Breve historia del sorteo
en política: de Atenas a la Revolución Francesa
Por Yves Santonnier (*)
En Francia existe la costumbre
de “sortear los reyes” en epifanía. Los orígenes de esta costumbre remontan al
menos a las Saturnales, la principal
fiesta romana. De carácter carnavalesco, tenía lugar aproximadamente en el solsticio
de invierno, en las 12 horas intercaladas entre el ciclo solar y el lunar.
Abundaban con aquella ocasión banquetes
y orgias. Se suspendían las normas sociales. Especialmente se permitía divertirse en juegos de azar como los dados, que era una
práctica normalmente prohibida. Los esclavos comían en la mesa de sus señores, e incluso se
hacían servir por ellos. .Los hombres liebres echaban a surtes el Rey de las Saturnales
(Saturnalicius prínceps) que podía dar órdenes burlescas a sus súbditos (2). Algunas versiones de las Saturnales
presentaban sin embargo un aspecto trágico. Algunas fuentes griegas posteriores,
encontradas por Franz Curnot (3) y comentadas particularmente por el
antropólogo James G. Frazer, nos informan que los soldados acantonados en el
Danubio para proteger al imperio de los
barbaros tenían la costumbre de celebrar
la fiesta de la manera siguiente: : treinta días antes de las Saturnales sorteaban
un hermoso joven. Revestido con ornamentos reales, representaba a Saturno, se
paseaba en público y podía satisfacer sus pasiones, incluso las consideradas más
viles. Su reino era de corta duración: “una vez terminada la fiesta, se cortaba
la garganta sobre el altar del dios al que representaba. En el año 303 de nuestra
era, la suerte le toco al soldado cristiano Dasius, quien rehusó jugar el papel
de dios pagano y mancillar sus últimos días
con ese desenfreno. Las amenazas y argumentos de sus jefes no sirvieron para
quebrantar su determinación y fue decapitado como el martirologio cristiano lo
cuenta con una precisión minuciosa, en Durasrtorum, por el soldado Jean, el
viernes 20 de noviembre, el día lunar veinticuatro de la cuarta luna (4).
Antropólogos e
historiadores han debatido extensamente sobre este relato que es atribuible más
bien al mito que a la realidad histórica (5). Se han ocupado de la invención
carnavalesca de las relaciones sociales y sobre el sacrificio del pseudo-rey pero no han prestado atención a la forma en la que éste era designado y a la
corta duración de su reinado. Tras la elección a intervalos regulares de los gobernantes, el par de
instituciones: la del sorteo y la de la rotación rápida de los mandatos ha constituido
sin embargo uno de los modos de selección de dirigentes más extendidos en la
historia democrática y republicana de occidente. Bajo el aspecto de una parodia
las Saturnales romanas donde se elegían a los reyes son un rastro conservado de
aquello.
En el momento en que el
sorteo parece volver tras un eclipse de centenares e incluso de millares de experiencias
políticas (6), es interesante preguntarse
sobre la forma en que este procedimiento ha sido utilizado en el pasado.
¿Cuáles han sido los recursos políticos del sorteo en política? ¿ Cuáles han
sido las experiencias más destacables? Más allá de las monografías, bastante
numerosas, las primeras historias sintéticas del sorteo fueron redactados por
políticos, estimulados particularmente por la obra seminal de Bernard Manin (7)
más que por los historiadores. Quisiéramos aquí dar cuenta a grandes rasgos de su
historia.
Los antiguos orígenes:
Si bien los pasajes que
hacen mención al sorteo son muy escasos en el Muevo testamento, son por el
contrario muy numerosos en el Antiguo Testamento, atestiguando de un uso
bastante frecuente del procedimiento entre las tribus judías. Lo mismo ocurría
en rodo el Medio Oriente, en los pueblos germanos y en la alta antigüedad
griega. La mantica, es decir, las practicas adivinatorias, y el reparto de
bienes, sobre todo en las herencias y en los botines de guerra ganados en
conquistas parece que implicaban de manera muy precoz esta práctica. El término
griego de “kleros” designa además “la suerte” pero también “el lote” o “la porción”, en particular en el
marco de los reglamentos sucesorios como en los adivinatorios (8). Esta
etimología se vuelve a encontrar en el término tardío de · lotería”, o en el inglés
selection by lot (selección aleatoria).
En ciertos casos, la práctica del sorteo se extendió de la magia y el reparto
de bienes hasta la selección de los dirigentes políticos.
Se hacían los sorteos de
dos maneras. En una primera, se inscribían sobre tabletas llamadas en latino
“suertes”, nombres, signos o palabras, antes de sortear a ciegas. La etimología
de la palabra viene de ahí (lo mismo sucede con el mismo término en hebreo). Se
utilizaban también con frecuencia habas u objetos del
mismo tipo en lugar de tabletas. También podía recurrirse a dados o
huesecillos. Aquí también la etimología es significativa: la “suerte” viene del
latín “cadentia” que significa originariamente
la manera en que caían los dados; el “azar” viene del árabe “aza-zahar”, que
era un juego de dados, igual que en latín
el alea, de donde deriva la frase: “alea jacta est”·, “los dados han
sido echados” de Cesar cuando franqueó
el Rubicon. Hasta la aparición de
técnicas específicas, el recurso al método aleatorio en política se hizo más
bien por sorteo que por dados.
Grecia clásica y
helenística: resolución imparcial de conflictos y democracia:
Fue en la época clásica, y
particularmente en Atenas donde el sorteo de cargos públicos se hizo sistemático
y donde su utilización política se emancipó de sus significados religiosos y
sobrenaturales ( 9). El procedimiento se hizo habitual y los griegos inventaron
un instrumento utilizado, según creo, únicamente para decidir los asuntos de la ciudad,
el “kleroterion”, literalmente: “ la maquina para
sortear”. Se trataba de una estela de mármol de la altura de un hombre con
cinco columnas provistas de ranuras que permitían colocar en ellas las
tablillas en las que estaban grabados los nombres de aquellos entre los que se iba
a proceder a una elección aleatoria. Se
servían de bolas negras y blancas introducidas en un tubo paralelo para decidir
los nombres que iban a retenerse y los que iban a ser rechazados.
Las prácticas políticas
atenienses han sido ampliamente discutidas y disponemos de numerosos análisis en
francés. Contentémonos de recordar los rasgos principales. En los siglos V
y IV a.C. el sistema político ateniense reposaba sobre tres pilares: la
asamblea de ciudadanos (Ecclesia), que se reunía periódicamente y poseía el poder
supremo; la elección de los magistrados por esta Asamblea y el sorteo. Este último intervenía en varios dominios.
Las magistraturas que no se proveían por
elección (nueve de cada diez aproximadamente) eran objeto de una selección
aleatoria entre ciudadanos voluntarios. Los miembros del Consejo de los 500, la
Bulé, cuyas tareas eran a la vez legislativas y ejecutivas , eran seleccionados de la misma forma, así
como los de los tribunales ( Helie), que eran jurados populares compuestas por
ciudadanos no profesionales. Además, el sorteo era también utilizado para asuntos secundarios como para elegir
al presidente de la sesión, el reparto de tareas en el seno de los órganos colegiados,
la rotación de las responsabilidades en el interior de los consejos y
magistraturas (10).
El sorteo de los cargos
públicos no desapareció con la ocupación de Atenas por los macedonios en el 323
a.C . No fue sino hasta el 103-102 a.c
cuando fue defectivamente abolido, por la presión de los romanos. Atenas había
favorecido su difusión entre las constituciones de otras ciudades bajo su dominio y no era por lo tanto la única a utilizar
este sistema. El procedimiento fue
ampliamente usado en el mundo helenístico. No obstante perdió una parte de su
substancia al tiempo que lla política entendida como debate público de los
asuntos de la ciudad, tendió igualmente a perder la importancia que tenía. En
el curso de ese periodo se acudió al sorteo más bien para resolver
otras cuestiones que para la elección de cargos. Ciertos cargos
litúrgicos continuaron a seleccionarse de esa manera, a partir de una lista de
ciudadanos cualificados. Es por esta
razón que de la palabra “kleros” se forjó progresivamente la palabra “clero”.
(11)
En el mundo clásico, y en
particular en Platón y Aristóteles,. El sorteo era considerado una
característica de la democracia mientras que la elección era vista como lo propio de un procedimiento aristocrático.
Esta interpretación ha dado lugar a un vivo debate del que se pueden extraer
algunas conclusiones. No hubo una
coincidencia absoluta sorteo/democracia.
El análisis de Aristóteles se matizaba
contemplando algunos casos de la institución y considerando que las elecciones
también podían ser más o menos democráticas. Además el sorteo fue utilizado en
contextos no democráticos: los oligarcas que desmantelaron la
democracia en el 411 lo utilizaron por ejemplo cuando tuvieron que designare en
su seno quienes iban a ejercer las funciones ejecutivas. De una manera global,
el sorteo favorecía la imparcialidad en la toma de decisiones (los jurados, se
sorteaban cada mañana y así no podían ser susceptibles de influencias
previas). Y disminuía la competencia por
el poder. En contextos no democráticos, sin embargo, se usaba en procedimientos
de menor importancia como para la presidencia de la sesión o el orden de
rotación de los cargos públicos.
El desarrollo del recurso
a la selección aleatoria de los cargos públicos siguió muy de cerca al propio
desarrollo de la democracia. De manera significativa, con los golpes
oligárquicos de los Cuatrocientos (en el 411) y
de los Treinta Tiranos (en el
404), el sorteo de magistrados fue suprimido. Inversamente, todas las ciudades
en las que el sorteo conoció una expansión fuerte eran democráticas (12). El
recurso masivo del sorteo para la designación de magistraturas radicalizaba el ideal
de igualdad entre ciudadanos e iba parejo
de los cambios sociales, jurídicos y militares de importancia
La igualdad político-jurídica
que instituta compensaba en parte las diferencias socioeconómicas que
persistían. Asociado a la rotación rápida de los cargos públicos (las
rotaciones sucedían entre un mes y un año), a la prohibición de la acumulación de mandatos, (no
se podía ocupar semitamente varios cargos ni tampoco se podía ser miembro de la Boule mas de dos veces en la
vida), y la colegialidad de todas las magistraturas, el sorteo permitía limitar
al máximo la cooptación del poder político y su monopolio por cualquier facción
de ciudadanos. El poder (arche) no se concentraba en “un personaje único en la
cumbre de la organización social”. Siguiendo un ciclo regular, pasaba de unos a
otros “de manera que mandar y obedecer, en lugar de oponerse como contrarios
absolutos, se hacían términos inseparables de una misma relación reversible”
(13)
Como escribe Moses I.
Finley, platearse esto representa un reflexión saludable para nosotros, los
modernos que demasiado rápidamente tenemos tendencia a quedarnos en la
ecuación: “ democracia = elecciones) (14). La edad de oro de la polis ateniense—y
de Grecia- corresponde a la máxima expansión de la institución del sorteo en
política. Esto reposaba sobre una epistemología política que resume muy bien
Tucidides al reproducir el discurso de Creón: “¿Vamos a olvidar (…) que en
general , las ciudades están mejor gobernadas por la gente ordinaria que por
hombres de espíritu más sutil? Estos últimos quieren siempre parecer más
inteligentes que las leyes (…) La gente común, por el contrario (…) no pretende
tener un discernimiento mayor que las leyes. Menos hábiles para criticar la
argumentación de un orador elocuente, se dejan guiar, cuando juzgar sobre los
asuntos públicos, por el sentido común y
no por el espíritu de competición. Es por esto que su política da generalmente resultados felices “(15)
Roma, un procedimiento de
consenso sancionado por la religión:
Aunque en menor medida, en la república romana se aplicaron igualmente procedimientos de sorteo como uno de los
múltiples modos de escrutinio y elección que practicaba. No tuvieron la importancia de los de Atenas,
sin duda porque Roma no fue nunca una democracia , al menos comparándola con
Gracia. El procedimiento presentaba
cuatro formas principales.
El recurso al sorteo intervenía
en la determinación del orden en que los Comicios Centuriales, la más
importante de las asambleas romanas. Las “centurias” de la clase superior
votaban las primeras, después venían las de las tres clases intermedias,
después los miembros de la clase inferior.
La suerte era la que decidía la sucesión de los votos en el interior de
la clase superior, particularmente de la centuria que votaba en primer lugar (centuria
praerogativa), Los votos eran escrutados y el resultado se iba proclamando una centuria
tras otra. Cada centuria contaba por un voto, las clases superiores contaban
con un mayor número de centurias aunque las centurias populares tuviesen muchos
mas miembros. Además solo se tenía en cuenta en el seno de una centuria la
posición mayoritaria. En este sistema censitario la centuria prerrogativa tenía
el predominio. Cuando se alcanzaba la mayoría, se detenía la votación. De esta
manera era raro que las centurias populares pudiesen expresarse; no
ocurría más que cuando desacuerdos graves dividían a las clases
superiores. El recurso al sorteo favorécela formación de un consenso en el seno
de las clases dominantes, dándoles además una unción religiosa puesto que se
efectuaba bajo auspicios divinos (16). Para que hubiese tenido un sentido
democrático hubiera sido necesario que se aplicase en las centurias de todas
las clases censales. Parece que Cayo Graco lo propuso en su tribunado (17) pero
no fue adoptada ninguna ley en este sentido.
El sorteo servía también
para determinar el orden de voto en los comicios tribales. Se sacaba a suertes
entre todas las “tribus” de pertenencia y conllevaba por lo
tanto una lógica igualitaria. Pero esto era relativizado por el peso proporcionalmente
más débil de las clases populares en las tribus y era por lo tanto simbolice ya que los comicios
tribales tenían un peso proporcionalmente restringido (18). El sorteo se usaba
también en la designación de ciertos cargos secundarios, administrativos o
litúrgicos y para elegir a los jurados populares. Finalmemte se utilizaba en
las magistraturas colegiadas como el consulado para distribución de
competencias en el tiempo y en el espacio o para instaurar una cierta división
del trabajo, sirviendo igualmente para determinar el orden en que debían
marchar las legiones y en otra serie de decisiones militares (19)
Aunque la elección fue con
mucho el método político más empleado en la república romana, el sorteo no
dejaba de ser run procedimiento bastante
habitual. Revestía un significado religioso no desdeñable pues tenía a
los ojos de sus actores una apariencia con las técnicas adivinatorias que
estaban muy reconocidas en la época. Igual que la elección, desapareció en el Imperio en beneficio del nombramiento desde arriba a medida que la
política romana se transformó en un teatro
ficticio y se consolidaba el monopolio
del emperador en el poder. Durante un periodo transitorio fue empleado incluso
por el emperador contra el Senado: en lugar de reunirlo en sesión plenaria, se
sorteaba a un grupo de senadores para las deliberaciones y este grupo restringido
tenía así menos peso que la asamblea en su totalidad para oponerse al emperador.
Pero aun así esto era demasiado y se terminó por designar directamente a
aquellos senadores.
El renacimiento del sorteo
en las comunas italianas:
Con la caída del
imperio romano el sorteo en política
resulta tan olvidado como las elecciones o el voto. Uno de los escasos
testimonios del uso de la elección
aleatoria para designar titulares de algún cargo público se refiere a la
elección del obispo de Orleans en el siglo V. El sorteo parece haber sido
practicado de forma esporádica en el seno de la Iglesia como da fe el sínodo de
Barcelona en el 599 ( 20)
Fuera del círculo de la
realeza, la primera instancia política que reaparece en la alta Edad Media fue
la asamblea general de ciudadanos (cives) que fueron llamadas universitos o
parlamentos. Su origen parece ser más cristiano que romano pues la comunidad de
fieles tuvo de manera temprana la costumbre de reunirse en el atrio de las
iglesias. Durante mucho tiempo la asamblea ratificaba tanto los titulares de
los cargos políticos como eclesiásticos, ambos dominios no se diferenciaban
claramente. Las decisiones se tomaban por unanimidad aparentemente, por
aclamación. Lo más frecuente es que se tratase de dar consentimiento popular a
una opción ya tomada previamente por la
elite. Fue sin embargo con el ascenso de
poder de los parlamentos cuando nació la
institución comunal (21).
El historiador católico,
Leo Moulin ha sostenido que las técnicas deliberativas modernas tienen su
origen en las prácticas religiosas de la edad Media, la extensión no llego más
que posteriormente con las Comunas (22).Esta tesis merece matizarse. El verdadero nacimiento de las
técnicas electorales y de las maneras de escrutinio en el seno de la Iglesia y
las ordenes monásticas datan como mucho del siglo XII y no se afirman plenamente
más que a partir del XIII. Es, precisamente desde el siglo XIII, en particular
en numerosas comunas de Italia del Norte y del Centro donde se pusieron en
marcha los procedimientos modernos de decisión, en particular el escrutinio
mayoritario, el voto secreto y el voto
en varios turnos (23). Es en el conjunto de estas experiencias políticas donde
reapareció el sorteo (la llamada electio ad sortem o ad brevia), y esto a una
escala que no había tenido lugar desde Atenas. La experiencia municipal, que se
prolongó bajo otra forma hasta el principio del siglo XVI en Florencia y en
Venecia hasta la época de la Revolcón Francesa, representa un momento capital
de la historia política de occidente, muy subestimado en Francia. Las diferentes maneras de escrutinio fueron entonces objeto, de una reflexión montable.
Así, en 1292, en Florencia, fueron discutidos no menos de 24 sistemas
electorales para la elección del
presidente. Si las primeras experiencias del sorteo en política datan
del siglo XII, el procedimiento se generalizó en el XIII, en el momento mismo en que la Iglesia lo prohibía definitivamente
en su seno ( en 1223). Fue la edad de
época de las Comunas. Las ciudades italianas, situadas en la región más
rica del mundo occidental se contaban
además entre las más pobladas de Europa.
Los lazos de la aristocracia feudal se relajaban poco a poco mientras que
se reforzaban los de una “burguesía” artesanal y comercial estructurada en
corporaciones. En un primer momento, las Comunas tuvieron concentrado lo
esencial del poder en manos de unos
pocos dirigentes: cónsules primero, podetsa y consejeros restringidos después.
El papel efectivo de la asamblea de los ciudadanos se limitaba a pocas cosas.
No obstante las luchas por el poder entre familias y grupos sociales fueron tan
virulentos que a partir del siglo XIII, las Comunas buscaron métodos para
calmar las pasiones suscitadas por las elecciones. El “voto de compromiso” contemplaba
confirmar el nombramiento de magistrados a electores considerados como
prudentes y más propensos a pronunciarse
por bien común que por atender a intereses particulares. Se trataba por
tanto de afirmar, en teoría al menos, la unidad de una ciudad amenazada por
luchas de facciones. Esta unidad imaginada de la comunidad tenía sin duda
orígenes religiosos (24), pero las concepciones puramente laicas prevalecieron.
Las comunas multiplicaron los sistemas
para conseguir identificar los “buenos “electores:
turnos de escrutinio, voto por mayoría calificada, escrutinio secreto, etc. En
el marció de esta dinámica el sorteo se impuso como un momento particularmente
valioso. Asi partir de 1268 y hasta 797 Venecia llevo esta lógica a su perfección. Es testigo de ello el ejemplo de Lorenzo
Tiepolo. El 23 de julio de 1268 fue nombrado Dogo de la serenísima república. Tal y como estaba previsto por la,
ley cuando el cargo quedaba vacante, el Gran Consejo (que contaba cerca de
500 miembros en esa época) se reunió solemnemente. El consejero más joven sale
de la sala de reuniones y vuelve a entrar
con el primer niño cuya edad esta comprendida entre 8 y 10 años que encuentra en la calle. En el
centro de la sala se coloca una bolsa grande que contiene tantas bolitas de madera ( belote) como consejeros..
En treinta de ellas figura
la palabra “elector”. Los consejeros desfilan en silencio ante la urna la urna
y el “ballotin”, es decir el niño saca una bolita y la va dando a cada uno.
Los 30 consejeros que reciben una bolita
electoral se quedan en la sala que es abandona de inmediato por los restantes.
Los consejeros presentes no pueden pertenecer
a la misma familia o tener relaciones de consanguinidad con otros. Si se da
este caso, renuncian a su cargo y son reemplazadas con el mismo sistema por otros consejeros. En un
segundo tiempo, estos 30 consejeros restantes se reducen a nueve con el mismo
sistema. En un tercer tiempo, los nueve seleccionados elijen a 40 personas
entre los miembros del Gran Consejo por voto de mayoría de mayoría cualificada.
En un cuarto tiempo, los 40 electos de esta manera se reducen a 12 por nuevo
sorteo, en un quinto eligen a 25
personas entre consejero que a su vez en un sexta etapa esos 35 se reducen a 9, en la séptima etapa… (…) y así hasta nueve etapas en la que 41 últimos
elegidos eligen al Dogo por mayoría de
25 votos al menos.
A partir de finales del
siglo XIII, se desarrolla otro uso del sorteo, de forma paralela. Consistía en
seleccionar aleatoriamente, ya no a los electores sino a los magistrados
mismos. Sin embargo, al contrario de Atenas, este sorteo no era efectuado entre
ciudadanos voluntarios sino entre ciudadanos previamente seleccionados de una
lista. Florencia encarna como nadie y durante más tiempo esta lógica. A partir de 1329,
fecha en la que el procedimiento se fija, la mayor parte de los cargos de
gobierno y de funciones administrativas (hasta la Signoria, equivalente a
nuestro ejecutivo), así como los puestos de los dos consejos legislativos y una
buena parte de las funciones judiciales, se distribuyen efectivamente por un
método aleatorio (la trata, en el lenguaje de la época). Los nombres de los candidatos
se desatiban previamente en una bolsa (borsa)
de las que se sacaba a suertes, a medida de la rotacion de los mandatos, Los procesos
de designación se desarrollaban en cuatro etapas. En una primera, los comités
seleccionaban las personas consideradas como aptas en función de criterios políticos
y personales a la vez, en cada barrio de la ciudad. Los ciudadanías seleccionados (noiminatti) eran a
continuación examinados por comisiones
electorales compuestas por personalidades nombradas (los arrti). Los que
obtenían una mayoría cualificada de dos tercios en ese primer escrutinio (squitinno),
se inscribían entonces en trozos de
papel que se depositaban en las bolsas de cuero (los imborsatti). . Para los
cargos sujetos a cuotas, los nombres se colocaban en bolsas de cuero diferentes según su
pertenencia a las corporaciones superiores o inferiores .En esta tercera etapa intervenía
el sorteo de magistrados realizado por personas nombradas al efecto (los
accopiatori). Finalmente, la cuarta etapa consistía en eliminar l0s nombres de
aquellos que no respetaban los criterios
en vigor (los devieti). Era preciso, por ejemplo, estar al corriente en los
impuestos, no haber sido sentenciado por una causa penal, no haber ejercido el
cargo similar recientemente , no acumular cargos importantes, no tener
parientes en puestos similares, etc. ( 26)
Según las épocas, la lista
de los imborsati fue más o menos grande
y ujna parte importante de los conflictos entre los partidarios de un
governo stretto y los de un governo largo giraban en torno a su mayor o menor
amplitud. La elección que era acompañada
de sorteo carecia, no obstante , del
significado que adoptaría con los
Modernos. Nosotros entendemos por “ elección” un proceso en el por el cual la
base designa por un voto a sus representantes. Para los florentinos, al
contrario, las elecciones era un procedimiento de cooptación por el que la
elite que monopolizaba ampliamente el poder de hecho elegía a los que juzgaba dignos de participar
en la gestión de los asuntos
públicos. Esta lógica no se modificó más
que con la creación del Gran Consejo a finales del siglo XVI: el conjunto de
sus miembros ( más que las comisiones
electorales restringidas) terminaron por participar en el voto y todos los
miembros del Gran Consejo serian automáticamente elegibles. Aunque la tendencia popular consiguió en
varias ocasiones imponerse en el curso de la historia de la Comuna., Florencia
no fue nunca una democracia en el
sentido ateniense. Asociado a la rotación rápida de los cargos, la
selección aleatoria de los magistrados hizo de ella sin embargo una república donde una buena
parte de la población podía, como en Atenas, gobernar y ser gobernada
alternativamente. (27)
Los jurados:
Otras experiencias se
inspiraron frecuentemente en estos ejemplos del sistema de sorteo a lo largo de
los siglos XIV al XVIII, en particular en la Corona de Aragon donde la
insaculación, cuyo significado es literalmente: “introducción en la bolsa”, constituye
un procedimiento empleado masivamente
como en las Comunas italianas. (28.
Sería
demasiado largo hacer una lista exhaustiva. Basta con mencionar el ultimo
ámbito donde floreció el sorteo: el de
los jurados o tribunales populares,
conocidos en Francia bajo la forma de “ assises”.Se puede bosquejar una genealogía
de las idas y venidas de la institución del sorteo entre la esfera política y
la jurídica. A finales de república florentina
en 1530, Venecia parce retomar la antorcha del republicanismo inventado orillas del Arno. El gran teórico ingles James
Harrington (1611-167) examinó detalladamente la constitución veneciana y las ideas republicanas de la ciudad del Adriático
que parecía conocer personalmente (29). Su influencia sobre los revolucionarios
ingleses y americanos fue de importancia y numerosos proyectos de constitución
de las colonias americanas, propuestas pro ejemplo por Willian Penn (
1644-1718) o TYhomas Paine ( 1737-1809), incluían el uso del sorteo
inspirándose de los modelos veneciano y florentino. Las propuestas fracasaron
en la esfera política pero se concretaron en los jurados populares que habían
sido importados de Inglaterra. En Carolina del Suer y Pensilvania se adoptó
también la selección aleatoria para determinar una parte delo miembros de sus
jurados al principio de los años 1680. El sorteo fue después reexportado a Inglaterra
donde la selección de jurados conforme a esta técnica fue instituida en 1730. Numerosos
estados norteamericanos siguieron su ejemplo a lo largo del siglo XVIII (30)
La revolución
Francesa, inspirándose en los modelos inglés y americano, generalizo lo tribunales populares (asisses) seleccionándolos por sorteo a
partir de una lista de ciudadanos cooptados. , con un procedimiento que se
aproximaba al sistema florentino de unos siglos antes. La variante francesa de los
tribunales populares se extendió por
todo el continente. Al principio de los años 1970, en Estados Unidos y después
en numerosos países entre ellos Francia, el sorteo de jurados se efectuó directamente
entre todos los ciudadanos y no a partir
de algina lista elegida previamente por la autoridad. Recientemente los politólogos,
el alemán Peter Dienel y americano Ned Crossby inspirándose en los jurados
franceses, propusieron el sorteo
a partir de un censo de ciudadanos para que debatan los
asunto públicos.
Significado
del sorteo en política:
Sorteo,
democracia y autogobierno republicano. Toda un alinea de pensamiento ha seguido
la tesis de Aristóteles que puede parecer contra-intuitiva para nuestra manera
de pensar contemporánea. “Se considera como democrático que los magistrados
sean atribuidas `por sorteo y oligárquico que sean elegidas “(31). Esta interpretación fue recogida durante el primer
renacimiento por Leonardo Bruni, canciller de la republica de Florencia, por
Giucardini en tiempo de Maquiavelo y por Harriongton casi un siglo más parte, y por Montesquieu y por Rousseau antes de la Revolución
Francesa. En nuestros días ha sido ampliamente defendida pro filósofos como Jacques Ranciere o Bernard Manin (32)
Sin
embargo, aunque el sorteo en po9litica introduce una lógica de igualdad radical
entre aquellos entre los que se practica
no es democrático sino en la medida en que el grupo incluya la totalidad
de los ciudadanos o al menos una gran mayoría de ellos. De manera más precisa,
habría que decir que en el interior de un grupo determinado, el sorteo asociado a la rápida rotación de cargos es un
procedimiento que favorece el autogobierno de todos y para todos donde todos
son a la vez gobernantes y gobernados. Todos tienen de esta manera las mismas oportunidades
de acceso al a las funciones de deliberación y a las de decisión, Esto era central
en Atenas y en la misma medida está presente en las ciudades -estado de la
republica florentina.
(…)En
los jurados populares interviene otra lógica. Hegel es quien lo teoriza mejor (
41). En el juicio penal, el jurado toma “conocimiento del caso en la singularidad
de sus términos” y constituye, según él, “ un concomimiento que está al alcance
cualquier hombre cultivado”, particularmente en la medida “ en que no versa sobre objetos abstractos alcanzables
por el razonamiento o el entendimiento sino únicamente sobre particularidades,
circunstancias y objetos que resultan de la intuición sensible y de la certeza
subjetiva”. Esto es accesible a los profanos. Dado que se apoya menos sobre
lógicas rigurosas que sobre la “convicción
subjetiva y la conciencia”, la calificación de un acto y la constatación del
hecho no deriva de la universalidad. La
participación de los jurados permite a los miembros de una sociedad civil conocer
el derecho, de practicarlo, reclamarse de él y de ser juzgado por sus iguales
en lugar de estar “ bajo la tutela de un cuerpo de jueces y reducidos a una especie de
servidumbre respecto a ellos”. Pero se descarta que los profanos tomen decisiones
en el plan objetivo, en el de la ley, lo
que los republicanos franceses llamaban el interés general. El sorteo permite así
garantizar que el poder de todos es asumido por todos y cada uno, es decir por
individuos intercambiables que recurren al sentido común. (…)
Fuera
de su utilización en los jurados, el sorteo desapareció completamente en las democracias
modernas. Ha sido necesario esperar a experiencias de democracia deliberativa
de finales del siglo XX para verlo reaparecer nuevamente apoyándose, esta vez, en la técnica del muestreo significativo (desconocida
hasta entonces) y que supone una lógica muy diferente de las que acabamos de describir
(42).
En
la historia republicana y democrática occidental el sorteo y elecciones han
sido como dos polos en tensión, el sorteo encarnaba una lógica más democrática
y la elección una lógica más aristocrática. No obstante se han desarrollado en
el mismo campo, el de la afirmación de lo
político concebido en el sentido de
lucha por el poder del Estado, pero también de la institucionalización de un
debate público sobre los asuntos de la ciudad. En el proceso
de racionalización política que caracterizaba
a Grecia jugó un papel sobre la toma de decisiones y al mismo tiempo para la elección de los cargos públicos
aleatoriamente (43). Lo mismo, en diferentes grados, en la republica romana, en las ciudades-estado italianas o en las villas de la Corona de Aragón.
El siglo que empieza ¿sabrá sacar las consecuencias?
•Fuente:
Yves Sintomer, « Tirage au sort et démocratie délibérative. Une piste pour
renouveler la politique au XXIe siècle ? », La Vie des idées, 5 juin 2012. ISSN
: 2105-3030. URL :
http://www.laviedesidees.fr/Tirage-au-sort-et-democratie.html
•Notas
y bibliografía:
http://www.laviedesidees.fr/Petite-histoire-du-tirage-au-sort.html
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