Por Miguel Angel Domenech
La entronización del cristianismo como
religión del Estado fue el sucedáneo que sirvió para olvidar el retraso y posteriormente
el doloroso incumplimiento del retorno del Mesias. “Jesucristo anuncio el reino,
fue la Iglesia la que vino” dijo A.Loisy. De ahí el aferramiento histórico de la Iglesia a constituirse en poder temporal.
Si la asimilación Estado-Iglesia faltase, quedaría al descubierto y resucitaría
ese dolor de lo incumplido. No quedaría sino esperar con desesperante impaciencia el fin de los tiempos. De alguna manera la Iglesia se condena a si
misma a ser, ya que no Estado porque se le ha hecho imposible,
influencia en los Estados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario