Octavio
Alberola (*)
“No
queda más remedio que inquietarse por las contradicciones y ambigüedades de
Podemos
,entre
el discurso “democrático” y" horizontal” y la práctica dirigiste sus
promotores”
Palabras previas
Las declaraciones a la
prensa de Pablo Iglesias y de otros miembros de la cúpula de Podemos el día en
que arranca su primera “Asamblea ciudadana : Sí se puede”, en la que esta
formación “va a dotarse de una organización así como de unos principios éticos”,
nos han incitado a manifestarnos de nuevo sin esperar el final de este
“procedimiento asambleario” el 15 de noviembre - como era nuestra intención
hacerlo cuando publicamos en varias webs el artículo “Podemos: ¿esperanza o
desilusión anunciada?” (02/09/2014)
La razón de hacerlo ahora
no es sólo por el protagonismo mediático del equipo dirigente de Podemos
(Iglesias, Monedero, Errejón, Alegre) sino también porque sus declaraciones
parecen confirmar las dudas generadas por la ambigüedad de su discurso y su práctica
de la horizontalidad, de la democracia interna y del empoderamiento ciudadano,
que los promotores y los defensores de esta formación no cesan de proclamar
como principios fundamentales para ellos.
Así pues, sin prejuzgar lo
que será Podemos cuando culminen los trabajos de la “Asamblea ciudadana: Sí se
puede”, consideramos necesario explicitar más nuestras inquietudes al respecto
y, al mismo tiempo, dejar constancia de nuestras discrepancias con la
estrategia de “cambio político” expuesta por Pablo Iglesias al periodista
Orencio Osuna de Nueva Tribuna. No sólo por considerar que tenemos el derecho
de hacerlo –por el hecho de formar parte de la “gente” que en este país siente
“ansias de cambio”- sino también porque el propio Iglesias y los otros dirigentes
de Podemos no cesan de repetir que “la mejor manera de avanzar en soluciones es
saber lo que la gente piensa.”
De ahí el que comencemos
este primer folleto con el artículo “Podemos: ¿esperanza o desilusión
anunciada?”; pues queremos inscribir nuestras “discrepancias” como un aporte
más a un cuestionamiento colectivo crítico, pero no descalificativo, que será
tanto más eficaz para constituir la “mayoría social de cambio” si en él
participamos todos y Podemos no comete el error de emborracharse “de optimismo
o de autosuficiencia”.
Podemos, ¿esperanza o
desilusión anunciada?
Según nos dicen los
promotores y los partidarios de Podemos, “con Podemos,sí se puede”; pero – por
supuesto - no la Revolución social para acabar con el capitalismo, sólo “todo”
lo que se pueda conseguir a través del voto. Además, ¿quién desea hoy la
Revolución, quién piensa aún en ella? Si Stalin y Mao, que dispusieron del
poder absoluto no pudieron hacerla y sus epopeyas revolucionarias acabaron en
lo que todos sabemos, no vamos a ser nosotros - que no hemos podido hacer una
“huelga general” (realmente general) ni siquiera de un día- tan pretenciosos
para creernos capaces de hacerla hoy. En cambio, lo que “sí se puede”, lo que
“sí podemos” con Podemos es votar y tener diputados “elegidos por nosotros”. Y,
además, si somos una mayoría la que vote por Podemos, hasta “podremos ganar las
elecciones”, “ser gobierno” y “convocar una constituyente” para recuperar “la
democracia que nos han secuestrado las élites financieras”, como ha dicho Pablo
Iglesias en el Parlamento europeo.
Vale la pena pues de
reflexionar y preguntarnos seriamente con Podemos,¿qué podemos…? No sólo para
saber si de verdad “con Podemos, sí se puede”,“sí podemos”, sino también para
preveer lo que pueda pasar si no votamos por esa formación. No vaya a ser que,
tal como se han puesto las cosas desde la irrupción de Podemos declarando
obsoleta “la dicotomía izquierdaderecha”, se compliquen aún más las
perspectivas electorales y, queriendo conseguir un resultado, obtengamos el
contrario… Es pues por todo ello que me parece urgente reflexionar y que voy a
intentar hacerlo lo más seria y objetivamente posible.
Con Podemos, ¿qué podemos?
