Por Miguel Angel Doménech
Ni siquiera en los legendarios denostados regímenes de despotismo oriental o en los regímenes policiales más denunciados como totalitarios se encontraba una potencia de fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado tan desmesuradas y armadas. Educadas y formadas en la brutalidad. Actúan con la bestialidad propia de quien es presa de pánico ante los muchos y desarmados.
¿ Porqué ante los exhiben razones deben de mostrarse tantas armas?
Algo no marcha.
En los debates en torno a la
Constitución USA de 1787, el anti federalista Brutus (1)ya había advertido de la anomalía
peligrosa que significaba que estuviese previsto constitucionalmente la intervención
de hasta la fuerza represiva del ejército para hacer cumplir las leyes. Si las
leyes y el gobierno, afirmaba, son expresión de la voluntad popular realmente,
los incumplidores serían una excepción marginal no pudiendo concebirse que los
mismos que habían aprobado una política, se opusiesen a ella. La presencia de tanta fuerza la consideraba
un hecho contradictorio e insólito, que daba a entender que la representación y
la ley no estaría siendo fielmente expresión de la voluntad popular .Cuando se debían
prever tanta potencia para su respeto es
que no poseía respetabilidad democrática. El pueblo, afirmaba, si esta
negando tanto con sus actos su apoyo al gobierno
que se precisa fuerza cuasimilitar para reprimirlo, es que el sistema de representación está siendo
inoperante.
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