“Aquella sociedad cuya paz depende de la inercia de
unos súbditos que se comportan
como ganado
porque solo saben
actuar como eslavos,
merece mas bien el nombre de soledad
que de sociedad “ (Tratado Politico V,5)
La teoría política de Spinoza ha sido a menudo concebida como una
derivación de la de Hobbes. El tratamiento que ésta hace de conceptos tales como derecho natural, estado natural, contrato social son claramente prestados de su gran predecesor inglés. Ambos autores retraen su teoría política a un estado natural enteramente amoral, en el que las personas tienen el derecho natural a hacer todo aquello que su poder les permite. Para ambos, el problema de la política consiste en convencer o persuadir a las personas que, por naturaleza son egoístas e inseguras, a cooperar en beneficio de la utilidad común. Pero, a pesar del vocabulario político coincidente, Spinoza, a menudo, usa sus términos de un modo distinto y original, lo que ha llevado a algún lector a observar que si Spinoza esta en deuda con Hobbes, el primero es, en cualquier caso, un “hobbesiano excéntrico”. Algún otro se ha preguntado incluso si es correcto hablar de hobbesianismo en Spinoza
derivación de la de Hobbes. El tratamiento que ésta hace de conceptos tales como derecho natural, estado natural, contrato social son claramente prestados de su gran predecesor inglés. Ambos autores retraen su teoría política a un estado natural enteramente amoral, en el que las personas tienen el derecho natural a hacer todo aquello que su poder les permite. Para ambos, el problema de la política consiste en convencer o persuadir a las personas que, por naturaleza son egoístas e inseguras, a cooperar en beneficio de la utilidad común. Pero, a pesar del vocabulario político coincidente, Spinoza, a menudo, usa sus términos de un modo distinto y original, lo que ha llevado a algún lector a observar que si Spinoza esta en deuda con Hobbes, el primero es, en cualquier caso, un “hobbesiano excéntrico”. Algún otro se ha preguntado incluso si es correcto hablar de hobbesianismo en Spinoza
Como en el caso de Hobbes la filosofía política de Spinoza
se desarrolla a partir del derecho natural. En su formulación, el derecho
natural es coextensivo con nuestro poder natural. Derecho y poder son
idénticos. Spinoza ofrece dos razonamientos diferentes para apoyar su teoría.
El primero deriva de su premisa metafísica sobre la naturaleza de Dios. Dios o
naturaleza ejerce su poder sobre todas las cosas; el poder y el derecho en Dios
son inseparables. De ello se sigue, o así al menos lo esgrime Spinoza que lo
que es verdadero para la naturaleza como
un todo es también verdadero para cada
componente individual de la naturaleza, es decir, el derecho a tener todo
aquello que pueda.
El segundo argumento se
desarrolla a partir de un conjunto de postulados sobe la naturaleza de
las pasiones. El derecho natural de cada
individuo está determinado por sus deseos. Estos deseos no están determinados
por la razón, sino por el poder y la fuerza de cada individuo para preservar su
ser. “el derecho natural de cada
individuo no está determinado por su sana razón, sino por el deseo y el poder (…)
todos nacen ignorantes de todas las cosas, antes de que puedan conocer la
verdadera norma de vida y adquirir el habito de la virtud, transcurre una gran
parte de su vida, aun en el caso de que adquieran una buena educación. Entretanto, sin embargo, tienen que vivir y
conservarse en cuanto puedan , es decir,
según les impulse el apetito, ya que es
lo único que les dio la naturaleza,
que les negó el poder de vivir según la sana razón”
Hasta aquí la exposición que Spinoza hace del derecho
natural esta en perfecta conformidad con la de Hobbes. La tarea de la política,
tal y como ambos la concibe, consiste en encontrar una vía que permita que el
derecho natural de cada individuo pueda coexistir con el derecho natural de
todos. El contrato social es el
mecanismo por el que cada cual puede unirse con el resto con la finalidad de
asegurar la paz y el bienestar común. Pero aqui es donde Hobbes y Spinoza
empiezan a separarse. El contrato hobbesiano se orienta hacia la creación de un tercer partido, el soberano, autorizado
a representar y dirigir las voluntades de cada uno de los miembros. El contrato
spinosiano, por el contrario, autoriza a transferir el derecho
el individuo al pueblo en su poder colectivo. Con el fin de mediar los
inconvenientes del estado natural, “hicieron,
pues, que el derecho a todas la cosas,
que cada uno tenia por naturaleza, lo
poseyeran todos colectivamente y que en adelante ya no estuviera determinado
según la fuerza y el apetito de cada individuo sino según el poder y la
voluntad de todos a la vez”. La idea de que el soberano es propiedad comun
de los representados supone una decisiva aportación respecto de Hobbes. A tal
comunidad, Spinoza la llama democracia, que es definida como “la
asociación de los hombres , que posee colegialmente el supremo derecho a todo lo que puede”.
El distanciamiento mas relevante con respecto de Hobbes
tiene que ver con el fin mismo del
Estado., constituido a través del contrato, tal y como lo entiende Spinoza. Es
bien sabido que Hobbes concibió el Estado como un mecanismo defensivo, creado
para asegurar la paz y la seguridad frente a todas las formas de desorden
“intestino”. Su función es proteger la libertad del sujeto, libertad entendida
como licencia de hacer o de abstenerse de hacer aquello que este en poder de
uno: “Por libertad se entiende (…) la
ausencia de impedimentos externos que a menudo pueden menguar la capacidad del
hombre de hacer su voluntad”. Así, la libertad consiste en la capacidad de
hacer nuestra voluntad sin ser obstruidos por ningún obstáculo externo. Hobbes
entiende por obstáculo externo no solo objetos o procesos físicos, sino
también obstáculos hechos por
convención, tales como las leyes o las instituciones civiles. De modo que en la
vida civil la libertad consiste en
actuar en el ámbito en el que la ley está en silencio. Donde la ley calla, el
individuo tiene la libertad completa para actuar de acuerdo con su propio
arbitrio.
Por el contrario, Spinoza tiene una concepción extensiva
de la libertad, capaz de incorporar no solo la libertad de los individuos sino
la del Estado. Por libertad Spinoza entiende al menos dos cosas. Por un lado la
“libertad negativa”, libertad de interferencias externas. La libertad se
entiende en este sentido como lo opuesto a coerción, significando esta ultima “la interferencia deliberada de otro ser humano
en el ámbito de mi poder de actuación”. Spinoza ofrece potentes argumentos
contra la persecución de creencias y opiniones y a e acuerdo con extender la
libertad de pensamiento y discusión. La coerción no solo es desventajosa para
el Estado- engendra rebelión y descontento- viola también el derecho natural
del individuo. El fin del estado, se nos dice al final del Tratado Teológico
Politico, no es “transformar a los
hombres de seres racionales en bestias o autómatas, sino lograr mas bien que su
alma y su cuerpo desempeñen sus funciones con seguridad”.
Pero Spinoza asume también un sentido positivo de la
libertad, en virtud de la cual uno solo puede ser libre en una comunidad
autogobernada, en la que cada ciudadano participa en la creación de la ley. No
es suficiente con las ventajas que suponga la protección de la ley, uno debe de
ser también el creador de la ley que a su vez debe obedecer. Solo así puede
asegurarse la obediencia. Puede verse aquí una alusión al ideal clásico de la civitas libertas, o a lo que Quentin
Skinner ha denominado la “teoría
neo-romana del Estado libre”. De acuerdo con esta teoría un pueblo no es
libre porque sus miembros posean derechos contra la intrusión de otros
individuos o actores políticos sino si el Estado como un todo es capaz de
protegerse contra la intrusión externa, usando su poder para protegerse a si
mismo según su criterio. La libertad es
disfrutada por los individuos solo en la medida en que el Estado en que habitan
se halla libre de la indeferencia de terceros. En este sentido, la libertad
tiene menos que ver con la libertad individual que con el derecho de la comunidad
a determinar sus asuntos colectivos. Se sigue tanbien que es más probable
alcanzar la libertad en un Estado democrático, donde el pueblo tiene capacidad
colectiva para ejercer el poder soberano.
Hobbes hizo de su teoría de la libertad individual un arma
para desacreditar la teoría republicana del Estado. En su tiempo el filósofo
ingles había visto el florecimiento de
esta doctrina republicana entre aquellos que buscaban socavar la monarquía y
establecer la república como la única forma legitima de Estado. A diferencia de
Maquiavelo y otros neo-romanos que intentarían revivir el modelo de
republicanismo clásico, Hobbes pretendía
mostrar precisamente porqué ese modelo político
conducía con mas probabilidad a la guerra y la esclavitud que a la paz y la
libertad. “ La libertad que se menciona
tan frecuente y honorablemente en las historias y la filosofía d e los antiguos griegos y romanos, y en los
discursos y escritos de ésos que de aquellos recibieron todo su conocimiento de
la política, no es la libertad del hombre particular, sino la libertad de la
república” ( Lev XXI,8). Tal es la libertad de la republica, la libertad de
participar en los asuntos públicos. (….) La conclusión de Hobbes es que los
individuos pueden ser más libres en los regimenes monárquicos, -que en lo
esencial dejan a los particulares al
margen- que en las repúblicas, n donde están obligados a participar en la vida
publica, y en donde, por así decirlo, son “forzosamente libres”.
