Desde la primera vez que
llegó a mis manos, lo sentí como una guía para los cegados por la vida que
llevamos todos. Como yo comparto esa vida, se ha hecho uno de mis libros de cabecera. Estoy hablando de el “De officis”
de Ciceron.
“Nulla enim vitae pars neque publicis
neque privatis neque forensibus neque domesticis in rebus, neque si tecum agas
quid, neque si cum altero contrahas, vacare officio potest in eoque et colendo
sita vitae est honestas omnis et neglegendo turpitudo.”
“ ni en el ámbito público ni en el privado, ni en el foro ni en tu casa, ya hagas algo tu solo ya juntamente con otro, puede estar ausente
el deber, y en su observación esta puesta topda la honestidad de la vida y en la
negligencia, toda torpeza (1)
Cualquier reflexión que
anteponga lo honroso a lo util como la de aquel juez que elogiaba Horacio:
“ Honestum praetulit utili”
“ lo honesto antepone a lo útil” (2)
está hoy excluida del ámbito de lo razonable.
“¡ Qué fácil es tomar por realidad la dejación de los afanes
nobles!”(3).
Donde de una manera
más manifiesta se producen excusas por adoptar posturas de preferencias
de la utilidad sobre la honradez es en
el ámbito de lo público porque es lo más expuesto al juicio y la visión de
todos. En efecto, en ese terreno no funciona el anillo de Ciges que hacia
invisibles a sus usuarios y que así podían entregarse a comportamientos
vergonzosos sin ser vistos. Es por ello por lo que necesitan armarse de una más
solidad justificación de la renuncia a lo que moralmente se considera recto.
“
malefacere qui vult nunquam non causam invenit”
“ El
que quiere hacer mal nunca lo hace sin motivo” (4)
Algunos son expertos en
apelar a una “ética de responsabilidad” para lo que hacen que consiste en no guiarse por ética alguna sino por la del
poder y el resultado que pueda ser beneficioso para sus propósitos. Como reza
el refrán que Felipe González, uno de los predicadores de esa ártica de la
responsabilidad política, decía ser su favorito, “ gato blanco o gato negro son iguales, lo importante es que atrape ratones”. Este mismo gobernante
tenía un ministro de Hacienda qu
consecuentemente revelaba en que consistía esa caza eficaz. “España
es hoy un país donde es muy fácil hoy enriquecerse”. Se ha de decir, de paso, que en esas éticas de
responsabilidad cazadora, los ratones son siempre los mismos y son los que atrapan,
los vencedores, los que deciden quienes deben ser los atrapados y vencidos. Es conocido que ambos gobernantes viven hoy
un retiro dorado de propiedades millonarias
como asesores de multimillonarios
gatos
Se suele dar por admitido, e
incluso es una muestra de sabiduría citarlo, el dicho de que “la política es el
arte de lo posible”. Oculta esa
sentencia, que está utilizando el concepto de posible de manera intencionada.
En efecto, se está entendiendo lo posible en tanto que opuesto a lo imposible,
con lo cual el dicho en realidad está
apelando a que debe de hacerse únicamente lo que es, lo que está dado,
no extralimitándose nunca los límites que impone lo que es, y no lo que hubiese
podido hacerse o lo que se debe de hacer. Al hablarse asi d elo posible se esta
entendiendo que solo lo que existe es lo posible. Posible, no obstante tiene otro significado
cuando no solo se contrapone a lo que
es, y a lo dado. Una cosa es lo que es y otra lo que sería posible.
Posible significa entonces tanto lo que
existe ya como lo que puede existir de
otra manera. . El diferente uso de ambas
perspectivas se hace patente según nos pongamos
en la posición del que dice: “debes lo que puedes” o del que dice- como imponía
Kant- , “si puedes debes”. Lo primero está emparentado con la necesidad lo
segundo con la libertad. Porque en efecto, no se debe aquello que la necesidad
impide, pero se debe lo que pertenece a nuestra libertad. En las cosas que denominados
humanas, las llamamos así precisamente porque
se ejercen y funcionan en el ámbito de lo libre, es decir de lo posible. Preciosamente
el ejercicio de la libertad es empujar
un punto más allá lo que es imposible.
