"Los poderosos no quieren una
jubilación que sea el producto de la solidaridad colectiva."
Estoy aquí para afirmar mi
apoyo total a un combate ejemplar pero también
para deciros en pocas palabras porqué me parece ejemplar.
He pasado cierto numero de
años de mi vida estudiando la historia del
movimiento obrero y eso me ha enseñado
una cosa esencial: lo que llamamos los derechos sociales adquiridos es mucho mas que unas ventajas adquiridas por grupos particulares
sino que significan la organización de
un mundo colectivo regido por la solidaridad.
¿Qué es ese régimen especial
de los ferroviarios que se nos quiere presentar como un privilegio arcaico ?Es
un elemento de la organización de un mundo común donde las cosas esenciales
para la vida de todos deben de ser propiedad
de todos. Los ferrocarriles, pertenecen a la colectividad. Esta posesión colectiva
esta gestionada por una colectividad de trabajadores que se sienten comprometidos de cara a esa colectividad.
, tabajadores para los que la jubilación de cada uno es producto de la solidaridad de un colectivo concreto. Es esta realidad concreta de un colectivo solidario lo que los poderosos no soportan. Es este el edificio que se han prepuesto demoler trozo a trozo. Lo que quieren es que no haya propiedad alguna colectivo ni colectivo d e trabajadores ni solidaridad directa creada desde abajo, sino individuos que solo posean su cueriza de trabajo como si fuera un capital italito que hagan fructificar vendiéndoselo a los grandes. Quiere individuos que vivan al dia, acumulando puntos para ellos mismos y solo para ellos. A la espera de un día en que los trabajadores no puedan apoyarse sobre su trabajo sino sobre el capital, es decir sobre la explotación y la autoexplotación.
Es por eso por lo que la reforma de las pensiones es para ellos tan decisiva, mucho mas que la cuestión concreta de su financiación. Es una cuestión de principio. La jubilación es como el tiempo de trabajo sacado del tiempo de la vida y donde cada uno de nosotros esta enlazado a un mundo colectivo. Todo el asunto está en saber lo que se juega en esa relación: la solidaridad o el interés privado. Echar abajo el sistema basado en la lucha colectiva y la organización solidaria es para nuestros gobernantes la victoria decisiva. En dos ocasiones ya se han lanzado con todas sus fuerzas en esta batalla y la han perdido. Hay que hacer todo lo posible para que la vuelvan a perder por tercera vez y que se les haga perder de manera definitiva el gusto por esta batalla.
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