El
2 de febrero, se cumplió el 73
aniversario de la victoria soviética sobre el Ejército nazi en la batalla de
Stalingrado.
Stalingrado,
fue una de las mayores batallas terrestres de la historia, es uno de los
episodios más dolorosos de la historia de la Gran Guerra Patria. El ejército
soviético consiguió defender la ciudad frente al asedio nazi, pero a costa de
unos 1,1 millones de vidas.
La
batalla de Stalingrado duró 200 días, del 17 de julio de 1942 hasta el 2 de
febrero de 1943, y superó a todas las batallas anteriores de la Segunda Guerra
Mundial por duración y por cantidad de soldados y técnica militar implicada. La
batalla, se dividió en dos: la defensa, hasta el 18 de noviembre; la ofensiva,
a partir del 19 de noviembre.
Para
el 22 de julio los fascistas desplegaron en Stalingrado 250 mil efectivos,
cerca de 740 tanques, 1.200 aviones, 7.500 piezas de artillería y lanzaminas.
El ejército soviético contaba con 187 mil soldados, 360 tanques, 337 aviones,
7.900 piezas de artillería y lanzaminas. La proporción de fuerzas estaba a
favor de los fascistas.
Para
la primera mitad de julio, los combates ocurrían en el territorio entre los
ríos Don y Volga. El ejército soviético tenía la misión de impedir a toda costa
que el sexto ejército alemán, encabezado por el general Paulus, entrara a
Stalingrado, pero quedó claro que podía sólo temporalmente detener al enemigo.
La línea del frente se acercaba implacablemente a la ciudad. Stalingrado se
preparaba con prisa para la defensa y se formaban milicias populares.
El
15 de julio, en la región de Stalingrado fue declarado el estado de guerra.
Hasta el último momento los habitantes creían que la ciudad no sería ocupada y
no la abandonaban, sino que continuaban construyendo trincheras y otras obras
de fortificación. Hasta el 23 de agosto, sólo un cuarto de la población (445
mil habitantes) había dejado la ciudad. Durante un mes de resistencia tenaz,
los defensores consiguieron preparar más de 2.800 kilómetros de obras
defensivas, 2.730 trincheras, 1.880 kilómetros de obstáculos antitanque y
llegaron fuerzas adicionales.
Los
alemanes descubrieron en seguida los puntos débiles de la defensa: la falta de
artillería antitanque y antiaérea y la poca experiencia militar de los
ejércitos de reserva. En cambio, el sexto ejército del Wermacht, una de las
mejores tropas terrestres alemanas, aguerrido en los combates y entusiasmado
por las victorias recientes, se apoyaba en el poderío de la aviación de la
cuarta aeronáutica. Pero ni con todo ello conseguirían cumplir su objetivo principal:
rodear y destruir el ejército soviético que protegía los accesos a Stalingrado
y ocupar la ciudad.
“¡Ni
un paso atrás!”
El
28 de julio del 1942, en medio de los más duros combates en el frente del sur,
Stalin firmó su famosa orden №227 “Sobre la prohibición de la retirada de las
posiciones ocupadas sin previa orden o medidas tomadas para su mantenimiento”,
conocida también como la orden “Ni un paso atrás!”.
Este
documento sirvió como medida de fuerza en un momento en que decaía la
disciplina en las tropas y crecían los rumores de la decadencia del ejército
soviético. En ella se apuntaba: “… Nuestros medios son ilimitados. El
territorio de la Unión Soviética no es el desierto, las personas son obreros,
campesinos, intelectuales, nuestros padres, madres, mujeres, hermanos, niños…
Nuestro frente recibe cada vez más y más aviones, tanques, artillería,
lanzaminas. ¿Qué nos falta? Nos falta el orden y la disciplina. Si queremos
salvar la posición y defender a nuestra Patria, debemos establecer una disciplina
férrea.”
Así,
se estableció una disciplina de hierro: la retirada sin previa orden se
equiparó a la traición a la Patria. Las consecuencias de tal normativa fueron
unívocas y hasta ahora no han sido estudiadas, pero produjo el efecto tan
necesario de movilizar al decaído ejército.
Los
combates en las calles
El
23 de agosto, el ejército alemán se acercó a la ciudad de Stalingrado. Ese
mismo día la ciudad fue bombardeada masivamente durante muchas horas. Según los
testigos, el cielo se estab negro de tantos aviones. Más de 40 mil de personas
murieron ese día y 80 mil resultaron heridas o quemadas. La mitad de la ciudad
fue destruida, las llamas subían por cientos de metros en el aire y el río
Volga, cubierto de petróleo, ardía.
Hacia
mediados de septiembre, los combates ocurrían ya dentro de los muros de la
ciudad. Si antes el frente del sur del ejército soviético dejaba que tomaran
las ciudades prácticamente sin combatir, está vez les dieron una sorpresa
desagradable a los soldados del Wermacht: los defensores de la ciudad luchaban
casa por casa, metro a metro y en Mamáyev Kurgán, la colina desde la que se
dominaba toda la ciudad, sobresalieron por su tenacidad.
Hitler
mandó a Stalingrado nuevas fuerzas, los más experimentados combatientes
asaltaban la ciudad, mientras en los flancos atacaban los ejércitos alemanes y
rumanos más débiles.
La
última tentativa de apoderarse de las posiciones del ejército soviético la
emprendieron el 15 de octubre. Después el turno ofensivo sería del Ejército
Rojo. Durante los cuatro meses de ataques, los alemanes tuvieron 700 mil bajas,
entre muertos y heridos, perdieron más de dos mil de piezas de artillería y
lanzaminas, más de mil tanques y cerca de 1.400 aviones.
La
respuesta: Operación “Urano”
La
ofensiva del Ejército Rojo recibió el nombre de "Urano" y comenzó el
12 de septiembre. La operación se realizaría por las tropas soviéticas en tres
frentes, bajo el mando de Nikolái Vatutin, Konstantín Rokossovsky y Andréi
Yeriómenko.
Durante
el mes de octubre y la primera mitad de noviembre, en Stalingrado se
concentraron los ejércitos frescos de reserva. La superioridad numérica estaba
del lado del ejército soviético. El 19 de noviembre, comenzó la contraofensiva.
Al cuarto día de combates, el Ejército Rojo consiguió con sus 330 mil soldados
y oficiales romper las posiciones de los hitlerianos en los flancos y rodear el
sexto y una parte del cuarto ejército de tanques. Hitler trató de abastecer por
aire su rodeado ejército, pero fue repelido por la potente aviación soviética,
que no permitió a los pilotos de Luftwaffe dominar en el aire.
Como
resultado, los alemanes se quedaron sin suministros y fueron condenados a morir
de hambre y frío, algunos de ellos se entregaron. El oficial del Wermacht
G.Velts recuerda: “¡Los soldados alemanes se entregaban voluntariamente al
adversario… eso era algo nuevo y tan difícil de creer que al principio no podía
entenderlo! Pero los informes confirmaban este hecho. La muerte llega a
nosotros en cualquier forma: es el proyectil que silba desde el instrumento de
infantería, el de gran calibre que gruñe, la mina que aúlla… la ración de
hambre, el tifus ávido, el frío mucho más abajo del cero … ".
Los
soldados soviéticos ya saboreaban la victoria futura. El político
A.D.Kolésnikov escribió en su diario el 28 de diciembre de 1943: “Creo que para
nosotros, los soldados, el año de 1943 traerá la victoria y no nos
encontraremos el siguiente 1944 en las condiciones infernales que tenemos ahora
… ¡Cuánto hemos sobrevivido en este tiempo! Muchos compañeros míos solamente en
los últimos tres meses en Stalingrado encanecieron, eso sucedió no por una vida
dulce….»
En
enero de 1943, comenzó la operación para eliminar al enemigo, bloqueando la
región de Stalingrado. El 2 de febrero, los que quedaba del sexto ejército del
general Paulus se dieron por vencidos.
Los
soldados soviéticos derrotaron a cinco ejércitos cerca de Stalingrado: dos
alemanes, dos rumanos y uno italiano. El ejército nazi perdió más de un cuarto
de todas sus fuerzas durante esta batalla, según diferentes cálculos perecieron
y resultaron heridos de 800 mil hasta 1.5 millones de soldados u oficiales
fascistas. La historia de las guerras no conocía otro ejemplo de una completa
eliminación de un ejército tan numeroso y equipado con novísimos pertrechos.
El
triunfo de Stalingrado demostró que la potencia del Ejército Rojo había
aumentado. Sin embargo la victoria tuvo un precio muy alto: el ejército
soviético perdió más de 1.1 millones de soldados y oficiales
La
batalla de Stalingrado fue una etapa decisiva de la guerra. Al tomar la
iniciativa estratégica, el ejército soviético la mantuvo hasta el final de la
guerra. En febrero de 1943, comenzó la ofensiva en todos sus frentes, desde
Leningrado hasta el Cáucaso. La derrota de sus cinco ejércitos enterró las
esperanzas de los alemanes de vencer a la URSS.
En
noviembre de 1943, en la conferencia de los dirigentes de las tres potencias
aliadas en Teherán, el Primer Ministro de Gran Bretaña, Winston Churchill,
entregó a la delegación soviética de ciudadanos de Stalingrado el don del Rey
George VI, una espada en honor de la victoria sobre los invasores fascistas. En
ambas lados de la hoja de la espada fue inscrito en ruso e inglés: "A los
Ciudadanos de Stalingrado, fuertes como el acero, en señal de la admiración
profunda del pueblo británico".
En
1965, cuando la Unión Soviética celebraba el 20 de la victoria sobre los nazis,
la ciudad recibió el título de la ciudad héroe.
Gustavo Troncoso |
Actualidad RT
Fuente: RT y http://www.ecorepublicano.es/2016/02/se-cumplen-73-anos-de-la-heroica.html
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