En ese campo de lo posible,
es decir de lo que puede ser otro, es alternativo y no
está sujeto a necesidad, es donde reina la libertad y por eso es el lugar
privilegiado del deber. El deber es un tipo de necesidad que no aparece en
ningún otro lugar de la naturaleza, solo en este lugar de lo libre. Es en la
indeterminación d ela libertad donde toma forma la ley moral y surge el deber. Otra forma de decirlo
con brevedad es a la manera de Kant, que
lo dice así. “La moralidad es asunto de arte no de naturaleza”. Esta última
frase me viene particularmente bien por cuanto vuelve a traer a la página el
dichoso “arte” que dicen que es la política. En efecto, lo es, pero siendo un
arte de lo posible, como continua el dicho que pretende moderar –
reaccionariamente- aspiraciones, es un arte
libre, un arti-ficio, protagonizado por
el hombre, y es un arte que se vincula a
moralidad. Libertad, moralidad, posibilidad, artificio,….conceptos todos cuya
sugerencia vivencial nos llevan muy lejos de la intención conservadora del
refrán citado con tanta reiteración como inconsciencia.
En la misma insistencia se
incurre, y debo de excusarme por la tozudez de esa propuesta cuando se
distingue entre causas y motivos. En el segundo caso interviene la voluntad y
la razón, el juicio reflexionante que hace que lo que origina una acción ya no
sea una causa como la que opera en las leyes de causalidad necesarias y
naturales sino en las propias del arte, del artificio humano. Con el fin
de que no se pierda la vinculación entre
razón y voluntad, es por lo que yo prefiero a la expresión “los motivos que me llevaron a… “, poner mejor la siguiente. “ las razones que me han movido a…” . En
esta segunda fórmula aparecen juntas el
moverse, que es la metáfora más ilustrativa
de la libertad, y la razón
Los clásicos lo formulaban
con una hermosa frase.
“Victrix fortunae sapientia”
“la
fortuna se vence con la virtud”.- (5)
Lo que significa que la
fortuna, es decir los propios acontecimientos que hayan de suceder, esos que el conservador
dicho que citamos al inicio supone que son imposibles que acontezcan, en el refrán latino, por el contrario, se dice que son posibles. Queda quebrada la necesidad del destino, si se usa la
sapiencia. Esa sapiencia es la virtud, es decir, el empeño de las dos
conciencias, la de la razón pura y la de la razón práctica, por usar los términos
de Kant. El del conocimiento y el de la conciencia moral. El saber y el deber.
Ambas cosas vencen a la fortuna. Hacen
que lo es o deba de ser por necesidad, sea de otra manera y que lo que no pueda
ser por la fuerza de las cosas, sea posible. El mundo del hombre, por ser el de
la moralidad y la libertad no es el de
la realidad sino el de la posibilidad.
Dentro de ese campo de lo
humano y libre, se encuentra el deber. Decir, “si debes , puedes” es que estás
vinculando lo que el destino nos depare a la virtud del deber, subordinando
aquello a esto, o más bien haciendo de ambos una sola cosa, de una sola pieza.
La vida buena misma que es el ejercicio
de la libertad y el deber.
Cicerón lo describe estupendamente
en su De Officis .No voy aquí a reproducir sus innumerables sólidos y hermosos
argumentos, pero recomiendo su lectura como si una cita a continuación
incluyese la totalidad de su bellísimo texto. Para él, y así debería ser para muchos, está
claro la irrenunciable radicalidad con
que debe de defenderse la supeditación
de la utilidad y el placer al bien moral (bonum honestum) que es al mismo tiempo
descrito con atractivo de belleza humana (decorum). Todo esto es muy diferente
a lo que nos enseñan día a día las normas sociales y la ideología dominante. Vivir,
deber, belleza, virtud, libertad, sabiduría,
perfeccionamiento personal, dignidad y decencia, compromiso colectivo con su alcance por
todos, todo ello como una sola cosa sólida, y de lo que cada
pieza que la compone reclama a
las otras un “ decorum” que decían los latinos o una “ eudaimonia” que decían los
griegos. Una vida digna de vivirse que decía Kant.
