Gonzalo de Reparaz ( 1)
La circunstancia atenuante que Castilla puede alegar para excusar su torpeza colonizadora es que no tenía dónde ni con quien aprender colonización. Los portugueses que la habían precedido hallaron desuetas las islas del océano que descubrieron, de modo que el problema del trato y gobierno de indígenas idolatras no existió para ellos. El único o precédete que pudieron brindar a los castellanos no podía sino desviarles del bien camino: fue el de la guerra de conquista y saqueo de Canarias y de la costa africana con el consiguiente tráfico de esclavos miserablemente inaugurado por el infante D. Enrique. Desde entonces, la cristiandad se dio a comerciar con carne humana cruel y ávidamente como el viejo paganismo.
El programa popular
esta expresado en hechos y documentos fehacientes. Aún vivía las
Casas cuando los soldados del Marques de
los Vélez, en campaña contra los moriscos de Granada, se le iban luego que habían
hecho un buen botín “… y cargados de
ropas, yendo bien provistos de esclavas y de bagajes, se volvían a sus casas” ( Mármol Carvajal. Rebelión y
castigo de los moriscos de Granada.
Lib V cap XIII). Y cuando para
poner orden quiso ahorcar a unos delincuentes,
se le sublevó el ejercito, clamando los soldados que “allí no habían ido mas que a robar, que
por eso a nadie se le podía ahorcar por ladrón y que lo que fuera de uno fuera
de todos” Y forzoso fue dejar
impunes todos los crímenes pues, todos, oficiales
y soldados eran delincuentes y había que ahorcar a todas o a nadie. Lo mismo le
sucedió al Marques de Mondejar con sus tropas y del mismo modo tuvo que dejarlas en libertad. “ Todo era esclavos, despojos, riquezas” escribe D. Diego de Mendoza ( Guerra de Granada Tomo II). Se diría
que esto era en la guerra contra infieles, descendientes de infames invasores, pero es muy equivocada la objeción (aparte de ser del todo
falso que los moros fuesen extranjeros. Eran tan españoles como los que bárbaramente
les destruían) sino costumbre del
español en armas, por no obedecer a ningún freno moral. Léase este párrafo de la vida del soldado Pizarro y de lo mejor
de su clase: “Dos meses estuvimos en
Alcala esperando sin socorro alguno, buscando la vida con los modos que da la
licencia a la soldadesca cuando no hay superior que le estorbe, ni remedio a la
necesidad….” (…)
Esto es lo que se usaba en tiempos
d e paz en la apropia patria, imagine ahora el lector la triste realidad en las
remotísimas indias y con infelices indefensos.
Desaparecido el morisco y
robado definitivamente el judío (había
que renunciar al periódico asalto a las morerías y juderías ahora extinguidas)
no quedaban mas formas parasitarias de vida que el convento o la milicia. Pero no todos cabían en estos dos asilos benéficos.
Por eso las Indias y los indios eran la solución providencial también para los
materialistas. Los compañeros de Colon,
aventureros intrépidos, codiciosos y sin escrúpulos, vinieron lógica, natural
y fataklmente a continuar la historia de
España allende los mares sin que la Corona lo pudiese impedir
Pelear y robar, tal fue el programa
nacional de al empresa ultramarina.
(1). Gonzalo de Reparaz,. Prólogo
a la Historia de las indias por Bartolomé d e las Casas. Aguilar. Madrid
1927, T I , p XII.
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