Más allá del 1 253 837
votos y los cinco diputados obtenidos por Podemos en los comicios europeos del
pasado 25 de mayo y de su acelerado crecimiento (tanto en presencia en los
medios como en intención de voto) que le sitúan (según las encuestas) como la
tercera fuerza política en España, es indiscutible que la existencia y el
desarrollo de esta formación están provocando una sorprendente reconfiguración
de la escena política española.
Es indiscutible porque sus
efectos se ven corroborados por los sondeos y las reacciones que Podemos ha
suscitado: tanto de parte de los Partidos como de numerosas personalidades. Y
es sorprendente porque esta reconfiguración política -que en condiciones
normales debería permitir a la izquierda echar del Poder a la derecha- está
creando una tal división de la Izquierda que no se debe descartar la
continuidad de la Derecha en el poder. De ahí la importancia y urgencia de
analizar objetivamente esta extraña situación creada por la existencia de
Podemos, pues –como ya lo hemos dicho- no vaya a ser que, llevados por el
entusiasmo, desemboquemos en escenarios políticos peores al actual y, en
consecuencia, en una nueva y catastrófica desilusión.
No sólo debemos hacerlo
porque no podemos ni debemos descartar responsablemente tal posibilidad sino
también porque los resultados de todas las experiencias similares que han
precedido a la de Podemos han sido muy desilusionantes. Y, además, porque las
contradicciones y ambigüedades que siguen caracterizando -desde su lanzamiento
mediático- el discurso y funcionamiento de Podemos parecen confirmar de más en
más que el objetivo de los promotores y dirigentes de esta formación es
gobernar, cueste lo que cueste… Un coste que, junto con sus contradicciones y
ambigüedades, pueden permitir a Podemos ser, si no la primera, al menos la
segunda fuerza política del país; pero también convertirla en todo lo contrario
de lo que hoy pretende ser y de lo que afirma querer hacer mañana si llega a
gobernar.
Y, como de tal denegación
sólo se beneficiarían la derecha y los ricos, es lógico y ético que al no
desear eso tratemos, sin aprioris ni subjetivismos, de saber qué es lo que
realmente quiere Podemos. No sólo porque es un deber de todo ciudadano consciente
el intentar saberlo sino también porque es la experiencia histórica -no un
dogma antielectoral– la que nos obliga a meditar para saber si es de nuestro
interés lo que puede pasar según se vote o no.
Ahora bien, preocuparse
por el futuro no impide reconocer que Podemos ha conseguido reilusionar con la
política a mucha gente que se había desenganchado de ella en estos últimos
años, sea por considerarla inoperante para los de abajo o corrupta y benéfica
sólo para los de arriba. Inclusive a una parte de la juventud que participó
activamente en el 15M y coreó aquello de: “políticos chorizos” y “que se vayan.
Esa parte de la juventud que ahora cree posible poder echarlos de sus poltronas
gracias a Podemos. Aunque sólo a los políticos de la “casta”; pues los militantes
y votantes de Podemos creen ahora posible abrir paso a otras posibilidades que
la mera alternancia entre el PP y el PSOE.
No se puede pues negar que
Podemos ha logrado reilusionar a muchos ciudadanos con "la esperanza de
una política horizontal y transversal donde todos cuentan", además de
obtener su confianza para ponerla en práctica tras romper el statu quo político
impuesto por el bipartidismo y haber puesto -por fin- "en marcha los
ciudadanos" hacia “el gobierno del pueblo por el pueblo mismo”.
De nuevo la esperanza…
¿Cómo negar que, tras
décadas de “desencanto”, nos encontramos ante un fenómeno de “reencanto” y de
“esperanza” en la posibilidad de poner fin a la corrupción y conseguir una
“regeneración” ética de la política y de los políticos? Pues, aunque nada
permita afirmar que este fenómeno durará,
¿cómo negar que Podemos
cuenta ya con un importante capital electoral y que las perspectivas para las
futuras elecciones le son -por el momento- muy favorables?
Es innegable que Podemos
encarna –aunque debamos repetir “por el momento”- el desespero de la parte de
la población que ha sufrido más duramente los "recortes" (¡vaya
eufemismo!) impuestos por las políticas neoliberales (antisociales) del PSOE y
del PP, como también el entusiasmo combativo despertado por el 15M y las
sucesivas manifestaciones y “mareas” que, arrumbando siglas, banderas y
denominaciones lograron movilizar en las calles a miles y miles de indignados.
