“
hilaritas excessum habere nequit sed Semper bona est”
“El júbilo no puede
tener exceso sino que siempre es bueno”
Spinoza.-Etica.
proposición XLII)
Dicen
que quien ve un espectro queda triste para siempre, y ya nunca rie. La leyenda
se refiere seguramente a algún espectro de veras, y no esos que tanto pueblan
actualmente nuestro mundo y que tanto se aparecen en programas televisivos y en películas
viniendo del otro mundo. De ellos hay tanta cantidad como abundancia de testigos,
de guionistas y productores de espectáculos. Tantos hay que los han visto en
pantallas o en realidad que si produjesen aquel efecto del que hablo, ya nadie
sonreiría por ningún sitio. No, el espectro que produce la tristeza eterna no puede ser
de esos fantasmones.
Esta
era una de las razones por las que , antes de empezar a leer a Kant tenia reparos
en abordarle y fui retrasando durante largo
tiempo el encuentro con ese que, aunque no fuese espectro, me asustaba por su
reconocida radicalidad moral. Leía a sus
comentadores pero no a él por miedo al contagio. Temía me ocurriese lo que les pasa a los que se topan
con un fantasma o bien lo que les aconteció
a los filósofos estoicos, que eran
representados siempre en las caricaturas
, e iconografías romanas, como barburods con caras tristes. Me agradaba
la otra iconografía graciosa de los
filósofos siempre con su túnica raída, pero no la del no reír. Los estoicos habían visto, en
efecto, un espectro, en forma de providencia
y sentido de todo el cosmos. Ver a algo que explica todo , es en efecto,
impresionante. No se si Hegel reía mucho.
“ quamquam
ridentem dicere verum, quid vetat?”
“Qué impide que quien ríe
diga la verdad” (1)
La
sorpresa fue que al entrar en Kant, experimente con lo mismo que Goethe:
“leer
una página de Kant produce el mismo efecto que entrar en una sala iluminada”
Mejor
aún, encontré que Kant introducía constantemente chistecitos graciosos en sus reflexiones que hacían sonreír. No es
de extrañar que sus clases se destacasen por la gran afluencia de alumnado,
cosa imprescindible en el tiempo en que
los profesores universitarios cobraban de los alumnos y según su
cantidad mejoraban sus rentas académicas.
A Schpenhauer, que si que era un filósofo de muy mal humor, por ejemplo, se le iban
todos los alumnos y termino abandonando el mundo de la catedra porque “primun vivere deinde
philosophari”…in academia.
La imagen de un Kant monótono y adusto
encerrado en un malhumor y heredando un pietismo de la educación que recibió de
su familia, pronto se me disipó
cuando , estimulado por las primeras
lecturas, me acerque a biografías de investigación más fundamentadas (2),
y descubrí un Kant , lejos de ser el adusto aburrido profesor maniático, , a un buen vividor,
jugador de cartas y de billar, buen
comedor hasta el fin de sus días, bien acompañado de amistades , incluso durante un tiempo frecuentador de actos d vida mundana de su localidad, ameno y dinámico conversador, incluso algo
provocador y gallito en ciertos temas como su defensa de la Revolución
Francesa, alejado de manera poco habitual
en un rector universitario de la religión oficial, sin beatería alguna, siempre compartiendo mesa con amigos y
conocidos, y con una mentalidad muy universitaria bien
al tanto de acontecimientos y opiniones de su época. Ese Kant al que yo descubría, luminoso,
revolucionario y hasta divertido en su obra, se sacudía , lo que me parecía más verosímil, , en su vida,
oficial , ese sanbenito de piedad
que le fue atribuido. (Quizás por culpa de alguno de su biografos y por
el final de su crítica de la razón
práctica) y de tristeza provinciana de solterón
irascible.
Los
chistecitos filosóficos de Kant son muy apreciables,
así en Antropología , nos habla de aquel matrimonio tan unido
que compartía tanto el mismo pensar y el mismo deseo , a saber : ambos deseaban la perdición del otro. La misma broma reaparece en la Segunda
Critica al poner como ejemplo de acuerdo y coincidencia de ánimos la de Carlos V y Francisco I, : ambos ambicionaban
conquistar Milan. O el retrato de efecto cómico que hace del español henchido
del sentido del honor que se pasea con su espada por los campos sin arar y sin
dar ni golpe, en su opúsculo sobre lo Bello y lo sublime. En otro lugar se hace
Kant eco de aquella broma que se decía de los pietistas providencialistas de
que debían de darse gracias a dios
porque en su divina providencia haba previsto la nariz para que pudiesen
apoyarse las gafas.
Pero
no es solo es caso kantiano. Los filósofos son, contrariamente a lo que se piensa,
gentes muy graciosas. A Diógenes le preguntaron en una ocasión. “
“Maestro,
dinos ¿a qué hora se debe poner uno a comer?,” Depende,- respondió- si eres
rico puedes comer cuando quieras y, si eres pobre, siempre que puedas” (2)
Sócrates,
además de pasar buena parte de su tiempo a banquetear en simposios con sus
amigos, parece que era un descarado gracioso.
No sin razón y por cierto
parecido provocador y bromista con el cínico ,, Jenofonte relata
que a Diógenes le llamaban un “ Socrates
enloquecido”. Cierto día, un rico ateniense encargó a Sócrates la educación de
su hijo. El filósofo le pidió por aquel trabajo quinientos dracmas, pero al
hombre le pareció un precio excesivo.
“Por
ese dinero puedo comprarme un asno.
Tienes
razón. Te aconsejo que lo compres y así tendrás dos, le respondió el filósofo.. (3)
Otra
anécdota confirma que muchas de las
ingeniosas reflexiones de Sócrates debían
de provocar la carcajada. Le preguntó un
joven seguidor,
“¿maestro,
que debo de hacer casarme o seguir soltero?”
a
lo que Sócrates le respondió.
“Lo que
quieras porque hagas lo que hagas lo lamentaras”. /4)
Así
que no es preciso recoger una más extensa antología de gracias para constatar
que la sapiencia no está reñida con la risa, y que no hay que atender a
prevenciones como las que dicen.
“
risus abundat in ore stultorum”,
” La risa abunda en la boca de los tontos”. (5)
” La risa abunda en la boca de los tontos”. (5)
No
hay cosa mas tonta que la risa a destiempo
(6)
“como
si tuviesen acceso a los secretos de la naturaleza, arquitecto del mundo, o
como si acabaran de bajar del consejo de los dioses. La naturaleza, en tanto,
se ríe a carcajadas de ellos y de sus conjeturas. Lo cierto es que no saben
nada con certeza, y buena prueba de ello es la interminable contienda entre
ellos sobre cualquier tema. No saben nada, aunque proclamen que lo saben todo.”(7)
Es
en efecto, la mejor risa, la que demuestra que se sabe la alegría de vivir y gozar de la vida.
El
reírse ha sufrido muchos avatares históricos. En la Grecia antigua, el gelastos, el que reía, gozaba de buen predicamento. Hasta se contaban
casos de filósofos o artistas que murieron de risa y no por ello desmereció su
crédito. Así, parece que el filósofo Crisipo murió de un ataque de risa al contemplar
como un asno se comía los higos preparados en un plato para su dueño y, encima, los asistentes proponían darle vino para acompañar
el manjar. El pintor Zeuxis se murió después de pintar la imagen de una vieja él mismo, tan graciosa que le provocó un
ataque mortal. Morir de risa, debe de reconocerse
que no es la peor de las muertes. . A Demócrito
se le representa siempre riendo.
No sabría si debe contarse entre las cosas buenas o las malas el hecho de morir de alegría cosa que según dicen los antiguos podía ocurrir, aunque hoy no parezca que esto se considere verosímil. Esta incredulidad de hoy dia acerca de esta causa d e muerte podría anotarse a una tristeza predominante hoy más que en otras épocas. Así consta en la literatura y en la memoria d e los hombres que a muchos les provocó la muerte un gozo enorme e inspirado,
No sabría si debe contarse entre las cosas buenas o las malas el hecho de morir de alegría cosa que según dicen los antiguos podía ocurrir, aunque hoy no parezca que esto se considere verosímil. Esta incredulidad de hoy dia acerca de esta causa d e muerte podría anotarse a una tristeza predominante hoy más que en otras épocas. Así consta en la literatura y en la memoria d e los hombres que a muchos les provocó la muerte un gozo enorme e inspirado,
“ahogada
el alma al no poder soportar la violencia de tan intensa emoción!” (8 )
Cuenta
Aristoteles que Policrita, una noble
señora de la isla de Naxos murió al recibir una alegría que no esperaba. Se cuenta del
comediogr4afo Filipides que murió de alegría al recibir un premio que no
esperaba en un certamen poético. Se contaba también la historia del rodio Diagoras cuyos tres
hijos vencieron en una olimpiada, cada
uno en su especialidad deportiva, y al recibir
el premio el tercero, cayo el padre fulminado en medio de aquella alegria y por
su causa. Existen otras muchas historias y testimonioo0s parecidos en la antigüedad.