La crítica de Hobbes no acaba aquí. Las republicas no solo
son mas restrictivas de la libertad individual, sino que mantienen una
permanente invitación a la guerra civil
y, en buena medida debido a que están
construidas sobe una errónea concepción de la libertad. Entre las causas mas
importantes de desorden civil, están los ejemplos de las antiguas republicas
griegas y romanas, y de aquellos que los difunden en historias o en libros de política. En realidad Hobbes no era
ciego al atractivo de las antiguas republicas y a la”impresión intensa y placentera de las granes hazañas” de sus
lideres y ejércitos. Pero el gran peligro del modelo republicano y sus teóricos
estriba en la idea de que los ciudadanos solo son libres cuando participan
activamente en los asuntos de Estado. El resultado de esta concepción de libertad es que socava toda la legalidad legitimidad de los Estados que no son republicas.
Incitados por los antiguos, algunos jóvenes han desarrollado un odio excesivo a
la monarquía, lo que Hobbes llama “tiranofobia”. “De la lectura….de tales libros, los hombres han determinado matar a sus
reyes; porque los escritos griegos y latinos, en sus libros y discursos de
política, lo convierten en algo legitimo y laudable, siempre que, antes de hacerlo, se les llame tiranos
“(Lev XXIX, 14).
Hobbes repudia la forma popular del gobierno sobre la
vieja base de que demasiados cocineros estropean el guiso. En De Cive considera las reivindicaciones
de la deliberación pública, pero solo para rechazarlas como totalmente
utópicas. El modelo de democracia deliberativa requiere un estrecho
conocimiento de la política exterior e interior de lo que lo
naturaleza, carecen las grandes asambleas .Pero, mas importante, Hobbes
esta muy atento a los peligros d ela demagogia, inherente a las asambleas
populares. El gobierno por asamblea resulta ser el gobierno del orador mas
brillante. (…) “ …la naturaleza de la
elocuencia es hacer que lo malo y lo bueno, lo útil y lo perjudicial, lo
honesto y lo deshonesto parezca ser mas
o menos de lo que en realidad son, y hacer que parezca justo lo que es injusto
de acuerdo con lo que mejor se adapte a la intención del orador” ( De Cive
X,ii).Hobbes niega que sea consideración no se ajuste únicamente a los
políticos sin escrúpulos; mantiene, por el contrario, que es un hecho
cierto para las deliberaciones publicas
en general en las que de lo que se trata no es
“como todos los maestros de
retórica nos enseñan, de la verdad ( excepto por azar) sino de la victoria; y
cuya propiedad no es informar sino seducir “ ( De Cive X,II).
Las diferencias entre Hobbes y Spinoza derivan no solo de
los principios teóricos sino de sus respectivas experiencias políticas y sus
lecturas históricas. Para Hobbes, la experiencia política decisiva fue la
ejecución de Carlos I y lo que él entendió como una nefasta experiencia republicana:
la de Cromwell y su Protectorado. Traductor y permanente estudioso de Tucdides,
Hobbes consideraba el regicidio y la subsiguiente guerra civil como el
resultado directo de la fatuidad popular, fruto de la visión clásica de la
democracia y el autogobierno. Basándose en la relación de Tucidides sobre la
crisis ateniense tras el gobierno de Pericles, era fácil para Hobbes
interpretar los desordenes de su tiempo, como el resultado de la ausencia de un liderazgo fuerte y de las
tenencias anárquicas de la masa. Y aunque la argumentación que Hobbes ofrece en
el Behemoth fija múltiples causas en
el origen de la guerra civil, éste concede especial importancia al nacimiento
del “hombre democrático” un hombre
mas inclinado a la libertad que al orden.
En este sentido el análisis de Hobbes es diametralmente
opuesto al de Spinoza. Si Hobbes fue un miembro del partido del orden en Inglaterra,
Spinoza fue , en palabras de Etienne Balibar un miembro “del partido de la libertad”
en la política holandesa. Para Spinoza, la monarquía orangista, en coalición
con el clero calvinista, conspiraban para mantener al pueblo en estado permanente
de ignorancia y superstición. Paralelamente ya no era en el ateniense Tucdides
donde encontraba Spinoza un guión útil para
entender la política de su tiempo sino en el
historiador romano Tacito. Mientras que para muchos lectores
renacentistas, Tácito era en definitiva un sutil código cifrado de
maquiavelismo, Spinoza lo lee como un psicólogo d e la moral con fuerte
inclinación a favor de la libertad. (…) Y aunque la Amsterdan de Spinoza en poco se parece a la Roma de Nerón, esto no evitó que
Spinoza apelase a Tácito como apóstol de
la libertad individual. El capitulo final del TTP lleva como titulo: “Se
demuestra que en un estado libre está permitido que cada uno piense lo que
quiera y diga lo que piensa”. Este es un pasaje tomado directamente de Tácito y
que remite a la apología que el historiador romano hizo de la república.
El momento maquiaveliano de Spinoza
La influencia de Maquiavelo en Spinoza se ha formulado a
menudo en términos de realismo. Mientras que en la ética no hallamos referencias al gran teórico político
florentino, en otros lugares, y en especial en el Tratado Político Spinoza
incluye referencias explicitas y favorables a Maquiavelo. El filósofo holandés
asume la actitud realista de Maquiavelo hacia las
pasiones y trata de diseñar una realidad política para los hombres que no
pretende ser perfecta. Así, el Tratado Politico, comienza reprobando
severamente a los “filósofos” que han tratado las pasiones como vicios que hay
que deplorar, mas bien que como el estado natural de los seres corpóreos. Al
igual que Maquiavelo, critica a quienes han creado principados en el aire,
eludiendo afrontar a los hombres tal y
como son”: “ De ahí que las mas de
veces, hayan escrito una sátira en vez de una ética y que no hayan ideado jamás
una política que pueda levarse a la práctica sino otra, que o debería ser
considerada como una quimera o solo podia ser instaurada en el pais de la
utopia o en el siglo dorado de los poeta, es decir, allí donde no hacia falta
ninguna. En consecuencia, como se cree que, entre todas las ciencias que se
destinan al uso, la teoría política es la mas alejada de la práctica, se
considera que nadie es menos idóneo para gobernar el Estado que los teóricos o filósofos.”
(TPI,i,273)
Mucho antes de que los estudiosos modernos abrieran el
debate sobre si Maquiavelo era un consejero de tiranos o un patriota
florentino, Spinoza afirma haber identificado “cierta ambigüedad” por o que se
refiere a su verdadera intención. En El Príncipe, Maquiavelo había alertado
sobre la libido dominandi de la aristocracia,
su deseo de dominación. En lugar de la política basada en la gloria y la ambición,
el florentino ensalza las virtudes el pueblo, que no desea ni dominar ni ser
dominado, sino mantenerse al margen. Similarmente,
en los Discursos, elogia al pueblo por ser mas “decente” que los grandes,
porque solo desea ser dejado en libertad. El supuesto maestro del mal bien pudo
ser mas sincero partidario de la
libertad popular de lo que a menudo se
piensa. Maquiavelo, pensaba Spinoza, enseño a los ciudadanos a precaverse de
los príncipes y los preparó para la causa el gobierno popular. (TP V,7)
La preferencia espinosiana por un Estado democrático está
basada en un conjunto de razones que derivan de Hobbes y Maquiavelo. En primer
término, su teoría democrática se sigue de la doctrina hobbesiana del derecho natural. La democracia es la
forma de gobierno más congenial con el derecho natural. Si, como mantiene Spinoza, nuestro derecho
natural, es coextensivo con nuestro poder, se seguirá entonces que el derecho
del la mayoría en cualquier comunidad tendrá el respaldo de una mayor cantidad
de poder en dicha comunidad. Spinoza no es un demócrata sentimental. No cree
que las asambleas populares desarrollen
neceadamente una sabiduría superior, o que los procesos de deliberación
impliquen virtudes especiales. Su preferencia viene dictada por consideraciones
de pura Realpolitik. En términos del
contrato social, los ciudadanos incrementan realmente su poder en la medida en
que se asocian para alcanzar objetivo común.
Pero además, Spinoza, tiene otras razones distintivamente maquiavelianas para preferir
la democracia al gobierno monárquico. Porque, como Maquiavelo, desconfía en extremo
de las elites y su deseo de dominación. Spinoza se mantiene especialmente
vigilante ate el peligro de la tiranía, particularmente
de la tiranía eclesiástica, que se enmascara con formas de piedad y solicitud
para con las almas ajenas. Ya el TTP había advertido de los peligros del excesivo
poder sacerdotal, y de su tendencia a aliarse con la monarquía: “ Ahora bien, el gran secreto del régimen
monárquico y su máximo interés consisten en mantener engañados a los hombres y
n disfrazar bajo el especioso nombre de religión, el miedo con el que se les
quiere controlar, a fin de que luchen por su esclavitud como si se tratase de
su salvación, y no consideren una ignominia sino un máximo honor , dar su sangre
y su alma por le orgullo de uno solo ” (TTP, Pref 7). Este sistema, escribe
Spinoza, ha sido llevado a su perfección en Turquía, i. e. el Islam, en donde
la discusión franca y libre ejercicio de
la razón se han convertido en signo
de impiedad (TTP, pref 7)
La respuesta de Spinoza al problema de la persecución
religiosa fue mirar al antiguo Israel. De la misma manera que Maquiavelo había
utilizado Roma como a un espejo relector, Spinoza adopta el Estado hebreo como
un modelo y una historia ejemplar para su propio tiempo. Así, se interpreta el
Éxodo de Egipto como una suerte de reactualización del contrato social originario ( TTPVII, 205). Se
describe la transferencia originaria del poder a Moisés en el desierto como un
acto de voluntad democrática. Moisés es concebido como un hombre de estado algo
parecido al “profeta armado” maquiveliano: alguien capaz de instaurar buenas
leyes e instituciones apoyándose en la fuerza de su autoridad carismática
(…)
La respuesta de Spinoza al problema de la tiranía eclesiástica
es su teoria de la republica libre. El filósofo holandés tiene mas confianza
que Hobbes en las asambleas populares, y no porque sus miembros sean individualmente
mas fiables, sino porque piensa que la voluntad de un pueblo no puede unirse
para oprimirse a si mismo. (TTP,XVI,194).
Spinoza apuesta por la democracia porque
la considera como una alternativa mas realista que el Leviathan de Hobbes. Este
ultimo había diagnosticado correctamente el riesgo de la anarquía y de la
guerra civil, pero se había quedado a mitad de camino de una verdadera solución.
Spinoza no esta en absoluto convencido de que Hobbes haya resuelto la cuestión de
cómo evitar que un soberano se comporte mal con sus súbditos tal y como esos
mismos subiditos se comportarían en su estado natural.
¿Porqué habría de estar de acuerdo una persona racional en ser gobernado por alguien que tiene
poder absoluto y no sujeto a la ley? ¿Cómo limitar la avaricia y la ambicion una vez que alguien controla los impuestos y
el ejército? A pesar de su profesado realismo, Hobbes se muestra utópico en sus
expectativas sobre el poder monárquico. Irónicamente, la vuelta a Maquiavelo
por parte de Spinoza no era necesaria porque Hobbes fuera demasiado hobbesiano
sino porque no lo era bastante.
(...)
“No existe nada mas útil que el hombre”
“No existe nada mas útil que el hombre”
A diferencia de Hobbes, Spinoza considera que la sociedad existe no solo para
que sus miembros eviten los males del estado natural sino también para alcanzar
un ideal de bien para los hombres. Y en el peor de los casos, reconoce la
utilidad de la sociedad como medio para satisfacción de las necesidades. Si la Ética
nos enseña algo, es que somos criaturas
dotadas de un cuerpo, enteramente
compenetradas con el orden natural y mutuamente dependientes, y esto es lo que
hace necesaria la sociedad. Spinoza apela a la importancia de la necesidad para
la fundación de la sociedad. Lo justo y lo injusto es determinado por o que nos
es mas útil.
(…)
Pero aunque nuestra relación con otras especies, e incluso
con el resto de la naturaleza humana, puede estar marcada por la utilidad, la
relación con nuestros semejantes contiene un componente moral. La sociedad pude
surgir de la necesidad y del deseo de seguridad, peo la finalidad del contrato social
es fundamentalmente el incremento de la libertad No la mera utilidad sino la potenciación es el fin de la comunidad democrática.
Para hacer posible la libertad no basa con un estado en el que este asegurada
la protección de los individuos: es necesario favorecer también nuestra
racionalidad y poder de actuación. En un pasaje destacado, y que ha sido ampliamente
omitido, Spinoza intenta mostrar como la naturaleza humana misma viene transformada
a partir del proceso de asociación: “Hay muchas cosas fuera de nosotros que nos
son útiles, y que por ello han de ser apetecidas. Y entre ellas, las más excelentes
son las que concuerdan por completo con nuestra naturaleza. En efecto, si, por
ejemplo, dos individuos que tienen una naturaleza enteramente igual se unen
entre si, componen un individuo doblemente potente que cada uno de ellos por
separado. Y asi nada pueden desear los hombres que sea mejor para la
conservación de su ser que el concordia de
todos en todas las cosas, de suerte que todas las almas de todos formen
como una sola alma, y sus cuerpos un solo cuerpo ( Etica,IV,18).”
Este pasaje así parece una primera tentativa de la teoría de la voluntad general del
Contrato Social de Rousseau, en donde se postula que la libertad d cada uno se
incrementa al combinarse con otros a fin de perseguir algún bien común. Para
ambos, el contrato social proporciona a los individuos una liberad moral que no
poseían en el estado de naturaleza. En ese ultimo, cada cual tiene derecho a
todo lo que su poder le permite. Pero, en la sociedad civil, el derecho natural
es suplantado por el derecho civil, que no solo liita los derechos de cada uno sino que establece unas reglas generales
de$ moralidad social. El contrato social es algo mas que un dispositivo legal,
es una institución moral que establece, no solo la paz, sino la libertad. En
este sentido, tanto Spinoza como Rousseau rompen con el precedente de la
tradición estoica y ciceroniana de la ley natural, para la cual tenemos
obligaciones morales con todos los seres humanos, incluso e otras sociedades.
Para Spinoza y Rousseau, las obligaciones morales son un producto del contrato
social, por lo que estamos exentos de obligaciones con quien no nos liga una
relación contractual alguna.
Además ambos pensadores
coinciden en que solo en una republica democrática las acciones adquieren
fuerza de moralidad, porque solo en tal estado puede considerarse que uno
acepta libremente las leyes. Lo opuesto a la libertad no es la necesidad sino
la esclavitud, y esta última significa el gobierno arbitrario de otro o la
dependencia de la voluntad de otro. Así el contrato social crea una volonté
generale o “una sola mente y un solo
cuerpo” donde previamente había una pluralidad de mentes y cuerpos
particulares. Solamente con esa transferencia de poder desde el individuo al
soberano, nuestra libertad ad adquiere una dimensión moral y cívica. Una persona
que sigue sus instintos o afectos no es libre, sino esclavo de sus pasiones. La libertad significa
actuar de acuerdo con las leyes d la razón. Solo somos totalmente activos, estamos
verdaderamente vivos cuando nos
sometemos nosotros mismos a la guía de la razón. La acción racional es lo enteramente opuesto a la ausencia de regulación: significa actuar con las leyes que nos damos a nosotros mismos. La libertad
equivale a autolegislación.
La relación que hace Spinoza del contrato social incluye,
por tanto, un rasgo fuertemente democrático. En el estado democrático todos
siguen aquellas leyes a las que cada uno ha contribuido. Esta visión viene
confirmada casi al final de la cuarta parte:” El hombre que se guía por la razón
es más libre en el Estado, donde vive según leyes que obligan a todos, que en
la soledad donde solo se obliga a si mismo”
(Etica,IV,73). La idea de que la libertad se actualiza a través de la
pertenencia a una comunidad de agentes racionales se confirma en el siguiente
pasaje: “ Al hombre que se guía por la razón
no es el miedo lo que le lleva a obedecer si no que, en la medida en que se
esfuerza para conservar su ser según el dictamen de la razón-esto es en cuanto
que se esfuerza por vivir libremente- desea sujetarse a las reglas de la vida y
utilidad comunes y por consiguiente desea vivir según la legislación común del Estado
.El hombre que se guía por la razón desea , por lo tanto para vivir con la mayor libertad, observar las
leyes comunes del Estado “ ( Etica,IV,73d) (1)l
(1)
.-I. Berlin clasifica a Spinoza, junto con Hegl l y Marx, como defensores d e
la libertad positiva y en consecuencia coo enemigos del liberlismo. ( I.Berlin “ Dos conceptos de la libertad”.
Steven B. Smith “Spinoza y el
libro de la vida”.-Biblioteca Nueva.-Madrid 2007
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