Marcela
Valente
IPS
Sin gran
impacto mediático, la justicia de Argentina finaliza el año de mayor actividad
respecto de las actuaciones por los crímenes contra la humanidad perpetrados
por la última dictadura, tres décadas después de su fin.
Datos de la Unidad Fiscal de
Coordinación y Seguimiento de las Causas por Violaciones a los Derechos Humanos
cometidas durante el Terrorismo de Estado indican que casi 400 represores
fueron llevados ante los tribunales este año, 86 de los cuales recibieron
sentencia, 72 por primera vez. Los acusados, en su mayoría exmilitares y
expolicías, responden por delitos contra la humanidad, como secuestros,
detenciones ilegales, torturas, ataques sexuales, apropiaciones de menores,
homicidios y desapariciones forzosas.
“La
política de acumulación (de casos) que implementamos está dando resultado”,
explica el fiscal coordinador de la
Unidad , Pablo Parenti. “Más que la cantidad de juicios, lo
importante es que aumentó la cantidad de acusados en cada causa”, remarcó.
El
enjuiciamiento a la represión dictatorial, iniciado apenas se recuperó la
democracia en 1983, se reanudó solo en 2006 luego de que se declararon
inconstitucionales las leyes de “obediencia debida” y “punto final”,
promulgadas en la segunda mitad de la década del 80 y de los indultos firmados
por el presidente Carlos Menem (1989-1999) apenas comenzado su mandato.
La lista
oficial de personas detenidas desaparecidas entre 1976 y 1983, que se mantiene
siempre abierta por la continua suma de nuevas denuncias, indica que ya superan
las 12.000, aunque organizaciones defensoras de los derechos humanos sostienen
desde siempre que rondan las 30.000.
Los
primeros casos que pudieron ser pasados a juicio oral y público, tras las
investigaciones e instrucciones, tenían uno o muy pocos acusados y por una
reducida cantidad de víctimas, todos rasgos que desvirtuaban y alargaban el
proceso y fatigaban a testigos y sobrevivientes. Este año, sin embargo, se
resolvió en diversas causas acumular expedientes de delitos cometidos dentro
del mismo centro clandestino de detención o de un mismo distrito militar y,
entonces, los acusados pasaron a ser decenas en cada juicio.
“Cuando se
puso en marcha la Unidad
(en 2007), había mucha dispersión”, contó el fiscal Parenti. “Algunos juicios
tenían el valor de ser los primeros y había que apoyarlos, pero eran contra uno
o dos acusados”, añadió. Frente a ese panorama y con instrucciones de la Procuraduría General
de la Nación , la Unidad diseñó una serie de
medidas para acumular expedientes conexos de manera de lograr juicios
significativos en plazos razonables, añadió.
“Hubo
resistencia de jueces y fiscales, porque nuestra administración de justicia
está acostumbrada a trabajar en pequeña escala, con menores volúmenes de
prueba, pero al final se está avanzando y eso lo vimos reflejado este año”,
remarcó Parenti.
Uno de los
juicios más grandes y emblemáticos que comenzó en noviembre fue el que reúne
todas las atrocidades cometidas en la hoy desactivada Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), el centro
clandestino de detención que tenía la marina de guerra en la ciudad de Buenos
Aires y por donde pasaron unos 5.000 prisioneros. En 2007 había sido elevado a
juicio oral el caso de un solo acusado de la ESMA , el prefecto Héctor Febres, quien se suicidó
en vísperas del veredicto. En 2011 fueron condenados otros 16 represores de ese
centro en un segundo juicio. Pero el proceso de este año sentó en el banquillo
a 68 imputados, entre ellos seis ex oficiales que pilotaron aviones en los
“vuelos de la muerte”, como se llamó al transporte aéreo de detenidos que eran
arrojados vivos al Río de la
Plata o al océano Atlántico. En ese proceso actualmente en
curso, identificado por el tribunal como causa “ESMA unificada”, se está
enjuiciado a ese más vasto número de represores por delitos cometidos contra
796 víctimas, una cantidad acumulada sin precedentes.
A
comienzos de este mes arrancó en la provincia central de Córdoba otro proceso a
gran escala en el que se unieron 16 expedientes contra 46 represores y por 450
víctimas. Este juicio, como el de la
ESMA , culminará en 2013.
El tercer
juicio oral de gran magnitud que comenzó en las últimas semanas de este año se
tramita en la noroccidental provincia de Tucumán, con 43 acusados y 235
víctimas. La justicia unificó los casos de detenidos en dos grandes centros de
detención. Finalizó esta semana con 23 condenas, 16 de ellas a cadena perpetua,
el juicio contra represores de la oriental provincia de Buenos Aires, que
aglutinó los casos de 280 víctimas en seis prisiones ilegales, en un proceso llamado
Circuito Camps, por el nombre del entonces jefe de la policía del distrito, el
ya fallecido Ramón Camps.
Según
datos de la Unidad
Fiscal , actualmente están en curso 20 juicios por delitos de
lesa humanidad. “Hasta 2008 solo había 70 condenados y ahora ya hay 339″ hasta
noviembre, detalló Parenti. No obstante, el fiscal no está conforme con el
ritmo de los procesos. “Se avanza, pero ojo con creer que ya está. Falta mucho,
tenemos casi 1.000 procesados y, si bien se están haciendo juicios más grandes,
el ritmo deja mucho que desear. Hay procesos con audiencias dos veces por
semana”, protestó.
Parenti
remarcó que la acumulación de causas sirve para dar a la cosa juzgada una
visibilidad más acorde al delito. “Al ver el conjunto y no las partes sueltas,
se pone en escena la magnitud del terrorismo de Estado“, subrayó. El fiscal
consideró que la suma de casos también ayuda a reconstruir el fenómeno en un
contexto amplio. “No es lo mismo acusar a 50 que a uno o dos”. La valoración de
la prueba se vuelve, además, más sencilla con más casos que refuerzan
testimonios.
En otro
orden, el fiscal mencionó que está preocupado por la falta de control eficaz
sobre los condenados con prisión domiciliaria por razones de edad o enfermedad
–38 por ciento del total de condenados- que suelen ser vistos en la calle en
salidas que no cuentan con el debido permiso.
Por
último, mencionó que, si bien “se agilizó un poco” el proceso de revisión de
sentencias, aún son pocas las que quedan firmes. De 339 condenados, solo a 50
no le quedan instancias de apelación, mientras que el resto aguarda la
confirmación, en algunos casos desde 2009. “Ese es otro gran desafío en el que
tenemos que trabajar. Para que una vez finalizado el juicio oral, la sentencia
definitiva, que debe venir de instancias superiores, llegue lo antes posible”,
definió.
Fuente:
http://periodismohumano.com/sociedad/memoria/argentina-ha-juzgado-a-casi-400-represores-en-2012.html
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