Este “decorum”, esta decencia,
es forzosamente pública. No es la virtud teologal limitada a un elitista y
propio comportarse y hacerse a si mismo
como si de una escultura, una obra estética
, se tratase. La virtud de la vida decente no es el deber que nos
venga por la via de conservar
escondidamente un bello retrato de un
bello Dorian Grey en el fuero interno de su buhardilla. La virtud es un comportamiento político,
un compromiso con lo común. Es esta segunda reflexión, la del significado de
virtud, la virtú de la que hablaban
los humanistas cívicos italianos del renacimiento,
un vivere civile, de hombres libres y justos, comprometidos con la ciudad libre que hace libres a todos. No me voy a extender auqui pero debe constar que cuando hable de deber , en todo el desarrollo
que sigue, se va entendiendo que es un
deber público y político. En otro caso,
no hay deber ni se dan sus fuentes ni
sus fundamentos. Entre los que supieron utilizar el lema como una
potente reivindicación de un orden cívico autogobernado por los ciudadanos
mismos se encuentran los republicanos renacentistas italianos inspiradores del
humanismo cívico florentino: Bruni, Giucardini, Maquiavelo, que Hans Baron ha
estudiado en un erudito y esclarecedor libro que ha hecho historia (6)
Por eso es intencionada la constante mención a
Ciceron, un hombre al que el destino le
depara la muerte por su compromiso con el deber. La superioridad ciceroniana
sobre los estoicos que lo inspiraban
reside en su lúcida comprensión de lo que significa la naturaleza política del
deber humano. Cicerón supone siempre el carácter imprescindible de la sociedad,
entre todos los hombres y entre los conciudadanos; no cree que, debilitadas las
instituciones y sus certezas, puedan los
hombres refugiarse en la búsqueda de una perfección individual. Sin las
instituciones que articulan políticamente los deberes que exige la conciencia moral,
el mundo humano no puede seguir
funcionando.
Hoy, el horizonte normativo
, el que reclama el deber como clave de la vida, debe de ser reivindicado con
mas urgencia e intensidad que nunca como
clave de esa vida normativa colectiva o política. No solo porque supone
reclamar el horizonte de la racionalidad frente al paisaje del interés, o peor
aun del simple beneficio lucrativo
egoísta que es el predominante hoy dia. Es que lo normativo, la
exigencia del deber debe reivindicarse del ser humano, un ser finito, histórico
y político y de lo no se puede derivar una normatividad absoluta como un
exigente y riguroso ideal
personal sino de un ser
necesitado de auxilios culturales, de la comunidad y de la aprobación y calor
de esa comunidad para vivir. Por lo tanto nunca puede erigirse como un pietismo
individual ético, de responsabilidad
individual ante la propia conciencia
sino como un compromiso político que incluya la trasformación de las
instituciones y espacios donde sea posible acogerlo. El deber moral es el deber de construir una cultura material de
objetos, instituciones, costumbres, valores
y relaciones que propicien la racionalidad moral. Los que apelan a la transformación
moral de la sociedad como si de una tarea de piadosa transformación de las
almas se tratase olvidan que son esos espacios culturales y políticos en donde crece y se hace la
moralidad y que con ellos se obliga , “
hasta a un pueblo de demonios” , como decía Kant , a vivir moralmente.
Una de las consecuencias
inmediatas de esta ultima reflexión es que no se cambia el mundo cambiando a
los hombres. La respuesta que cree esto es profundamente antipolítica. El punto
central de la política es la preocupación por el mundo, por la plaza, por el
espacio de lo que hacemos. Porque los hombres producimos espacios y es allí
donde tienen lugar los asuntos humanos. Ese espacio entre los hombres, es el
mundo singularmente humano. Los hombres son capaces de producir algo que no son
ellos. No se cambia una organización o una asociación empezando a influir sobre
los miembros. Si se quiere cambiar una institución, una organización, cualquier
espacio público (político), deben renovarse sus leyes, su constitución, sus
estatutos, su gobierno, su economía, o bien la cultura que le sirve de sostén,
la hegemonía que deriva de las relaciones de poder en ese espacio. La exigencia
del deber no puede olvidar esto y su corolario: la política forma parte del
desarrollo moral de la persona y es nuestra responsabilidad moral estar muy
comprometidos en su acción. Que en la
apelación a lo justo y en la denuncia de
lo inmoral e injusto quiera limitarse a
un simple cambio de conductas es sintomático de quien en realidad no quiere
cambiar nada. Porque de igual manera que
reclaman que la soluon viene por una metamorfosis de individuos,
están suponiendo que la injusticia es
solo cosa de las conductas malas de algunos malos a los que basta convertir al
buen camino para que aquella situación desaparezca pero conservando las mismas
instituciones y en la misma cultura. El buen patrono procederá con
un piadoso interés por sus obreros, que incluya un misericordioso y
elevado salario y el buen especulador no deberá exagerar el interés de lo
prestado, de la misma manera que el buen padre deberá usar de la autoridad
patriarcal que le da la institución con buen juicio y criterio benevolente o el millonario abonarse con una cuota a una ONG
Por eso el tratamiento de
este asunto, de una manera que a veces se considera anómalo, pues alguien podría decirme. “Nos proponías hablar
de deber, y cuando esperábamos que nos
sacudieses la conciencia nos hablas de política”. No puede ser de otra manera.
De ahí que haya arrancado con un dicho que
se aplica a la política y de ahí que continúe ahora con una anécdota, que de inmediato, hago política.
En un viaje que realizaba
por Noruega, en compañía de amigos, me sucedió un hecho que me ha tenido
pensando largo tiempo. En el momento de subir a un trasporte colectivo, de la
ciudad de Bergen, nos apercibimos que neustra
billete estaba caducado por haber excedido el número de usos que permitía el abono. Los amigos aconsejaban
unánimemente seguir haciendo caso omiso de aquella infracción puesto que
sabíamos que eran muy infrecuentes los
controles. Yo protesté vivamente, y mi enfado por su actitud fue tan patente,
que terminaron por convencerlos y bajar para volver a renovar y adquirir el
abono preceptivo. No obstante, uno de mis
compañeros se dirigió a mi amistosamente , confesándome lo sorprendido que le resultaba
mi actitud dado que yo pasaba notoriamente por ser lo que se dice banalmente un
radical de izquierdas, lo que para él
significaba una actitud rebelde hacia las normas establecidas y siempre
reivindicativa de libertades y derechos frente a toda autoridad en toda ocasionasen
más alla y sin respeto por las
convenciones. Le repliqué brevemente, sin querer entrar en mayor discusión, que
precisamente por eso, por la preminencia de lo público, literalmente de lo que es del pueblo, de
todos, y no del capricho individual del
que puede, o sea literalmente, del que
tiene el poder, del poderoso , es por lo
que me consideraba de izquierda. La fortuna vino a callarnos a todos, pues una
vez comprado los nuevos abonos, al instante, ya en el autobús, apareció un revisor que verificó nuestro recién adquirido y
oportuno civismo. La fortuna – o el infortunio en forma de multa que hubiera supuesto el azar del controlador-
quedó vencida por la sabiduría.
En estos y parecidos casos,
desde entonces , me viene al pensamiento el cuestionamiento de nosotros
mismos y la obligación que tenemos ,de ponernos en lugar del otro, para contemplar cómo nos entienden , lo que muy raramente
hacemos, sea individual o colectivamente.
Son muy adecuadas las palabras
de Plutarco en este asunto.
“Siempre que se ha dicho algo que no es
verdad, no se debe mostrar desprecio y despreocupación porque es una mentira,
sino considerar cuál de las cosas dichas o hechas por ti, de tus preocupaciones
o relaciones, ha ofrecido el parecido para la calumnia y guardarse
cuidadosamente de eso y evitarlo,” (6)
Pues bien, hacemos cierto, en alguna medida
aquel prejuicio que decía mi amigo, al no insistir en que es el deber lo que debe ser nuestra fuente de legitimización
de lo que proponemos y contra lo que nos
alzamos los que nos consideramos de la izquierda . Es por la reclamación y propuesta del deber
, libre e igual más que por los
derechos por lo que debemos destacar nuestra especifica promesa política y social
los que nos reclamamos de esa situación política, es decir los partidarios de
la emancipación de los de abajo y de la igualdad.
El republicano Edgar Quinet
decía ya hace mas de cien años que
“la
democracia ha perdido su equipaje. Es necesario que rehaga todo su bagaje de ideas” (7)
Estrás palabras es más
adecuado ampliarlas hoy a toda la izqueirda, por cuan que es la izquierda la
raíz de la democracia, pero no
entendiéndolas como necesidad de ningún suplemento intelectual sino como de un
esfuerzo reflexivo que desemboque en actitudes consecuentes y modos de vida, en
cada una de las luchas que la izquierda, o la democracia emprenda
cotidianamente.
Es decir, que la izquierda debe de reconstruirse para
que sea identificada por el crédito
moral que se le acuerde al mantener en
la reflexión y en el vivir cotidiano una concepción de las relaciones humanas
fundadas en la igualdad y la fraternidad por encima de otra consideración .
Estoy refiriéndome particularmente, cuando hablo de crédito moral que
prevalezca a las otras consideraciones como la utilidad, la rentabilidad, la
satisfacción de las necesidades, el
poder, el interés o la eficacia. Creo que la presencia d elo normativo
reflexionado y vivido no es un obstáculo
en loa práctica política y hoy se hace mas urgente que nunca el lema de “ honestum pretulit utili”.
La segunda cualidad es que
esa insistencia en el deber sea acompañada constantemente, de un juicio reflexivo
y deliberado, fundamentado objetivamente
en esa deliberación y estar seguros de que sea un juicio acertado y no recogido de los clichés y pensamientos
ya hechos. Quiero decir cuando hablo de esta forma de juicio, el juicio compartido
en una deliberación en la que no se dé el dominio de unos por otros.
El deber , el obligarse a otro, solo es
ejercicio de libertad cuando el otro no es quien domina, sino igual a uno mismo y obligado de manera objetiva, es decir
por causa de una norma que a todos obliga por igual y que es expresión de la voluntad razonada de todos, En caso contrario cuando
el deber no contiene o igualdad y ley acordada, , el deber no es obligación
sino sumisión de unos y condescendencia
de otros. Por esta razón el inevitable deber siempre está ligado a la igualdad
y siempre vinculado a la universalidad y
a la razón. Deber, igualdad, razón, son un lema tricolor tan republicano como libertad,
igualdad, fraternidad., y si lo observamos bien, de nociones paralelas. Porque no hay
deber sin iguales, no hay razón sino
compartiéndola y que haya pasado
un test de universalización que demuestra su
carácter objetivo, y no hay
igualdad que no sea originada en una fraternidad que comparta nuestra condición
que da lugar a esa universalización
propia de hermanos, no de superior a inferior o de padres a hijos. El lema revolucionario
tiene otras formulaciones, en ellas, siempre está presente nuestra sujeción y
deber hacia nosotros mismos.,
Esto, en cuanto lo que nos
llamamos políticamente de izquierdas nos
decimos herederos de aquel lema de la Revolución Francesa y de la ilustración
que fue su cuna. A esto se añade, otra tradición también formando parte privilegiada
de la izquierda en política cual es el
comunismo. En el mismo surco volvemos a encontrar la siembra del deber.
Los comunistas, derivamos
nuestra conducta, y nuestras propuestas y planteamientos de la palabra “communis”, que viene del latín munus.
carga, obligación. Communis es la
carga y obligación compartida. Ser comunista supone deberes, que son comunes
por venir de la comunidad y que además
han de ser elaboradas entre materialmente
y jurídicamente, iguales por ser
la única condición de que al obedecerlas continuamos siendo libres.
El planteamiento de las
cosas públicas en términos de derechos no puede olvidar una de las
formulaciones que pueden darse al conocido imperativo moral kantiano que podría
ser dicho así: “piensa que tu derecho debe de ser compartido por todos para ser
justo”. De esta forma, el derecho subjetivo se hace compartido, “ munus”
nuevamente.
El planteamiento de las
cosas públicas en términos y formulaciones de derechos son una plasmación
jurídica de la figura de derecho individual subjetivo, que a su vez viene de una hipótesis de la
existencia de derechos innatos, como viniendo de cada individuo con
anterioridad a la existencia de comunidad alguna, de la ficción de ser que no naciese ya como animal político sino como individuo. Este derecho innato viene a su
vez de un iusnaturalismo, unos derechos nacidos, no de hombre, sino de dios, no de lo que el
hombre se propone y construye entre todos, sino de lo que la naturaleza ajena a
él obliga con necesidad forzosa de imposible opción libre.
No quiero ir muy lejos en
las arriesgadas perspectivas que abre esta forma de mirar. Me conformaré, por
el momento, en dar cuenta de que cuando
se apela a lo que es natural , a la naturaleza y de lo que ello se deriva,
normalmente se ha empezado mental y socialmente siempre con un procedimiento contrario. Se empieza
afirmando lo que es obligado y después
se continua diciendo que ese es el contenido de lo exigido por la naturaleza. Con este
sistema de redundancia circular, cualquier cosa podría afirmarse que la naturaleza lo dicta. Todo lo
natural es obligatorio, siendo lo obligatorio lo que es natural. Este es el procedimiento
sospechoso que ha fundamentado los naturales sometimientos de la mujer, la
obediencia a los amos, la persecución de homosexuales, la brutalidad con los
animales.