Pues, aunque este entusiasmo exprese de más en más una resignación (“hagamos
confianza”, “probemos”, “ya veremos…”), aún es suficientemente movilizador para
llevar a la gente a depositar su voto en las urnas.
Por ello debemos ir más
allá de los entusiasmos desmedidos manifestados tras la “victoria” del 25M y
por las perspectivas actuales de voto (“porque Podemos crece donde otros ya no
pueden ni saben contar", “porque emociona" de nuevo el "tener
voz con diputados nuestros” y el pensar que "podemos llegar a
gobernar" y construir "un Estado social y democrático de derecho que
se precie, que se parezca al mejor que existe en el planeta", según
Monedero) y esperar a lo que saldrá de las dos convocatorias que esta formación
está organizando para dotarse de un “reglamento” y fijar su “programa”. Pues
aún no ha sido posible saber si Podemos irá más allá de la “horizontalidad
democrática” formal de los demás partidos “democráticos” (en los que también
las decisiones son “tomadas por mayoría en las asambleas”) y de las habituales
y casi siempre demagógicas propuestas de los partidos de la Izquierda
institucional (“impulsar un proceso constituyente que recupere la soberanía
popular y la de los pueblos, dejar de pagar la "deuda
ilegítima",nacionalizar la banca privada, acabar con la austeridad y los
recortes, defender salarios y pensiones dignas y una fiscalidad progresiva para
que paguen más los que más tienen, paralizar los desahucios y promover la
vivienda pública, impedir las privatizaciones de servicios públicos, combatir
la violencia machista, defender el derecho de las mujeres sobre su cuerpo,
cambiar el modelo productivo mediante una reconversión ecológica, rechazar las
intervenciones militares, derogar la ley de extranjería...“). Es decir: si
Podemos se conformará con ser un partido socialdemócrata más -aunque con nuevas
caras y un nuevo modo de funcionamiento basado en Internet- o tratará de ser lo
que sus promotores decían querer ser en la etapa del lanzamiento del
“Proyecto”.
Las contradicciones y
ambigüedades…
A la espera pues del
“reglamento” y del “programa” no queda más remedio que inquietarse por las
actuales contradicciones de Podemos, entre el discurso “democrático”,
“participativo”, “horizontal” y la práctica autoritaria, dirigista, vertical de
sus promotores, como también por las importantes ambigüedades que desde el inicio
caracterizan el discurso de esta formación.
Tanto sobre el problema de
la democracia –interna y externa- como sobre las medidas a adoptar para que,
una vez desalojada la “casta” del poder, no se instalé en él una nueva y los
trabajadores puedan comenzar a emanciparse de la explotación capitalista.
Desgraciadamente, si
Podemos se queda en las 10 propuestas anunciadas como medidas importantes y
urgentes a tomar en caso de llegar a gobernar (Auditoría ciudadana de la deuda
y una banca al servicio del ciudadano; Más castigo al fraude y fin de los
paraísos fiscales; Renta básica para todos y un sistema fiscal justo; Fin a la
puerta giratoria y limitación del salario de los eurodiputados; Extensión de
las iniciativas legislativas populares y presupuestos participativos en la UE;
Derecho a la libertad de expresión y manifestación, a una vivienda digna y a
decidir sobre el propio cuerpo; Plan de choque contra la desigualdad entre
mujeres y hombres; Derogación del plan Bolonia; Prohibición de los CIES;
Derogación del Tratado de Lisboa y modificación de los de libre comercio), no
sólo se confirmará la intención de Podemos, de no salir del sistema
capitalista, sino que su función se reducirá a canalizar la actual indignación
por las urnas para que nada de esencial del régimen del 78 cambie… Pues, aunque
no sea esa la intención consciente de su promotores ni de la mayoría de sus
miembros y votantes, la petulancia de algunos de los Podemos que ya se ven
gobernando es tal que, obcecados por tal ambición, hasta se olviden de la
necesidad de alianzas para ganar las elecciones al PP.
Claro que “no bastan
operaciones cosméticas”. Claro que “no basta cambiar de imagen”, como les
advierte Monedero a los del PSOE; pero tampoco basta con afirmar “Podemos
avanza y el régimen cruje” para poder “sumar nuevas mayorías sociales”… Al
contrario, inclusive en el terreno electoral, una tal petulancia puede acabar
restando en vez de sumar, y servir, además, para que “el falso decorado del
régimen del 78” se mantenga en vez de hundirse…
Efectivamente, situarse en
este limbo puede también conducir a Podemos a confundir –como le está
sucediendo al PSOE- “política y marketing”. Por lo que también Monedero y
Podemos deben reflexionar en la frase con la que Quevedo cierra El Buscón:
“nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar, y no de vida y
costumbres”.
