"Los que se aferran a valores
y pautas morales
no son de fiar….
mucho
mas dignos de confianza
son los dubitativos….
son los dubitativos….
que
están acostumbrados
a examinar las cosas."
a examinar las cosas."
("…) Plantearé ahora dos preguntas.
Primera ¿En qué sentido fueron diferentes
aquellos raros individuos que no
colaboraron en ningún aspecto de la vida ordinaria y se negaron a participar en la vida pública, aunque no
fueron capaces de rebelarse activamente?
Y segunda, si aceptamos que quienes
sirvieron en cualquier nivel y en cualquier grado de responsabilidad no
eran simplemente unos monstruos ¿que es lo que les hizo comportarse como lo
hicieron? ¿ Con que argumentos morales, ya no legales, justificaron su conducta
tras la derrota del régimen y la quiebra del “ nuevo orden” , con su nueva serie de valores?
La respuesta a la primera pregunta es relativamente sencilla: los no participantes, considerados irresponsables por la mayoría, fueron los únicos que se atrevieron a juzgar por si mismos, y fueron capaces de hacerlo no porque dispusieran de un mejor sistema de valores ni porque las viejas pautas sobre lo correcto y lo incorrecto permanecieran firmemente enraizadas en su mente y en su conciencia. Por el contrario, todas nuestras experiencias nos indican que fueron precisamente los miembros de la sociedad respetable que no se habían visto afectados por la agitación intelectual y moral de las primeras fases del periodo nazi quienes primero se entregaron.
La respuesta a la primera pregunta es relativamente sencilla: los no participantes, considerados irresponsables por la mayoría, fueron los únicos que se atrevieron a juzgar por si mismos, y fueron capaces de hacerlo no porque dispusieran de un mejor sistema de valores ni porque las viejas pautas sobre lo correcto y lo incorrecto permanecieran firmemente enraizadas en su mente y en su conciencia. Por el contrario, todas nuestras experiencias nos indican que fueron precisamente los miembros de la sociedad respetable que no se habían visto afectados por la agitación intelectual y moral de las primeras fases del periodo nazi quienes primero se entregaron.
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La condición previa para
este tipo de juicio no es una inteligencia altamente desarrollada o una gran
sutileza en materia moral, sino mas bien la disposición a convivir
explícitamente con uno mismo, tener contacto con uno mismo, esto es, entablar
ese dialogo silencioso entre yo y yo mismo que, desde Sócrates y Platón podemos llamar pensamiento.
Esta manera de pensar, aunque se halla en la raíz de todo pensamiento
filosófico, no es técnica y no tiene nada que ver con problemas teóricos. La
linea divisoria entre los que quieren pensar y, por lo tanto, han de juzgar por
si mismos, y quienes no quieren hacerlo, atraviesa todas las diferencias sociales,
culturales y educacionales. A este respecto
el completo derrrumbe moral de la sociedad respetable durante el régimen
de Hitler puede enseñarnos que, en
semejantes circunstancias, quienes aprecian los valores y se aferran a las
normas y pautas morales no son de fiar: ahora sabemos que las normas y las
pautas morales pueden cambiar de la noche a a l a mañana y todo lo que queda es el hábito de aferrarse a
algo. Mucho mas dignos de confianza serán los dubitativos y escépticos, no
porque el escepticismo sea bueno o la duda saludable, sino porque esas personas
están acostumbradas a examinar las cosas
y construir se sus propias ideas. Los mejores de todos serán aquellos que solo
tengan por cierto una cosa: que, pase lo que pase, mientras vivamos habremos de
vivir con nosotros mismos."
“Responsabilidad personal
bajo una dictadura”.-Hanna Arendt 1968
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