Los ingleses parecen mas abiertos a esta posibilidad, pues en su lengua existe
el termino fatal hilarity que no existe en español , pues el morirse o partirse
de risa no tiene ese sentido fatal del inglés.
Lo
mismo ocurría en Roma. Se decía de Cicerón, contrariamente a la imagen de
severidad que nos llega de él hoy, que era un bromista. La primera antología de
chistes es griega, de la época bizantina, un libro denominado Philogelos.
Este libro ha servido de plagio
secreto de muchisimos monologuistas. . Por el contrario, a los filósofos
estoicos se les caricaturizaba como gente que no sabia reir, barbudos y
ceñudos. De aquella época era el chiste que se ha contado durante largo tiempo
sobre el emperador Augusto. Se dice que
el emperador en uno de sus viajes encontró a un hombre que se parecía
enormemente a él. Sorprendido, le preguntó su su madre había trabajado durante
algún tiempo en el palacio imperial. El hombre, respondió que su madre no pero que su padre si. Se dice que Augusto reaccionó
con un buen humor tolerante ante la injuria
sobrentendida de la respuesta.
Por el contrario, en otras épocas, fue
mayoritaria juzgar la risa con severidad. Ya desde su aparición, los cristianos en Grecia y Roma se ganaron una fama de gente adusta ,
cuyo fanatismo era poco amiga de la risa y de la broma. Las
reglas monásticas consideraban el reírse como una gran violación del régimen de
vida santo y el reírse se trataba
en las Reglas de San Benito en el importante capítulo VII el
mismo capítulo en que se propugnaba meditar sobre la propia
indignidad del ser humano y la represión de la voluntad propia. Reírse debía de
pertenecer al mismo género de cosas que la dignidad propia y la libertad.
Hemos vivido durante mucho tiempo en la concepción judeocristiana del humor —o, mejor
dicho, del mal humor- que obligaba a creer que la vida era un valle de lágrimas
y reír , por lo tanto, algo inadecuado por ser a destiempo. La naturaleza
misma, esta vez al contrario de la de
Erasmo, así lo demostraba.
“ A
mi parecer más cierta propiedad del
hombre es el llorar que el reir, porque lloran en nasciendo, y algunas veces
dentro del vientre, y la risa comúnmente no viene hasta los cuarenta días del
parto. En las causas naturales de esta risa no me entremeto agora [...](9)
Cuyas
versiones modernas muestran hasta qué punto seguimos en aquellas raíces.
“La
vida ens dóna penes, ja el nàixer és un gran plor” (10)
Así
pues, entre San Benito, sensu contrario, y Erasmo en sentido propio , en lo que llevamos hablando,
aprendemos que el reír tiene que ver con
la dignidad y la libertad y que la naturaleza dicta risas y alegría. Tomemos pus nota de ese primer
parentesco de la risa con esas cualidades.
Si abordo el asunto de la risa
empezando por los filósofos es porque
encuentro otra relación entre el reír y el saber. Montaigne lo decía muy
bien.
“La
prueba más clara de la sabiduría es una alegría continua. (11).
Otros, además de los sabios, ente los que cultivan
la palabra, y las representaciones con
las que nos desenvolvemos , vivimos y
sabemos, es decir los poetas, han
entendido que hay una sabiduría necesaria en el reir. Como en el decir de
Horacio.
“ misce stultitiam consiliis brevem, dulce est
disipere in loco”
Añade un poco de locura a tu
comportamiento, es dulce divertirse un poco (12)
Creo
yo que lo veían así , porque al saber,
como al conocimiento se le puede asignar la función de enfrentarse a la
desdicha y contribuir a privar de su poder al dolor que acostumbra a visitar a
los humanos.
De
la risa se han ocupado muchos desde todos los puntos de vista. De la historia,
de la psicología, de la fisiología, de la lingüística, de la antropología, lo que demuestra que reír es una cosa muy seria.
.
Pero
basta del reír solo de los que piensan, porque más gracioso es el reír de los que intentan pensar de manera graciosa, o
buscar el significado riente de la cosas. Por ejemplo, como aquellos que disputaban de manera
filosóficamente chusca sobre si
el “ cogito ergo sum” de Descartes,
había que entenderlo bien como que
alguien le había “ cogido lo suyo” o si le habían
“cogido algo suyo”.
Porque
reírse de los filósofos es también otra constante de la buena risa. Asi es
conocida la risa de aquella criada tracia que vio c0mo el filoasofo Tales se
caía por un pozo cuando iba andando
mirando en sus ensimismaciones astronómicas, mirando las estrellas. En esto tenemos al soberano de todas las
risas, al inigualable Aristofanes como
maestro.