Esta es la concepción que tomaron los teóricos
liberales que vieron en todo lo que era común, una polis, un Estado o una
colectivo cualquiera, un obstáculo y un mal,
no un elemento de la personalidad humana, sino un monstruo que aunque
lamentablemente necesario había que poner límites y barreras. Estos límites, a
mano, eran los derechos individuales subjetivos. La figura fue excelente para
el inicial desarrollo histórico del capitalismo y óptimo para el desarrollo posterior
pues permitía quebrantar todo poder de los individuos quien asociadamente podrían
darse y que podían amenaza la propiedad que un individuo sin límites de ambición
podía a conseguir . Sobre una democracia
asi concebida, como propiedad a garantizar frente a la amenaza de los que no
poseen se construyó el liberalismo. Omo una democracia blindando como derecho pos subjetivos individuales
que s e poseían como se poseen riquezas, destinadas al le lucro y con funciones de defensa fuente a lo que todos podían acordar
como deber que se plasmase en una norma. El acuerdo libre de todos iguales era
un atentado a “ moi et mon droit”, mi hacienda y mi derecho particular
subjetivo. La libertad seria entonces el libre ejercicio arbitrario y sin límites
de mi derecho innato- anterior a toda sociedad e intocable por ella.
La libertad
de los comunistas y de los republicanos
era, por el contrario fundamentada en el deber. Ese deber era un
elemento de la virtud necesaria de compromiso y participación de todos en la construcción
de los asuntos comunes, esa virtud que garantizaba la vida plenamente humana.
Ese deber tenía como resultado, de un modo más eficaz que los derechos
subjetivos, la posibilidad de un autogobiern, pues el deber producía las normas
y ser gobernados por las normas que
todos nos damos, es autogobernarnos, es construir el mundo moral y
social de lo que es bueno y malo, lo justo y lo injusto. Los hombre se crean
una segunda naturaleza de lo que debe de ser
frente a las exigencias necesarias de lo que es natural. Esa creación de un mundo propio de lo
humano es la libertad.
La reivindicación del
deber y de la igualdad es, por lo tanto,
lo propio y característico de los comunistas y republicanos no liberales, y esto de manea radical porque eta en juego
lo esencial mismo de neustra condición de libres. Por eso esa igualdad debe
ser exigida sin contemplaciones, particularmente
frente a la hipocresía de la desigualdad material que preconizaría una simple igualdad
jurídica y de derechos. Donde hay desigualdad
material prevalece la fuerza y es la del más fuerte lo que se llama derecho.
Hobbes, el patriarca de los monárquicos
en su época, y de los liberales posteriormente, lo veía de modo clarividente,
al decir que los republicanos y los antiguos cuando hablaban de libertad lo que
están hablando es de poder . Y cuando se habla de poder en sus escritos se está
hablando de derechos desde la perspectiva de que cada uno tiene derecho
natural a hacer cuanto desee; su derecho se mide por su poder
Para llegar a la libertad
en la visión republicana, se debe de
saber que, ésta no es el ejercicio del libre arbitrio amparado por
derechos que justifican la labor del Estado
sino que es el autogobierno. Para Hobbes y los liberales, la libertad tiene
como único linguete el respeto a la libertad de los demás, y terminaba allí
donde empieza la de los otros. El
Estado, o la organización política similar,
es el garante de esos límites. Para los republicanos, la libertad
comienza donde comienza la libertad de
todos, y esto se realiza en el Estado o en la organización política equivalente
cuya existencia es la realización misma cotidiana de esa libertad ente iguales.
Solo en la ciudad s e promueve la libertad, el ámbito privado está privado de
ella y solo lleno de fuerza y de
relaciones desiguales de dominio de unos por otros La libertad es el gobierno de nosotros por nosotros
mismos y en la visión comunista esto se llama democracia, como muy bien lo
veían Aristóteles, Platón o Plutarco
“El gobierno se hace democrático cuando los
pobres, consiguiendo la victoria sobre los ricos, masacran a unos, destierran a
otros, y comparten en igualdad de
condiciones con los que quedan, las
magistraturas y el gobierno, reparto que se hace de ordinario por
sorteo. Así es, en efecto, como la democracia se establece, sea por la vía de
las armas, sea que los ricos, temiendo por si mismos, tomen el partido de
retirarse……Por lo pronto , todo el mundo es libre en esa ciudad; en ella se
respira libertad y se vive libre de toda traba; cada uno es dueño de hacer lo
que le agrada….dondequiera que existe ese poder, es claro que cada ciudadano
dispone de si mismo y escoge a su placer el género de vida que mas le agrada”
(8)
“No se debe suponer democracia, como hoy dia suelen hacer algunos, simplemente donde
tiene la autoridad la masa (pues también en las oligarquías y en todas partes
el partido mas numeroso es el que ejerce la autoridad), ni oligarquía donde
unos pocos tienen el control del régimen. (…) Hay mas bien que decir que una democracia existe cuando los libres ejercen la autoridad, y una
oligarquía cuando los ricos. Si además aquellos son muchos y éstos pocos, ya
que libres hay muchos, pero ricos pocos.
(…) tenemos democracia cuando los libres y pobres, siendo muchos, tengan
el control del poder, y oligarquía cuando
lo tengan los ricos y mas nobles, siendo pocos. (9)
“Pericles se fue aproximando al pueblo
de tal manera que tomo la causa de los muchos y pobres en vez de la de los
pocos y ricos” (10)
“Fue cosa particular de Solon la
abolición de los créditos con lo que consolidando poderosamente e la libertad
de los ciudadanos, porque de nada sirve que las leyes establezcan la igualdad
si los créditos privan de ella a los pobres, pues cuando parece que usan mas la
libertad entonces es cuando más esclavizado están a los ricos, a quienes tiene
que obedecer y estar sujetos en los actos de juzgar, de resolver y hablar en público.”
(11)
En ninguna de las
descripciones anteriores sirven de un lenguaje
que habla de libertad, de un vivir como se quiera
compatible con el autogobierno de esos
muchos y pobres con tal de que el poder de
los ricos hayan sido previamente abolidos, del servicio a la causa de los pobres y muchos, de la
igualdad y de los libres que ejercen la autoridad, la facultad de resolver, de
juzgar y de hablar en público.
La democracia nació
históricamente como un límite que se impone al poder la propiedad privada. Este
es el significado que le dieron los grandes reformadores que instituyeron la
democracia en la antigua Grecia. La reforma de Clistenes, quien en el siglo VI
aC, construyó una comunidad política sobre la base de una distribución
territorial abstracta que quebraba el poder local de los ricos propietarios. La
reforma de Solón ya prohibió la esclavitud por deudas.
El principio democrático es
la afirmación del poder de todos y
todas, un poder de seres humanos que contraría el juego normal de la
distribución de poderes que dicta la naturaleza de manera innata como un
derecho natural: el sometimiento de los débiles y pobres a los fuertes. Un
sistema que contraría la forma de gobierno y el establecimiento de las norma
por razón de nacimiento, posesiones, dinero,
ciencia, etc , atributos todos que da la posesión de riquezas. Una vez conformados estos atributos , se les
llama derechos individuales que deben de levantarse fuente a las amenazas de la
decisión común. Es la razón por la que la democracia, por tanto, está ligada a
una limitación de poder de la propiedad para que no se convierta en riqueza.
Está claro que la democracia vive allí donde es capaz de ejercer esa
limitación.
De la misma fuente de estas
consideraciones nace la postura que considera que el comunismo no se distingue
por ser una atención a las necesidades sociales, sino por ser ante todo, una radicalización
de las exigencias democráticas, llevando la democracia en profundidad a las
situaciones de ámbitos en que se creen que debe de estar ausente por no ser estrictamente
política. El deber, -en este caso el deber democrático que impone igualdad y libertad-no
puede estar ausente “ ni en lo púbico ni en lo privado, ni en tu casa ni en el
foro”, como dice Cocieron. Las relaciones de propiedad, como toda relación
humana y particularmente aquella que sea susceptible de generar dominio de unos
por otros, como son las económicas, son
las mas necesitadas de deber, de
obligación compartida, de “ munus”,
de comunismo.
Aquella ruptura de lo establecido
que me atribuía mi amigo en el autobús de Bergen, era, de algún modo, cierta ,en
cuanto que los comunistas planteamos una quiebra, ciertamente, de los poderes y
de las normas que se dictan para los derechos de los poderosos. No en vano la
Internacional, dice en las palabras del himno “del pasado hagamos tabla rasa” y
que “ el mundo ha de cambiar de base”. Pero con mayor fuerza proclamamos la confianza en la virtud de los pobres y muchos:
“los nada de hoy todo han de ser”, excluidos de ella por considerarse hipotéticamente
que han merecido su desgracia por su
natural vicioso. Con fuerza proponemos el gobierno comunista es decir el
del deber y el reparto común e igual de las cargas y de las
obligaciones. Porque somos y prosperamos como
libres cuando nos sometemos a lo que nosotros mismos nos hemos dictado
como deber cuando lo común y lo igual
prospera.
Los comunistas, cuando
señalo que nos es propio el subrayar de una manera predominante, como indica la
propia etimología del vocablo, el munus, el deber, es decir la exigencia
incondicionada de la moralidad nos distanciamos también, de una manera
destacada de las predicas de un discurso
piadoso. Cerremos que la justicia no puede
ser realizada a base de sermones sino una vez que se ha analizado y denunciado
los motivos económicos. Esta relación está presente en todas las citas del comunismo histórico, desde las
utopías antiguas, a las modernas, y desde los socialismos y republicanismo cívicos hasta Marx. No basta el esfuerzo ético para
conseguir algún resultado, pero no podemos desatender la dimensión ética aunque
la moral y la economía están constantemente unidas.
Esta es, señaladamente, una
de las enseñanzas peculiares de nuestro país, en el que los tiempos de la
Segunda República, tano los que le procedieron como los que se desarrollaron en
ella, estaban impugnados por todos aquellos que reclamaban justicia, con una
convicción de que era por la educación, la cultura y la formación, como se producían de manera privilegiada la emancipación
de los hombres, más que con los procesos electorales,
Como decía Plutarco, (12) los que de nosotros dicen mentira o yerran,
nos enseñan qué parte de nuestra
conducta ha ofrecido causas razonables
para esa calumnia. El aparentar la libertad que no es la nuestra, como si debiésemos
adoptar , pero exagerándola – como si no hubiese más que diferencia de cantidad
y no de calidad- , la libertad liberal del libre arbitrio y no
la del autogobierno que nos es propia, nos lleva a que seamos vistos
como llevados por una pulsión contra
toda norma. Si hubiéramos insistido en la libertad que es al neustra, la de autogobierno
y la potestad sagrada de todos e iguales
que genera un deber irresistible ante el
que no hay ámbito de poderosos que pueda
sustraerse. Si hubiéramos insistido en nuestro empeño por construir ese régimen
de deberes que nos hace libres, no testaríamos hoy enfrentándonos a la calumnia. No lucimos
menos si mostramos nuestra propia luz.
"Homo qui erranti comiter monstrat
viam,
Quasi lumen de suo lumine accendat
facit.
Nihilo minus ipsi lucet, cum illi
accenderit".
“Quien
amablemente muestra el camino a quien va errado es como si le encendiera una
luz con su luz. El no luce menos, por haber encendido al otro".
(13)
(2).-Horacio
.Odas.-III,9.- los versos que preceden y anteceden a éste, no son menos
bellos.:
Est animus tibi
rerumque prudens et secundis
temporibus dubiisque rectus,
vindex avarae fraudis et abstinens
ducentis ad se cuncta pecuniae,
consulque non unius anni,
sed quotiens bonus atque fidus
iudex honestum praetulit utili,
reiecit alto dona nocentium
voltu, per obstantis catervas
explicuit sua victor arma.
Non possidentem multa vocaveris
recte beatum; rectius occupat
nomen beati, qui deorum
muneribus sapienter uti
duramque callet pauperiem pati
peiusque leto flagitium timet,
non ille pro caris amicis
aut patria timidus perire.
rerumque prudens et secundis
temporibus dubiisque rectus,
vindex avarae fraudis et abstinens
ducentis ad se cuncta pecuniae,
consulque non unius anni,
sed quotiens bonus atque fidus
iudex honestum praetulit utili,
reiecit alto dona nocentium
voltu, per obstantis catervas
explicuit sua victor arma.
Non possidentem multa vocaveris
recte beatum; rectius occupat
nomen beati, qui deorum
muneribus sapienter uti
duramque callet pauperiem pati
peiusque leto flagitium timet,
non ille pro caris amicis
aut patria timidus perire.
(3).-Ramon Buenaventura.-El abuelo d e las hormigas.
(4).” Publius Syrus Sentenctiae
(5).- Juvenal Sátiras XIII; 20
(6).-Han Baron.- “En busca del humanismo cívico
florentino”.- FCE México- 199
(7) Edgar Quinet.-La revolution .-Paris 1868 TI,p 11 Critique de la
revolution Francaise.
(8).-Platón
Republica Lib VII,557) ( lib Icap XVI
(9).Aristóteles.-Política.-Lib iv 1290,b)
(10) .Plutarco,
Vidas Pericles, 7)
(11) .Plutarco,
Vidas , Solon 3 )
(12).-Plutarco.-“ Como sacar provecho de los
eenemigos”.7,90ª
(13)." Cicerón,”
De officiis”, (“Sobre los deberes” ) I, XVI, 51), citando a Enio.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario