos calladamente hasta que algún día se reconozca que todos somos seres
humanos. Y nos hemos apoderado de nuestro lugar en las tierras d el ciudad y lo
hemos mantenido,. También hemos decidido tomar el lugar que nos corresp0nde en
todas las discusiones políticas y tomarlo ahora ismo. Tomamos nuestro lugar con humildad pwro con
firmeza. No permitiremos que el estado nos calle en nombre de una revolución
futura que no llega. No permitiremos que las ONG nos callen en nombre de un
socialismo futuro que no pueden construir. Tomamos nuestro lugar como personas
que valen como todas las demás”
En contraste con esto, quienes no confían del todo en el
pueblo recomiendan las virtudes de la paciencia. Tal falta de confianza asume
de forma general de otra insistencia en el tiempo socialmente mediado, el
tiempo del “ desarrollo” que esta en curso. El pueblo esta muy afanado, es my
pronto para que realicen exigencias propias. Desde esta perspectiva siempre es
muy pronto para la igualdad y la participación. Solamente cuando el pueblo “
crezca” o “ progrese” podrá merecer ls derechos
que una sociedad prudente retiene.
Como lo anticipó Rousseau la disyuntiva entre la confianza en el pueblo
y la confianza en el progreso histórico es radical.
Al igual que cualquier forma de acción libre o voluntaria,
la voluntad del pueblo se basa en la suficiencia práctica de su ejercicio. La
voluntad ya no es mas el cogito que elaboraron Kant, Fichte y Sartre,
una “ substancia” u objeto de
conocimiento. Una “ libertad fundamental
“ o “ ejercicio `práctico de la razón”
se prueba a si mismo a través de lo que hace y no a través de lo que es, tiene o sabe. La libertad se demuestra justifica
a su misma a través de la voluntad y la acción , o del o contrario no lo
hace. Beauvoir afirma que somos libres pero la libertad “ solamente es al hacer
que ella misma sea”. Somos libres en la medida que “ queremos ser libres”, y
queremos serlo al cruzar el umbral
que separa la positividad y la
minoría de la volición y la actividad.
Tenemos voluntad de ser libres para superar la distancia que nuestra
libertad pone entre sui misma y una previa no-libertad. Somos libres en
tanto que nos liberamos de nosotros
mismos.
Con el fin de
despertarse de la pesadilla de la historia, el pueblo necesita anticipar el
poder de su voluntad. Robespierre acepta que el pueblo esta condenado a “
levantar el templo de la libertad con manos todavía temerosas del poder del
despotismo”. Una voluntad, individual o colectiva, no puede comenzar en
total posesión de su propósito o poder,
precisamente quiere, mas que recibe, su propia clarificación. Una prescripción
voluntarista debe anticipar los efectos que posibilitan sus propias causas. Rousseau reconoce esta
necesidad: “ Con el fin de que un pueblo naciente pueda apreciar las máximas
políticas adecuadas y seguir las reglas fundamentales del arte d conducir el
Estado, el efecto tendría que convertirse en causa (...) antes de crear las
leyes, el pueblo tendría que ser lo que debería llegar a ser mediante esas
mismas leyes” . La posesión de los hechos
empujaría a Robespierre y Saint
Just a conclusiones similares. Marx le dio a este mismo problema formulación más productiva al enmarcarl o en
términos de proceso que podría educar a los educadores.
Michael Hard señala tanto en referencia a Lenin cono a
Jefferson que el proceso de transición
de la sumisión a la participación
siempre involucra un “ autoentendimiento en las habilidades de
autogobierno (...). El pueblo solamente aprende la democracia haciéndola”. Buena parte de l trabajo de Jacques Ranciere
se organiza en torno a una cuestión paralela: dada la diferenciación social de
los gobernantes y gobernados, o de los profesores y los alumnos ¿ como puede el
pueblo inicialmente pasivo, subordinado
o brutalizado, llegar a emanciparse a si
mismo anticipando la igualdad, una aserción cuya verificación
invalidará retrospectivamente cualquier base para la diferenciación
inicial de las funciones o de las inteligencias? En contraste, los ya
educados, tienden a preocuparse porque
si la auto-educación popular no se
controla llevará únicamente a la eterna
e inminente tiranía de la mayoría.
Drapper señala que “ desde el comienzo de la sociedad no ha habido
teorías finales que “ prueben” que la
tiranía es inevitable y que la libertad-en-democracia es imposible. No
hay ideología mas conveniente para la clase dirigente y sus sirvientes
intelectuales” y la única “ forma de demostrar su falsedad es en la
lucha misma”
Si ha de persistir, una asociación política debe ser
habitualmente disciplinada e “ indivisible”. Las diferencias internas y el
debate en una asociación son una cosa y las divisiones de facciones o cismas
son otra. La libertad popular persiste en la medida en que el pueblo la afirme
“ A fin de que el pacto social no sea una fórmula vacía”, como discurre un
notorio argumento de Rousseau, “ éste debe incluir un compromiso , que por
si mismo puede forzar a los demás, para que cualquiera que se rehúse a obedecer
la voluntad general sea obligado a cumplirla por todo el cuerpo, esto no quiere decir otra cosa que él será
obligado a ser libre.” Paralelamente , en una llamativa frase de
Robespierre la preservación de la libertad publica requiere que se “ reconozca
el despotismo de la verdad”. En breve, la libertad colectiva puede durar únicamente
en la medida en que el pueblo
se defienda frente a la división y al engaño “ La voluntad general siempre
está enlo correcto y siempre tiende hacia la
utilidad publica, pero no se
sigue que las decisiones del pueblo siempre sean igualmente correctas” (... )
el pueblo nunca está corrompido, pero con frecuencia es engañado, y es
solamente entonces cuando parece querer lo que es malo” ( Robespierre).
Virtud es el
nombre que Rousseau y los jacobinos lo dan a las practicas necesarias para
defender una voluntad general del engaño y la división. Practicar la virtud es privilegiar los intereses colectivos sobre los
particulares y garantizar que la sociedad este gobernada “únicamente con base en el interés común(...) Cada
persona es virtuosa cuando su voluntad personal esta de acuerdo completamente
con la voluntad general”. Entonces “ si queremos lograr la voluntad general”
simplememnte tenemos que “ hacer que todas las voluntades privadas esten de
acuerdo con ella o, en otras palabras,
hacer que reine la virtud “( Rousseau).
Los
revolucuionari0os franceses tomaron muy en serio los consejos de
Rousseau. Si Robespierre prevaleció durante 1793 se debió a que entendió
claramente porqué “ necesitamos una única voluntad, UNA voluntad” . Si
esta voluntad debe de ser republicana antes que realista entonces “ necesitamos
ministros republicanos, periódicos republicanos, diputados republicanos, una
constitución republicana” Y como la resistencia domestica a tal
republicanización del espacio público “ proviene de los burgueses”, entonces “
para derrotar a los burgueses debemos unir al pueblo. A lo largo de la distancia que separa Marx de
Robespierre pasamos de la insurgencia popular hacia la dictadura del
proletariado, ¿ pero que implica
recurrir a esa dictadura, además del hecho evidente de lo aplastante que seria
la voluntad popular en un estadio verdaderamente democrático? El principio
estratégico básico fue anticipado una
vez mas por los limites de la practica
jacobina. Babeuf sabia que el primer
paso y el mas importante hacia una distribución más igualitaria de los recursos
y de las oportunidades era “ lograr una democracia verdaderamente efectiva a
través de la cual pueda expresarse la voluntad del pueblo”. Sin embargo, tras
presenciar el destino de Robespierre y Saint Just, Babeuf da en el otoño de
1794 un paso inicial por un camino que los militantes comunistas explorarían
durante el siguiente siglo y medio. Como
no se podía contar con una “ masa
indiferenciada del pueblo” por si misma para sostener la re0vlouon frente a sus
enemigos, entonces los partisanos que buscaban continuar la revolución debían
consolidar primero, a través de la mediación de asociaciones y socei9dades
populares, unas formas mas coherentes y disciplinadas de organización política.
Habitualmente el ejercicio practico de la voluntad
procede únicamente frente a la resistencia. La voluntad es seguir queriendo
siempre frente alas dificultades o restricciones. Continuar o no continuar.,tal es el dilema esencial que
aparece en cualquier ética militante. O uno tiene la voluntad de hacer algo o
bien no la tiene. Incluso mientras una voluntad política descubre la diversidad
de formas d e hacer o de no hacer, esas son las
alternativas que debe confrontar: si o
no, a favor o en contra, seguir o detenerse., donde detenerse, “antes de que
el final sea la muerte” ( Robespierre ). Babeuf, un
superviviente ( temporal) de Termidor
sabe muy bien que “ en un principio la organización de la igualdad real no complacerá a todo el
mundo” . En la medida en que “el objetivo de la Revolución es destruir las desigualdades y re-establecer el
bienestar común”, en la misma medida “ la revolución no se habrá terminado” si
los ricos siguen dominando a los pobres. Entonces como ahora, la revolución
divide a aquellos que procuran terminarla a a aquellos que deciden continuarla.
Como de costumbre, Syeyes anticipa la logica esencial del
antagonismo0 que permearia la politca jacobina: “ Una clase privilegiada es
dañina por el mismo hecho de existir”. Y como es usual, Robespierre, sube
las apuestas: como los ricos y los tiranos que les protegen son el azote del
pueblo, el pueblo que se atreva a derrocar la tiranía “ solamente tiene una
forma de escapar a la venganza d elos reyes: la victoria. Derrotarla o morir,
tal son las dos opciones” (.....)
Si para los jacobinos de 1793 el “ terror” figura como el complemento d el virtud, es
sobre todo como una consecuncuia de su determinación para superar la
resistencia de los reyes y los ricos. “ Uno dirige el pueblo mediante la
razón”, como explicó Robespierre en 1794, y :
“ a los enemigos del pueblo mediante el terror/(...)
si el motivo principal del gobierno popular en tiempos de paz ens la virtud, su
motivo principal durante una revolución
es tanto la virtud como el terror; la virtud, sin la cual el terror es dañino;
el terror sin el cual la virtud carece de poder. El terror no es mas que una
justicia veloz, severa e inflexible, es por lo tanto una emancipación de la
virtud, es menos un principio en si mismo que una consecuencia del principio
general de la democracia, aplicado a las necesidades mas urgentes de la
patria”.
Las razones por las que el terror jacobino sigue
atemorizando a nuestro establecimiento político, d euan forma en que lo hace la
represión mucho mas sanguinaria de la
Comuna de 1871, no tiene nada que ver con la cantidad de
violencia involucrada. Saint Just señala que desde la perspectiva de lo que ya
esta establecido “aquello que produce el
bien general, siempre es terrible”. El terror , en el sentido jacobino (
opuesto al termidoriano) es el
despliegue de la fuerza necesaria para superar los intereses `particulares que
tratan de minar o quitarle el poder al interés colectivo. El terror jacobino
fue mucho mas defensivo que agresivo, mas un asunto de restringir que de desatar la vio0lencia popular. “
Seamos terribles- dijo Danton- para que el pueblo no tenga que serlo”. Mas
recientemente, en los barrios marginales de Puerto Príncipe y Johannesburgo, en
los pueblos del Antiplano , y en los campos de refugiados de Gaza y Líbano, se
ha sentido la necesidad de formas de autodefensas, mas limitados, pero no menos
capaces de adaptación.
De igual modo, el ejercicio práctico de la voluntades
diferencia asimismo del mero deseo o fantasía, gracias a su capacidad para
iniciar un proceso de verdadera “ realización”.
Arendt señala que la “ voluntad siempre tiene la vo0luntad de hacer
algo” y “ por lo tanto desprecia el pensamiento puro cuya actividad esta ligada
al “ no hacer nada””,. Como lo sugiere la polisemia de su uso eninglés, una
voluntad se alinea con el futuro que persigue. Incluso Kant pudo ver que enla
medida enque queremos alcanzar un mundo moral, “ una idea simple pero pratica
realmente debe y puede tener influencia
en el mundo sensible con el fin de hacer que esté de acuerdo tanto como sea
posible con esa idea” .En su propia práctica, los jacobinos,
contemporáneos de Kant anticiparon la
implicación que la filosofía
post-kantiana tendría pronto en la teoria. Saint Just escribió que
solamente las instituciones y las prácticas educativas republicanas apropiadas
pueden servir para “· garantizar la libertad publica” y ampliar la virtud
pública. Robespierre declaró con orgullo que:” Hemos convertido las leyes de
la justicia eterna, a las que con desprecio se las conocía como sueños de los
humanitarios en realidades imponentes. La moralidad estuvo alguna vez confinada
en los libros de los filosofos, nosotros la hemos llevado al interior del gobierno de las naciones”.
Así pues la voluntad política persiste en la medida en
que persevera en su realización o
actualización material. Después de Fichte, Hegel completa la trayectoria
voluntarista iniciada por Rousseau y Kant y le abre la puerta a Marx al
identificar una voluntad colectiva libre- una voluntad que quiere y realiza su
propia emancipación- como el principio que anima una asociación política
concreta. Así concebida, la voluntad no es mas que “ el pensamiento que se
traduce en existencia(...)La actividad de la voluntad consiste en cancelar y
superar la contradicción entre subjetividad
y objetividad y en traducir los
fines de su determinación subjetiva a una objetiva” ( Hegel). Después de Hegel, Marx expandirá la
dimensión material de esa determinación
concreta, sin abandonar la diea de que lo definitivamente determinante no son
las restricciones económicas o históricas sino la acción humana libre, la “
habilidad de cada individuo” para determinar sus propios objetivos y hacer su
propia historia. En términos semejantes, después de Lenin y Gramsci, los
partidarios del “· poder dual” procuran construir, paso a paso, las
instituciones fundamentales de “ un marco social que corresponda a la
voluntad real del pueblo” ( Dominck)
La realización de la voluntad del pueblo se orienta a la materialización de sus
consecuencias. Beauvpoir lo entendió mejor que Sartre: solamente puedo querer mi propia libertad queriendo la
libertad de todos., el único sujeto que puede soportar el trabajo de una
autoemancipación sin fin es el pueblo como tal, la comunidad como un todo.
Kant, Hegel y Marx, dan algunos de los pasos requeridos para alejarse de la
concepción parroquial que Rousseau tiene del pueblo, para pasar hacia su
afirmación universal, pero de nuevo el
resultado ya había sido anticipado por la práctica jacobina: “ el pais de un
pueblo libre esta abierto a todos los pueblos de la tierra” y el único “
soberano legítimo de la tierra es la raza humana” ( Saitn Just).
Sin embargo, la voluntad del pueblo no es un absoluto. El
proceso del “ pensamiento traduciéndose a si mismo en existrencia” no puede
entenderse en un sentido hegeliano o fichteano literal. Absolutizar la voluntad
es también des-absolutizarla. La autodeterminación opera dentro d las
restricciones de su situación, y la liberación como voluntad libre es un
proceso relativo y relacional. (
Badiou). Moverse en este contexto desde el pensamiento a la existencia es
simplemente determinar , paso por paso, las consecuencias de una voluntad
popular. La participación en el proceso de empoderamiento de una capacidad
colectiva es un proceso practico y político antes deontológico. Prescribe lo
que el pueblo puede decidir hacer, no lo que es.
Una ultima consecuencia se sigue de esta insistencia en
la primacía de la voluntad política: desde esta perspectiva, la servidumbre
voluntaria es mas dañina que la dominación externa. Si la voluntad es lo
determinante en primera instancia, entonces las formas de opresión con mas
alcance involucran la colusión de los oprimidos. Etiennhe de la Boetie anticipa este punto
y posteriormente Du Bois, Fanon y Aristide ( tambien Foucault, Deleuze, Zizek)
lo radicalizan de diversas maneras: en últimas, el peublo es el que da poder a sus opresores. Y estos últimos
pueden hacerle daño únicamente en la
medida en que el pueblo esta dispuesto a permitirlo ( de la Boetie ).
Por supuesto, no seria difícil escribir una historia del
siglo XX de una forma que ilustrara la aparente inutilidad de la voluntad
política. El fracaso del comunismo alemán de los años veinte, el fracaso
del “hombre soviético” de los años
treinta, el fracaso de los movimientos anti-coloniales de los años cincuenta y
sesenta, el fracaso del maoísmo, el fracaso de 1968, en frac aso de las
protestas anti-guerra y anti-globalización,...todos estos aparentes fracasos
parecerían demostrar un solo punto básico: la naturaleza difusa, sistémica, y
por lo tanto, insalvable del capitalismo contemporáneo y de las formas de
Estado y de poder disciplinario que le acompañan En mi opinión, una historia
distorsionada como ésta significaría poco
mas que una racionalización de las derrotas sufridas por el capitalismo
contemporáneo durante el ultimo cuarto de siglo veinte. A finales de los
cuarenta Beauvoir ya lamentaba nuestra tendencia a “pensar que no somos los amos de nuestro
destino, no esperamos contribuir a hacer historia, estamos resignados a
someternos a ella”. A finales de los años setenta, esta queja, que se
revalorizó como celebración, ya se había convertido en material de un creciente consenso. Hoy en dia este
consenso ha dominado el panorama durante mas de treinta desastros9os años,
tanto en política como en filosofía. Ya es hora de dejarlo atrás.
(1).- Peter Hallward. Doctor en
filosofía de la
Universidad de Yale. Profesor de Filosofía Moderna Europea
en la Middllex University Actualmente en la Universidad de
Kingston , Londres. Miembro del Consejo Editorial de la revista Radical
Philosophy.
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