Aristofanes,
nos muestra la invención griega de la
risa como acto público, como comedia, en
el teatro. La risa en la comedia
representada en un lugar público. Es una altura inigualable de civilización
humana usar un espacio
y concebido para que el pueblo se ría de si mismo, como también se
destinaba a que el pueblo se enseñase a si mismo, en la tragedia. Es inigualable la invención del
comprender social puesto que de comprender se trata en la comedia al ser todo
comprender humano un ponerse en cuestión.
En el teatro,
es el propio pueblo el
espectáculo más que la construcción material del anfiteatro o la obra o los
actores. El protagonismo es, en la comedia, el reír colectivo. Un anfiteatro
donde se representa una comedia es un
espacio organizado en el que todos pueden ver simultáneamente la condición de
si mismos y compartirlo con risas. La comedia nos descubre por lo tanto otro de los rasgos humanos con el que se vincula la risa: con el
compartir y organizar y celebrar una propuesta. El reír, como la misma palabra, el
lenguaje humano , es un acto proposicional.
No es neutro solo juicio sin contrastar
y sustraído a los demás como pensamos sino que ejercitamos un pensar plural, No existo porque pienso
sino porque pensamos existimos y somos
un conjunto de seres distintos de mi que nos hallamos en relación de comunidad(13).
Ese conjunto lo llamamos mundo. La
comedia es la mejor representación de ese mundo.
Aristófanes
y nuestras risas nos muestran también
que no solamente ese juicio
individual sustraído del juicio de los otros no es lo propio de la inteligencia humana,
sino que sin contradicción de los demás lleva al error. El mundo que hace el
hombre es un espacio en que siempre se debe dar la negación para que se dé la
posibilidad. La risa es la aceptación, siempre sorprendida, de esa negación
existencial y la alegría del nacimiento de esa posibilidad. Recordemos que los
mismos dioses se partían de risa cuando
veían a otro dios con limitaciones que ponían en entredicho la divinidad
como cuando contemplaban la manera de andar del dios cojo, Hefestos.
“
y una inextinguible risa se elevó entre los dioses al ver a Hefestos, a través
de la morada, jadeando” (14)
Todos
tenemos la experiencia de la abundancia de risa en los niños y en efecto vemos
que
“
ad vesperam demoratur fletuis et ad matutineum laetitia”
“el llanto es para la tarde y la alegría para la mañana” (15)
hasta
el punto que nos parece extravagante un niño precozmente serio como uno que conocí
yo, hijo de un amigo, que cuando le
preguntaban qué quería ser de mayor, respondía, que registrador de la propiedad,
en lugar de soldado, bombero, futbolista, o conductor de trenes.
Algo de común debe de tener esto de la risa y la
infancia, y a su vez con la inocencia, pues esa risa inocente es la que más
apreciamos y nos parece mas pura por estar mas lejos de la que se produce posteriormente,
como las de sarcasmo, ironía, burla, critica, que únicamente por afinidad
sonora con aquella podríamos llamar risa. La risa más bella es la más lejos de
la intención malévola, la menos cercana a la maldad. Por eso nos parecen
repelentes y desnaturalizadas las risas de los malvados. No puede existir,
verdaderamente risa mala porque la risa es un acto siempre público y patente, y
las malas intenciones son secretas por naturaleza. Risa y bondad es otra de las relaciones que
podríamos retener en este asunto en el que vamos avanzando.
(1).- Horacio Satiras.-
Lib I, 24
(2).- Recuerdos de
Socrates.(Memorabilia).-Jenofonte(3) Recuerdos de Socrates.(Memorabilia).-Jenofonte
(4).-Diogenes Laercio.-Lib II, 52
(5)-Lucano “Bellum civile” 1674
(6).” Catulo .Epigramas 39,16
(7).- Erasmo de Roterdam.-“Elogio de la locura”.(“Moriae Encomium”)
(8).-Aulo Gelio “ Nocvhes Sticas”,-Lib III, XV
(9).-Framcisco de Villalobos
(10).- Raimon.-“Al Vent”.
(11).-Michel de Montaigne.-“Ensayos” III,II,782
(12). Horacio Odas XII, 25-28)
(13).- Debo de reprocharme la broma anterior sobre el cogito ergo sum cartesiano para rfecogerlo ahora, y señalar que esto significa un “ cogito plural” , expresión afortunada que tomo de Paul Ricoeur
(15).-Homero. Iliada. I,599
(15).- .-Salmos 30,6.
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