Podemos y la “estrategia
de la indefinición” de Pablo Iglesias
Cuando escribimos y
publicamos el artículo “Podemos: ¿esperanza o desilusión anunciada?”, nuestra
intención era esperar el final de la "Asamblea ciudadana: Sí se puede”
para pronunciarnos sobre si Podemos es una "esperanza" real o una "desilusión
anunciada". Pues, efectivamente, es con ese “procedimiento asambleario y
abierto de discusión y participación colectiva” (que se prolongará hasta el 15
de noviembre) que esta formación quiere dotarse definitivamente "de una
organización así como de unos principios éticos". En consecuencia era
lógico y honesto dejar de lado las conjeturas y esperar a esa fecha para saber
si Podemos es coherente con lo que ha dicho querer ser y si se da los medios
para serlo.
Pero las declaraciones a
la prensa, de Pablo Iglesias y de otros miembros del equipo fundador y de la
actual cúpula de Podemos el día en que arranca su primera "Asamblea
ciudadana: Sí se puede”, nos han incitado a manifestarnos de nuevo.
La razón de hacerlo no es
sólo el protagonismo mediático del equipo dirigente de Podemos (Iglesias,
Monedero, Errejón, Alegre) sino también sus declaraciones; pues en los dos
casos hay razones para pensar que se confirman las dudas sobre la
horizontalidad, la democracia interna y el empoderamiento ciudadano en esa
formación. De esa "nueva manera de hacer política" que los promotores
y los defensores de esta formación no han cesado de proclamar como fundamento y
objetivo de su acción. Lo que, aunado a las contradicciones y ambigüedades que
caracterizaban ya sus discursos, continúa generando dudas sobre lo que
realmente quiere ser yserá Podemos.
Sin prejuzgar pues lo que
será Podemos cuando culminen los trabajos de esta “Asamblea ciudadana”, nos ha
parecido necesario dejar constancia de nuestras discrepancias con la estrategia
de “cambio político” expuesta por Pablo Iglesias al periodista Orencio Osuna de
Nueva Tribuna. No sólo por el hecho de considerarnos incluidos entre la “gente”
que en este país siente “ansias de cambio” sino también porque el propio
Iglesias y los otros dirigentes de Podemos no cesan de repetir que “la mejor
manera de avanzar en soluciones es saber lo que la gente piensa.”
De ahí el exponer
públicamente tales discrepancias y considerar ese hecho como un aporte más al
trabajo de reflexión colectiva que Podemos acaba de poner en marcha. Una
reflexión y cuestionamiento que sin duda serán tanto más eficaces, para
constituir la "mayoría social de cambio", si en ese debate
participamos todos y los de Podemos no comenten el “enorme error” -como lo
advierte Pablo Iglesias en esa entrevista- de emborracharse "de optimismo
o de autosuficiencia". Pues, guste o disguste, el hecho es que Podemos
representa hoy la esperanza de una "alternativa abierta y una ilusión”
para mucha "gente" y muchas personas, provenientes de otros proyectos
políticos y luchas sociales, que han luchado para poner fin al largo viaje de
la "convivencia" impuesta por el sistema político nacido en 1978. De
esa "Transición" surgida de una correlación de fuerzas que más bien
fue, como lo dijo Vázquez Montalbán, una "correlación de
debilidades".
Es pues por todo esto que
es un deber manifestar nuestra preocupación ante contradicciones y ambigüedades
que podrían contribuir a frustrar esta esperanza de cambio por un optimismo
excesivo que impida tomar en cuenta la actual correlación de fuerzas o que
instaure inconscientemente una nueva "correlación de debilidades".
La borrachera del
"optimismo" o de la "autosuficiencia"
En lo que concierne al
optimismo excesivo, es verdad que Iglesias parece ser consciente de lo nefasto
que es o puede ser instalarse en él. Y de ahí que haya indicado la necesidad,
para Podemos, de no cometer el "enorme error" de echar "las
campanas al vuelo" y emborracharse "de optimismo o de
autosuficiencia".
Pero la verdad es que ni
los dirigentes de Podemos ni sus partidarios parecen dispuestos a evitar tan
"enorme error". Pues, si nos atenemos a lo manifestado hasta el día
de hoy, no sólo no parecen ser conscientes de ello y tratar de ser menos
pretenciosos sino que, emborrachados por las encuestas (que les anuncian, según
los sitios, poder ser la segunda o la tercera fuerza electoral), se vuelven
cada vez más autosuficientes y hasta prepotentes...
Efectivamente, sus
declaraciones elogiosas de Podemos siguen siendo hoy tan excesivas como lo
fueron después de las elecciones europeas que les permitieron obtener cinco
diputados. Siguen considerándose la séptima maravilla del mundo por haber
logrado encarnar la desilusión y la frustración de una generación sacrificada
por los partidos tradicionales.
Creen que el millón
doscientos mil votos de las elecciones parlamentarias les pertenecen para
siempre y les autorizan a hacer lo que se les pase por la cabeza. Creen que han
metido una cuña definitiva "en el bipartidismo", que Podemos "ha
transformado el mapa político del país", que "estamos participando en
un momento histórico" gracias a ellos, etc., etc.
Y lo peor es que no paran
de alimentar la ilusión de un futuro esplendoroso con Podemos, como si nos
vendieran un nuevo objeto de marca: afirmando que "el formato de Podemos
no tendrá nada que ver con ninguno de los existentes en este momento"; que
son capaces de atraer a la "gente normal para, desde dentro, desplazar su
sentido común hacia la izquierda"; que es ”la gente la que decidirá
siempre en Podemos”; que "nuestros candidatos los decide la gente" y
que "el cambio político es posible en España y Podemos será
determinante"… Y así continúan los dirigentes y partidarios de Podemos
pronunciándose en todas las variantes imaginables delencantamiento... Aunque en
ocasiones no puedan evitar lapsus significativos: "Podemos es la
democraciaeficacia porque en Podemos decide la gente pero ejecutan los
responsables". Y no digamos el tono autosuficiente de sus respuestas
cuando otras organizaciones o partidos, interesados también en la constitución
de una "mayoría social de cambio", les plantean la cuestión de las
"alianzas"...
El problema es que a pesar
de insistir varias veces en que “del mismo modo que podemos ganar, podríamos
perder” y que, en consecuencia, en Podemos necesitan “prudencia, humildad y
seguir trabajando”, ni el propio Iglesias es capaz de salir de la
autosuficiencia y del discurso de la indefinición -"ni izquierda ni
derecha"- que han mantenido hasta ahora en esa formación suspromotores.
Una indefinición que parece ser fundamental para el éxito de la estrategia de
Podemos o, al menos, para la de su principal líder, si nos atenemos a sus
extensas respuestas a las preguntas del periodista Orencio Osuna. Por algo esa
entrevista, publicada y destacada en PÚBLICO, ha merecido un artículo del
director de este periódico, Juan Carlos Escudier, afirmando de entrada que,
"más que una entrevista", la conversación ha sido "una clase
magistral sobre la manera de entender el mundo y la política de este profesor
al que algunos han tachado de idealista por pura ignorancia".
Así pues, para saber por
qué Podemos se considera determinante para el cambio político en España -una
vez terminada la "Asamblea ciudadana" el próximo 15 de noviembre-
intentemos comprender lo que es realmente la “estrategia de la indefinición” de
este realista y pragmático profesor.
La “estrategia de la
indefinición” de Pablo Iglesias
Comencemos por reconocer
que esta estrategia ha permitido a sus promotores -como lo enfatiza Orencio
Osuna- realizar una operación de catarsis política en el seno de sectores
crecientes de la sociedad que impugnaban o rechazaban la estructura actual de representación
de los partidos. Sectores que empezaron a expresarse ya en el 15M y en las
Mareas ciudadanas; pues es obvio que en estos movimientos sociales no todos
deseaban transformar la “indignación” y el "No nos representan" en
rebelión y acción directa… Que los había -y quizás eran la mayoría dispuestos a
recurrir de nuevo a los políticos y conformarse con vagas promesas de
"transformación y decencia". Como deben serlo muchos de los que han
votado ya por Podemos y que siguen dispuestos a hacerlo de nuevo por confiar en
los candidatos de esta formación para “hacer lo que se pueda”… Aunque "sin
provocar seísmos ni derribar cimientos", como lo ironiza Arturo González.
Admitamos, además, que,
como lo pretende Iglesias, "estamos en un sistema en que todos los
procedimientos de cambio se van a producir, al menos es lo previsible, en
procesos electorales" y que, en consecuencia, "para que se
cristalicen las ansias de cambio que laten en la sociedad española ante el
resquebrajamiento del sistema político nacido en 1978", son necesarias
"nuevas mayorías en las instituciones". Y admitamos también que
Podemos sea el instrumento idóneo para constituirlas, “para invitar al país,
para invitar al pueblo a hacer un cambio en nuestro país”, como lo piensa y lo
afirma este profesor de ciencias políticas y tertuliano de televisión. Y
elloporque en Podemos han sido capaces de ”entender la manera en la que se
produce la transformación política en este país” y por poder contar con
“determinadas figuras” que han sido “capaces de movilizar la ilusión popular,
mientras otras no lo consiguen”, como lo enfatiza Iglesias en esa entrevista.
Las otras, las de esa
generación de militantes de izquierda que sigue sin ver que la realidad ha
desplazado “los escenarios del enfrentamiento político a lógicas distintas a
las del marco del 78”. Esa generación que sigue dividiendo “la política en
España en un campo que establece exclusivamente como polos derecha e
izquierda”, sin darse cuenta de que es la derecha la que celebra “esta división
del campo político” por ser consciente de “que, si las reglas funcionan así,
ellos tienen todas las de ganar”.
Ante un tal análisis, cómo
no concluir en que sólo con la “estrategia de la indefinición” existirá “la
posibilidad de la construcción política de una mayoría social por el cambio” y
podrán “emerger candidaturas capaces de catalizar mayorías alternativas al
actual sistema de representación de partidos”. Candidaturas capaces de apoyarse
“en una mayoría social que está de acuerdo con que tienen que existir derechos
sociales; que está de acuerdo con que la corrupción es intolerable; que está de
acuerdo con que los privilegios de la clase económica dirigente son
insostenibles, injustos y nos están llevando al desastre”. Candidaturas “light”
para una mayoría “light” enla que pueda confluir “mucha gente distinta”, como
también la están buscando Ada Colau, con “Guanymen Barcelona”, y Arcadi
Oliveres y la monja Teresa Forcades, con “Procés Constituent” en Cataluña, y
otros más con iniciativas similares en las principales ciudades de España.
La indefinición es pues,
la condición sine qua non para la construcción de esa “mayoría social“ y para
que la estrategia de Iglesias y Podemos funcione. Tanto para poder encarnar esa
“mayoría social” como para que Podemos pueda ganar la confrontación electoral a
esa clase dirigente (la “casta”) que se apoderó del poder en el 78 y no ha
cesado de ejercerlo desde entonces.
Es pues lógico que
Iglesias diga que el problema de España es la “casta”, que el “esquema
izquierdaderecha” no vale más y que lo importante para Podemos y esa “mayoría
social despojada” es: “¡ganar, ganar, ganar y volver a ganar!” Y de ahí que
para Iglesias y Podemos el escenario electoral crucial sean las elecciones
generales: tanto porque “será el momento electoral que marque la posibilidad de
alterar el escenario político en este país” como porque es en él que Podemos
cree tener más posibilidades de conseguir la constitución de esa “mayoría por
el cambio” y de poder encarnarla políticamente.
“¡Ganar!” Y luego ¿qué…?
El problema, porque
problema hay, es que “ganar” unas elecciones y confirmar el resultado en las
siguientes no es ninguna garantía de que habrá cambio y de que éste será en
beneficio de la “mayoría social despojada”. La historia no para de probarlo, ni
de obligarnos a preguntarnos para qué han servido tantas y tantas victorias en
el lejano pasado y en el reciente. Y no sólo las electorales sino también las
“revolucionarias” (en Rusia, China, etc.) que han acabado restaurando el
capitalismo en su máximo esplendor dominador y explotador. El propio Iglesias
lo reconoce:“Después de la guerra fría, eso que consideramos socialdemocracia,
eso que consideramos movimiento comunista, ven reducidas al mínimo sus
posibilidades de existencia, no por razones ideológicas, no por razones de
valores, sino por cómo se transforma el mundo”.
Cómo no reconocer la
lucidez y la honestidad de Iglesias al atreverse a decir: “Yo creo que perdimos
y que la cultura con la que nos identificamos algunos, es impotente para movilizar
un cambio político”. Como también cuando admite que: “Debemos ser conscientes
de que somos muy pocos y cada vez somos menos“. Pero también cómo no
inquietarse por el realismo y el pragmatismo que el director de PÚBLICO le
aplaude: “Si somos un poco más laicos y menos clasistas, si respetamos un poco
más a nuestro pueblo, ese pueblo español que no tiene problema con la bandera
rojigualda, que le gusta la selección de fútbol, que no se emociona con la
bandera republicana y con la guerra civil, si respetamos un poco más a ese
pueblo español que es el nuestro y que, sin embargo, está contra la corrupción,
está contra la injusticia, está a favor de los derechos sociales, entonces
podemos ganar”.
Se comprende pues el por
qué de la “estrategia de la indefinición” de Iglesias y de Podemos en el actual
frenesí por gobernar un país con un Estado capitalista y, además, monárquico…
Su aceptación de las reglas de juego institucionales (como lo están haciendo ya
en el Parlamento europeo) y sólo rechazar las ideológicas, “en las que siempre
se pierde”, que reducen la confrontación electoral a esa ficticia oposición
entre derecha e izquierda. De ahí su insistencia en que “tenemos que respetar
el pueblo español que tenemos…” Pues, aunque no nos guste “esa es la realidad”.
Su ambición es ganar, y
para ello Iglesias no quiere hacer como algunos que “están más contentos
adorando a sus santos, cuando en el fondo, en la intimidad saben que no pueden
ganar”.
El objetivo es, pues,
ganar… Ganar, ¡cueste lo que cueste! Luego, yaveremos… Quizás abrir un “proceso
constituyente” que asuma “la discusión con la apertura de una serie de temas,
que hasta ahora no se pueden discutir y deliberar libremente sobre ellos”. Pero
eso dependerá de la posibilidad de “una nueva relación de fuerzas…” De lo que
se trata ahora es de ganar, ganar “partido a partido”, como lo dice Iglesias en
alusión al Cholo Simeone, entrenador del Atlético, que lo dijo para ganar la
Liga de futbol…
Así pues, los votantes de
Podemos ya lo saben, lo primero es ganar las elecciones… Luego “comienza otro
partido”… Sin olvidar que en la política, como en el futbol, los votantes, como
los hinchas, a mirar el “partido” y a esperar el próximo… Mientras, el juego es
para los profesionales: para los viejos y para los nuevos que aspiran a
reemplazarlos. Para el resto queda la Télé e Internet para los de Podemos que
quieran participar virtualmente en el juego de esa formación que pretende
constituirse en un Partido de nuevo tipo….
Ahora bien, como lo cortés
no quita lo valiente, terminamos aquí estas reflexiones y esperaremos a que
termine la “Asamblea ciudadana: Sí se puede” para saber si Podemos es todavía
una esperanza o una desilusión anunciada... O más concretamente: para saber si
el espíritu y la praxis de la horizontalidad del 15M serán la realidad del
funcionamiento y del quehacer político de Podemos o si sólo ha sido pura
retórica para ganar simpatías y que los promotores de esta singular iniciativa
puedan iniciar prometedoras carreras en la política institucional.
Fuente4 : http://www.lahaine.org/est_espanol.php/podemos-iesperanza-o-desilusion-anunciada
(*) Octavio Alberola
(septiembre 2014).Octavio Alberola es anarquista. Nació en
España, en Alaior, Islas Baleares, en 1928. Hoy reside en Perpignan, Francia.
En 1939 llega a México con sus padres. A partir de ese momento comienza su
militancia anarquista. Actúa en las Juventudes Libertarias y en la CNT española
en México. En 1962 forma parte de la organización clandestina “Defensa
Interior” constituido por el Movimiento Libertario Español con posterioridad al
congreso de la CNT de 1961.En la actualidad participa del “Grupo por la
revisión del proceso Granado-Delgado” que, desde 1998, está exigiendo la
anulación de las sentencias franquistas. También integra los “Grupos de Apoyo a
los Libertarios y Sindicalistas Independientes en Cuba”, GALSIC. Incansable, también
colabora con otras iniciativas libertarias en Europa. Es un hombre lleno de
historias, escritas en una trayectoria de vida libertaria agitada e intensa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario