Intervención de Joan Tafalla en el forum Eurostop de
Nápoles, 23 de mayo de 2015
A
algunos hombres les llega un día en que deben el gran Sí o el gran No decir. De
inmediato se revela quién tiene preparado en su interior el Sí, y diciéndolo
avanza en el honor y en su convicción. Aquél que se negó no se arrepiente. Si
otra vez le preguntaran ,no, diría de nuevo. Y sin embargo lo agobia aquel no
—justo— durante toda su vida.
Κωνσταντίνος
Π. Καβάφης (1901) [Versión de Luis López Nieves]
La
victoria electoral de Syriza el pasado 25 de enero de 2015 ha reverdecido todo
tipo de especulaciones e ilusiones sobre la posibilidad de reformar la Unión
Europea y de cambiar sus prioridades políticas y económicas. El viejo
federalismo europeo vuelve a campar y predica la solución en una vuelta al
pacto fundador. 300 economistas ( la flor y nata del keynesianismo) predican la
posibilidad de volver a los buenos viejos tiempos . Los “economistas aterrados”
franceses nos proponen por enésima vez “Cambiar Europa” . El Iannis Varoufakis
se empeña en tratar de salvar al capitalismo de sí mismo y a la UE de lo que
serían los abusos de Alemania . La izquierda europea ( los restos del
eurocomunismo, de la socialdemocracia y una gran parte de la llamada izquierda
anticapitalista), se muestran incapaces de salir de la ilusión europeísta y se
aferran a la idea de que aún no es tarde para usar el euro a favor de la clase
obrera y de los pueblos de Europa.
Los
días 23 y 24 de enero se celebró en Barcelona un Fórum europeo del Sur por
parte de partidos de izquierdas de toda Europa. Este Fórum proclamó la
necesidad de un Green New Deal para Europa. Para luchar contra el paro se
propone crecimiento, quizás de manera contradictoria a aquello de Green. Se
suplica al Banco Central Europeo haga cosas para las que no ha sido creado: dar
crédito a la pequeña y mediana empresa, dar crédito a los Estados. Se confía,
en definitiva, en la posibilidad de reformar la UE: anular el marco fiscal
europeo, que los países ricos debieran ayudar a los periféricos, una reforma
que evite la especulación financiera ( por un acta Glas-Steagal europea),
legislación europea para grabar las actividades económicas extra-territoriales,
se reclama una conferencia europea sobre la Deuda así como cosas tan etéreas
como: “una lucha decidida contra el fraude y la corrupción y el capitalismo
clientelar que sufren nuestros países” .
La
mencionada declaración de Barcelona muestra su debilidad analítica y conceptual
cuando afirma: “No nos enfrentamos a la crisis actual como si se tratase de una
serie “de anomalías estatales-nacionales' ni como un conflicto entre el norte y
el sur de Europa. Se añade además: “Por contra, empezando desde el sur, nuestra
prioridad es ampliar el frente europeo de resistencia contra el neoliberalismo
y impulsar soluciones europeas que harán más fuerte la unidad de los pueblos de
Europa, contra el actual resurgimiento de proyectos austericidas y de
fuerzas reaccionarias, chovinistas y de extrema derecha” .
La
idea que aparentemente imperaba antes del inicio de la negociación que aún está
abierta con la troika ( la llamen como la llamen) en el sector mayoritario de
Syriza es que Grecia puede llegar a ser tratada en pie de igualdad y de manera
equitativa en el seno de la UE. Solo se trataría de ganar unas elecciones,
aunque sea con el 35 % de un cuerpo electoral exhausto por la sobredosis de
paro, miseria y destrucción de sociedad y dispuesto a agarrarse a un clavo
ardiente. Se trataría de aprovechar el injusto sistema electoral, diseñado
desde los poderes europeos para asegurar la gobernanza de la colonia y de darle
la vuelta. Se trataría de convencer a los poderes de la Europa germánica de lo
equivocados que están, de que sus políticas e imposiciones neo-coloniales
pueden acabar de hundir el sistema. Se trataría de salvar la UE de sus propios
excesos y, de ese modo, salvar a Grecia. Cuatro meses después de la victoria
electoral esta estrategia parece mostrar su carácter utópico.
Sin
embargo, creo que esa estrategia no puede ser criticada de forma sumaria, al
viejo estilo. Entre otras cosas porque la victoria de Syriza en las elecciones
está dejando al descubierto los mecanismos antidemocráticos y neo-coloniales de
la UE y más concretamente, de la eurozona. Se podría aplicar al gobierno de
Syriza el dicho marxiano de “no lo saben, pero lo hacen”, si no fuera que la
primera parte del dicho no se corresponde en gente tan preparada. Quizás sea
mejor decir aunque no lo quieran, lo
hacen.
En
la reunión celebrada 5 de septiembre 2014 por el Foro Ambrosetti en el Lago
Como, Tsipras trató de convencer a la oligarquía europea de que sus excesos con
la política de austeridad y con la pretensión de cobrar íntegramente la inmoral
e impagable deuda griega podría acabar con el sistema euro. Según Tsipras, la
solución pasaba por la 'flexibilización cuantitativa': “las propuestas de
Draghi van en una dirección positiva , pero necesitamos aún medidas más
radicales para abordar el problema; en segundo lugar, necesitamos iniciativas
para el desarrollo a nivel europeo para hacer frente a la recesión, la
expansión del papel del Banco Europeo para la inversión; por último, tenemos
que resolver - deberíamos haberlo hecho
ya, hace, cunado comenzó la crisis - el problema de la deuda. Proponemos una
solución europea para encontrar una base sostenible en una lógica de
solidaridad, en la lógica de la Conferencia de 1953 que trató de la deuda de
Alemania . Fue un gran momento de solidaridad para Europa . Debemos redescubrir
los valores fundadores de Europa. La solidaridad, la democracia, la cohesión
social” . Como pedir al alacrán (
scorpione) que no use su aguijón ( aculeo, pungiglione).
Pero
lo real es que la victoria de Syriza en las elecciones ha colocado ante todos
los europeos la realidad de la dictadura del euro y de la Europa alemana sobre
los pueblos periféricos. Que Syriza mantenga su compromiso de primar los
intereses del pueblo griego, como acordó en su último congreso, no es un asunto
solamente griego. Es un asunto español, italiano, portugués, irlandés y del
resto de los pueblos de Europa.
Aceptar
las propuestas de la comisión europea, del BCE, del FMI y de la OCDE significaría renunciar al programa de
Salónica, expresión política actual de los deseos y necesidades de los helenos.
Mientras tanto y por ahora, la mayoría del pueblo griego desea un acuerdo justo
(61%) y no salir del euro (80%) . Ignoro como ha evolucionado la opinión
pública griega durante estos cuatro meses. Si el gobierno de Syriza se
mantuviera firme en su programa de Salónica, es decir la re-negociación de la
deuda, la no aplicación de las reformas estructurales y la aplicación inmediata
de su programa de rescate social, no cumpliría con los designios del Eurogrupo
y por tanto no obtendría la prórroga del rescate de la deuda y no podría
cumplir su programa de rescate social en los próximos meses. Lo que significará
la caída del apoyo popular y, quizás, una deriva política peligrosa. Ese es el
límite de la tremenda fuerza de Syriza: no haber hablado claramente al pueblo,
no haberlo preparado para esa eventualidad.
Pero
al lado de esa debilidad política, Grecia tiene una posición de fuerza: la
hipotética salida de Grecia de la zona euro (voluntaria, u obligada por
Alemania), la suspensión unilateral del pago de la deuda, y la búsqueda de
financiación de la transición hacia un nuevo modelo productivo griego en el
ámbito de los BRIC’S. Los contactos con Rusia y el pre-compromiso de que
Gazprom ayudase a financiar a Grecia podrían ir en dirección contraria. Es
decir significarían salirse del diseño geopolítico de la Europa germanizada.
Ello supondría un golpe para el proyecto de larga duración de la construcción
de un espacio económico europeo hegemonizado por Alemania, el viejo sueño de
las oligarquías financieras e industriales alemanas desde hace más de cien años
.
Voy
a arriesgar otra afirmación: la situación obligará a Syriza a abrir un plan B.
Si no ahora mismo, en los próximos meses . Eso es lo que defienden Manolis
Glezos, Stathis Koulevakis y Costas Lapavitsas . Recuperar la soberanía, no
pagar la deuda mientras persista la situación de desastre social, salir del
euro, de la UE y de la OTAN, buscar el crédito y la colaboración económica en
otras áreas como los BRIC’S a el ALBA.
Quizás
Syriza no tome por ahora ese camino. Pero a mi se me antoja el único realista.
Para Grecia y para los demás países periféricos. El desarrollo del proceso irá
poniendo de relieve los insoslayables aspectos geopolíticos subyacentes e irá
activando todas y cada una de las contradicciones. Sin duda, el desarrollo de
esas contradicciones tendrá consecuencias aún más dramáticas para la vida
cotidiana de las clases populares de todos los países periféricos y ello no
dejará de tener consecuencias políticas.
Para
Antonio Gramsci, el programa del pueblo trabajador en la búsqueda de su
liberación no surge de un laboratorio de entendidos ( economistas,
profesionales de la revolución, o politólogos) si no de la propia acción de ese
pueblo, de la acumulación de su experiencia de lucha, de combate: “ Questi due
punti fondamentali –formazione di una volontà collettiva nazionale-popolare di
cui il moderno Principe è nello stesso tempo l’organizzatore e l’espressione
attiva e operante, e riforma intellettuale e morale- dovrebbero costituire la
struttura del lavoro. I punti concreti del programma devono essere incorporati
nella prima parte, cioè dovrebbero “drammaticamente”, risultare del discorso,
non essere una fredda e pedantesca esposizione di raziocini” .
Si
el programa de Salónica era y parece que en gran parte sigue siendo el programa
que surgió dramáticamente de la experiencia colectiva del pueblo griego durante
el último decenio; si el programa de Salónica resume y aún parece resumir el
conjunto de las demandas correspondientes a la fase económico-corporativa de la
constitución de su voluntad colectiva nacional-popular, cuatro meses después de
la victoria electoral de Syriza el pueblo griego deberá sacar conclusiones, y
dar un salto de cualidad: deberá pasar a la fase ético-política de su proceso
de emancipación, deberá adoptar “dramáticamente”, en el curso de su acción y de
su reflexión colectiva un programa de acción acorde con la necesidad. Como lo
reclaman Yanis Milios, Antonis Davanelos, Costas Lapavitsas, entre otros que
consideran que llegó “el tiempo de las grandes decisiones” .
Alternativas
a la dictadura del euro.
Ya
en el momento de la creación del euro surgieron voces y plumas que denunciaron
los defectos técnicos y políticos de la nueva moneda. En el año 2001, un
economista español, Pedro Montes, lo denunció desde sus inicios . Hace dos
años, Montes y otros cuadros de la izquierda, minoritarios en España pero
dotados de una visión realista y coherente, propusieron la salida de España del
euro como manera de recuperar la soberanía popular. Yo mismo firmé ese
manifiesto y creo que sus propuestas son fundamentalmente correctas . Dos años
más tarde los firmantes del manifiesto Salir del Euro, volvemos a la carga con
un segundo manifiesto.
Considero,
junto a los firmantes de ese manifiesto que hay que huir de la idea simplista
de que la sola salida del euro, sin adoptar un conjunto más amplio de
transformaciones, daría al pueblo la llave de la situación. El tema es más
complejo, como el propio manifiesto señala. La creación de una moneda propia
debería venir acompañada de la suspensión inmediata del pago de la deuda, de la
recuperación de la economía, del reforzamiento del Banco de España, de la
nacionalización de la banca rescatada con fondos públicos, del juicio rápido,
con penas duras y con expropiación de los bienes robados al pueblo, de una
política fiscal que permita devolver al pueblo toda la riqueza expoliada
mediante el saqueo social liso y llano que han llevado a cabo los potentes
legalmente a través de la nueva legislación urdida durante los decenios de la
contrarreforma liberal, y una política industrial coherente con la situación de
España en el contexto internacional y con las necesidades del medio ambiente.
Se
trata de un programa que precisan de una gigantesca, potente, consciente,
organizada y permanente movilización social. Requerirán también de un gobierno
de izquierdas, consecuente y corajudo, que esté decidido a enfrentarse a las
profundas transformaciones sociales que el país necesita para a salir del
abismo social en que nos ha colocado un régimen sumiso a los dictados del
sistema euro. Un gobierno decidido a enfrentarse con los grandes poderes
fácticos. Unos poderes fácticos que si el gobierno de izquierdas es consecuente
toca sus intereses, intentarán derribarlo: poderes internos y poderes
imperialistas europeos y de los USA. Estos poderes no son en absoluto
“líquidos”. Que se lo digan a Papandreu o a Berlusconi.
Hay
autores que discuten la viabilidad de una salida nacional del euro. Luciano Vasapollo, Rita Martufi y Joaquin
Arriola, en su libro El despertar de los cerdos
hacen una propuesta consistente en la salida simultánea de los países
PIGS (Portugal, Italia, Grecia, España, a partir de aquí, PIGE) de la Unió
Europea y del euro. Para estos autores, los PIGE deberían crear una moneda
común, así como un área de cooperación económica entre ellos. A parte, claro,
de nacionalizar la banca, reestructurar la deuda y hacer una fuerte quita de la
misma. El modelo que proponen se inspira en la experiencia de los países
ibero-americanos que intentan construir el ALBA.
La
simultaneidad del proceso de salida del euro de los países PIGE, es considerada
por estos autores como algo esencial para evitar una descapitalización que
podría acarrear como consecuencia la parálisis de la entera economía de la
zona. La generación de esta nueva área económica, independiente del dominio
imperial alemán, podría asegurar una división internacional del trabajo justa y
solidaria, economías de escala y
posibilidades de cooperación inexploradas hasta el momento. Se trata de
una alternativa correcta que daría perspectivas reales de desarrollo social y
económico a nuestros pueblos.
Esta
propuesta fue presentada el 30 noviembre de 2013 en un fórum de debate
celebrado en Roma. Entre los numerosas intervenciones, pude discutirla desde el
punto de vista de sus condiciones de posibilidad política . El mes de mayo de
2014, en Valencia junto a Ramón Franquesa volvimos a debatir sobre las
condiciones de salida del euro y sobre la propuesta de creación de un área
euro-mediterránea de solidaridad entre los países PIGE . Hoy, aquí, en Nápoles
continuamos aquel debate.
Ojalá
que encontremos una síntesis de todas estas propuestas programáticas y de
acción y que consigamos salir de este encuentro dando los primeros pasos para
una red de las izquierdas anti-euro.
La
tarea en primer plano: recuperar la soberanía,
Dentro
de la UE se han establecido unas relaciones económicas, sociales, culturales y
políticas de dependencia. Unas relaciones neo-coloniales. Y todo sistema de
carácter colonial reproduce una fenómeno común: la burguesía metropolitana basa
su dominación en una alianza con las burguesías compradoras de la colonias. No
importa que esas burguesías enmascaren su sumisión en la niebla de discursos
férreamente nacionalistas, como es el caso en España del Partido Popular o de
Convergencia o el PNV. Ellas no pueden ser otra cosa que colaboracionistas. En
ocasiones el “partido del extranjero” es aquel que adopta una máscara más
nacionalista, como nos explicaba Gramsci:
“D’altronde
i rapporti internazionali reagiscono passivamente e attivamente sui rapporti
sui rapporti politici (di egemonia dei partiti). Quanto più la vita economica
immediata di una nazione è subordinata ai rapporti internazionali, tanto più un
determinato partito rappresenta questa situazione la sfrutta per impedire il
sopravvento dei partiti avversari (…). Da questa serie di fatti si può giungere
alla conclusione che spesso il così detto “partito dello straniero” non è
proprio quello che come tale viene volgarmente
indicato, ma proprio il partito più nazionalistico, che, in realtà, più
che rappresentare le forze vitali del proprio paese, ne rappresenta la
subordinazione e l’asservimento economico alle nazioni o a un gruppo di nazioni
egemoniche.”
El
instrumento principal de este orden imperial interno a la UE ha sido el
secuestro de la soberanía de los viejos estados nación configurados en el siglo
XIX o tras las dos guerras mundiales del siglo XX, cuando no, su simple
destrucción . La actual hegemonía de la Europa Alemana necesita de regímenes
títeres que han sido comparados a veces con el régimen de Vichy o el de Hungría
en los años entre los años 40 y 45. Naturalmente es importante adoptar muchas
precauciones con las analogías históricas y con las metáforas. A veces, las
metáforas impiden realizar análisis concretos de la realidad concreta. Las
situaciones históricas, económicas, sociales y políticas son muy diferentes. Si
embargo la continuidad del proyecto alemán de hegemonía sobre Europa es
innegable.
En
los 60 años de construcción de la Unión Europea se ha consolidado una relación
neo-colonial, fruto necesario de una férrea división internacional del trabajo
que es orgánica, necesaria, imprescindible per a que el gran capital alemán
aliado con el francés y con su corona de países satélites, pueda participar en
la cada vez más implacable competencia entre los diversos polos imperialistas
en presencia . El bloque hegemónico
agrupado en torno al gran capital alemán, está tratando de construir, en un complejísimo
proceso social de larga duración, un nuevo bloque histórico en el conjunto del
espacio europeo. En este bloque histórico, la burguesía hegemónica es,
actualmente, la burguesía industrial y financiera alemana, mediante pactos
complejos con la francesa con aliados en las burguesías de los pequeños países
más desarrollados (Bélgica, Holanda, Dinamarca). Podemos afirmar que la
oligarquía alemana ha recuperado su viejo proyecto de Lebensraumgemeinschaft.
Por
su parte, las burguesías de los países periféricos y del sur se encuentran
supeditadas a los proyectos de la burguesía alemana. Tratan de conseguir pactos
de trato preferente, de asegurar su espacio vital en la división internacional
del trabajo que les impone el centro. O mejor, tratan de asegurar su salvación
en medio del naufragio general. Una tarea urgente de análisis se levanta ante
los marxistas: investigar la trama y la urdimbre de este permanente tejer y
destejer de alianzas y de subordinaciones entre diversas fracciones del capital
europeo.
Hace
más de sesenta años el gran capital alemán y francés diseñaron un espacio común
de dominio europeo. Lo que entonces podía aparecer como utópico es hoy una
cruel realidad: ha acabado con la soberanía popular y con los derechos de los
trabajadores y de los pueblos del espacio común europeo. Ese proyecto se
desarrolló a través de decenios de luchas sociales y de contradicciones
geo-políticas hasta su actual triunfo actual.
En
este contexto, los viejos estados nacionales experimentan el declive de su
capacidad para representar las soberanías de los pueblos, la inanidad (
inanità) creciente de su trabajo legislativo, incluso de su capacidad de
gobernar y de decidir sobre sus presupuestos nacionales, sobre los ingresos y
los gastos. Un estado de excepción a nivel europeo, una auténtica dictadura de
clase, determina la legislación realmente operativa, las medidas de gobierno,
la política económica y social del conjunto del territorio europeo. Los viejos
estados nacionales se ven reducidos a su función de “portero de noche” o, para
recordar la vieja retórica antiimperialista, ejercen, simplemente, como estados
cipayos (mercenario) que administran su territorio según las políticas
decididas en la metrópolis.
La
verdadera soberanía, tanto el poder legislativo, ejecutivo como judicial, se
encuentra, ya no en esos estados, si no en un para-estado construido para
servir a los grandes oligopolios alemanes y a su bloque de poder. Un bloque que
se unifica a través de instituciones para-estatales como son la Comisión
Europea y el BCE. El régimen de excepción que hace entrar en crisis regímenes,
estados y gobiernos es un poder de clase despiadado: el viejo Déspota ilustrado
que buscaban los fisiócratas se ha encarnado de una forma terrible.
Los
pueblos de los estados periféricos tienen razones sobradas para levantarse
frente a la tiranía de esta Europa alemana. En este levantamiento tiene un rol
clave el tema de la lucha por la soberanía nacional-popular. Liberarse del
imperio pone en el orden del día la construcción de nuevas formas de
soberanismo popular y republicano. Formas que apuesten briosamente por a la
reconquista de la soberanía y que, de
manera complementaria y necesaria se propongan formas de cooperación,
confederación, y de unión libre de esfuerzos, de luchas y de cooperación entre
los pueblos periféricos.
Al
propio tiempo es preciso levantar un nuevo internacionalismo, que se proponga
la cooperación económica, social y cultural entre los pueblos, un intercambio
comercial justo y la construcción de instrumentos económicos y sociales
comunes, como pueden ser una política monetaria común y una división
internacional del trabajo acordada democráticamente que permita abrir sinergias
y crear un nuevo bloque de los pueblos periféricos. Parece indiscutible que
donde hay más posibilidades de construir todo esto. El lugar donde parece hoy
por hoy más fácil que empiece este proceso es la zona Sur de Europa. Empezando
por Grecia y siguiendo por España, Portugal e Italia.
Aquellos
pueblos o naciones sin estado que consideran que ha llegado el momento de
desengancharse de los meridionales de su propio estado para crear, tal como se
dice en Catalunya, un estado propio dentro de la UE se apresuran a constituirse
en nuevas colonias, más débiles aún si cabe, del centro imperialista alemán. La
experiencia neocolonial de Eslovenia, de Eslovaquia o de Croacia, de Letonia,
Lituania o Rumania, debieran ser suficientes para darse cuenta de que dentro de
la UE no hay soberanía nacional posible. Para darse cuenta de que en la
actualidad, dentro de la UE, los estados nacionales son simples
superestructuras jurídico represivas al servicio de los mecanismos de
intercambio y desarrollo desigual.
¿Significa
ello que se debe rechazar el derecho de autodeterminación de los pueblos y
naciones sin estado o bien, como dicen algunos, que se debe recuperar la
soberanía de los viejos estados- nación o “cárcel de pueblos”? Al contrario,
del mismo modo que se debe rechazar la posibilidad o la necesidad de retroceder
hacia los viejos “buenos” tiempos del keynesianismo post 1945, hay que rechazar
la recuperación de los viejos estados uni-nacionales del pasado. Esos estados
no van a volver y mejor que no vuelvan. Reivindicarlos significa abrir vías muy
peligrosas de cooperación con fuerzas muy oscuras, con fuerzas del mal: por
ejemplo con los sectores más fascistas del PP, de Marine Le Pen o, en general,
con las fuerzas fascistas. El rechazo a toda colaboración con el fascismo debe
ser claro y terminante.
En
mi país, mañana 24 de mayo se producirán elecciones municipales y autonómicas.
Los más optimistas ven en el ciclo electoral que se inicia la posibilidad de la
apertura de procesos constituyentes y de ruptura con el régimen de 1978. En ese
proceso se trata de recuperar la soberanía popular y con ella el derecho de
autodeterminación de los pueblos. De ninguna manera el pueblo aceptará la
reconstrucción del viejo estado unitario borbónico o franquista. Ello significa
que la reivindicación de los viejos estados no es viable, por lo menos en
España. El proceso constituyente deberá poner en un primer plano la
autodeterminación ( que es la otra manera de denominar la soberanía) y la
invitación a la unión libre de los pueblos.
Por
la unión libre de los pueblos trabajadores del Sur de Europa. Por el
internacionalismo
La
construcción de un bloque histórico de la clase obrera y de los pueblos
trabajadores del sur de Europa no va a ser fácil. Si ya es difícil hacer
converger las luchas de los diversos pueblos de un mismo marco estatal de lucha
de clases, aún más difícil va a resultar hacer converger al conjunto de los
pueblos del mezzogiorno europeo, separados por fronteras políticas, por idiomas
y culturas, y que compiten económicamente por la venta de servicios (turismo) y
de productos del sector primario a los países del centro, o que compiten en el
interior de grupos industriales multinacionales del automóvil o de la
construcción ferroviaria, por ejemplo, para solicitar que los diversos modelos
se produzcan en su planta y no en la otro país. Esa competencia interna de la
clase obrera se produce siempre por condiciones salariales, de horario anual de
trabajo o simplemente contractuales. Y hoy por hoy, a pesar del buen trabajo de
USB, de PAME o de la FSMI, debemos ser realistas: no existen iniciativas
sindicales operantes y masivas a nivel internacional que logren modificar esa
dinámica de subasta a la baja de las condiciones de trabajo.
Más
allá de la competencia interna entre la clase obrera, se producen también otras
confrontaciones entre otros sectores de la producción y entre otras clases
sociales como los campesinos, o la pequeña y mediana industria. Todos esto
sectores son, potencialmente, aliados de la clase obrera. Pero en el actual
contexto de supeditación al centro imperialista, y ante la situación de feroz
competencia entre los diversos destacamentos nacionales de estas clases, cada
uno de estos grupos sociales desarrollan y desarrollarán durante un tiempo
reacciones económico-corporativas frente a la competencia de sus compañeros de
clase de otros países periféricos y respecto de las otras clases de su propia
formación social. Todo en conjunto permite prever un incremento de las
reacciones chovinistas y reaccionarias. Precisamente por eso la denuncia del
fascismo debe ser permanente.
Todo
depende, de la conciencia que la izquierda social, sindical y política tenga de
la importancia de esta cuestión. No podemos dejar que las consecuencias de las
políticas de miseria y de paro hundan a los trabajadores en la desesperación y
los conduzcan al fascismo. Es por ello que es preciso competir y no cooperar
con el fascismo. Es preciso ofrecer a las más amplias masas programas de acción
que sean creíbles y que permitan su auto-organización, desarrollen su autonomía
de clase y la perspectiva de su liberación nacional y social.
Nada
nos impide pensar que las cosas pueden cambiar y que, a través de una larga
marcha, los países periféricos pueden liberarse de la servidumbre colonial con
respecto de la Europa alemana, recuperar su soberanía económica y política, así
como encontrar formas de cooperación que garanticen el desarrollo social, la
cooperación solidaria entre los pueblos y la desconexión de las formas
capitalistas de intercambio.
La
situación abierta en Grecia augura que el año 2015 será un año “interesante”
para los pueblos del sur de Europa. Sin duda, la lucha de clase dará grandes y
decisivos pasos. Deberemos acumular mucho coraje para participar en ella y para
levantar “dramáticamente” el programa de la cooperación, de la solidaridad y
del apoyo mutuo entre los pueblos.
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