No es lo mismo obrar mal que equivocarse. No es lo mismo quebrar las normas humanas convenidas que establecen con gravedad lo que ha de ser justo y lo bueno que quebrantar las normas de la sintaxis o las físicas que establecen que los cuerpos caen por gravedad. No es lo mismo la conducta libremente nacida de una mala voluntad, que la de un mal conocimiento. Una es la racionalidad moral , otra la racionalidad teórica. Quebrantar aquella racionalidad que dice el deber y la norma dirigida a la libertad es inmoralidad. Quebrantar por desconocimiento o conocimiento equivocado es error. Esto es excusable, aquello reprobable . Por eso, no es solamente de una simpleza burda la declaración real de “Lo siento me equivoque´”. Es algo más. Cuando se trata de conductas ostentosas de desigualdad y goce de lujos y satrapías, matanza de animales indefensos, viajes de placer de privilegiado con uso de recursos de todos, incluyendo los empobrecidos, y abuso desorbitado de riquezas evadidas al fisco, blanqueadas en paraísos de ricos desleales a su patria no es equivocación, es injusticia, es impudicia . No es equivocación es indecencia. No se ha equivocado, es certero y hábil en escabullirse de la acción de una justicia, un Fisco y una fiscalización que sabe que, todos ellos, también forman parte de sus lacayos cortesanos. La propia aplicación de ley que le da inmunidad fuera de sus funciones políticas es una interpretación de ley propia de Corte palaciega.
Al tiempo que decía esas palabras hipócritamente compungido, multiplicaba sus envíos a cortesanos testaferros y a cortesanas testarrubias, se aprovechaba de relaciones y se aprovechaba sin escrúpulos de amigos y serviles criados para hacerles cómplices de ocultaciones ,blanqueaba más y más dinero . Habiendo sido sorprendido con la escopeta en una mano, símbolo flagrante de su vida extravagantemente lujosa y privilegiada, recibía con la otra mano comisiones inconfesables. Amasaba dinero y lo contaba y recontaba con codicia. Lo celebraba entre amigotes déspotas y sin reparos como él mismo. La diosa Avaricia los cría y ellos se juntan. Las riquezas, las continúa recibiendo y continúa ocultando. Continúa inmune e impune. Puede seguir blanqueando, evadiendo, alzando bienes. Ayer eran elefantes, hoy serán regatas. Continúa portándose con la caradura cínica de su desprecio a todo y a todos. Reparte regalos, tarjetas, vacunas, escoltas y prebendas a hijos, nietos y sobrinos, yernos y nueras, todos ociosos e inútiles parásitos viviendo de su cuento y de la bolsa de los demás. Tontos todos y listísimos a la vez. Todo "pa la saca" de Borbonia. Retrato de " todos juntos" que decía Carlos IV del retrato de Goya de su familia .
No se ha equivocado, no es un error. Es deshonesto, es obsceno.
Es también una declaración sumamente hipócrita y de mala fe que trata de confundir como error inocente de apreciación material lo que es inmoral. Hacerse pasar por tonto cuando se es injusto es tomarnos por tontos a todos y querer solidaridad simpática en la presunta tontería. “Todos nos equivocamos” parece decir apelando a la empatía, añadiendo una nueva ofensa a la burla, porque no todos somos indecentes . Efectivamente, volvió y volverá a ocurrir muchas veces más pues no era un error ni se había equivocado. Era y es inmune. ( En castellano a tener el rostro inmune se le dice tenerlo "de cemento" ). A pesar de que estaríamos dispuestos a reconocer por experiencia histórica incluyendo la de mas reciente actualidad, la falta de conocimiento crónica , cuando no estupidez franca, de los antecedentes reales de su borbónica familia, el Rey demostraba con aquella excusa de aparente simpleza, que era lo suficientemente listo para querer colar lo que es malo haciéndonoslo pasar por inocente equivocación." Lo siento no me equivoque, cuando dije que me equivoqué, es que soy muy listo también cuando me excuso".
No se
ha equivocado, os quiere equivocar. No lo siente, quiere que lo sintáis. Ha
vuelto a ocurrir y volverá a ocurrir. No os equivoquéis. Antes elefantes ahora yates. Lujo que no falte y que lo paguen otros.
Sus
borbónicos antecesores fueron igualmente odiosos. Cuando el pueblo los echaba
por la puerta algún golpe militar o un dictador los introducía por la ventana. Él
mismo no escapa a esa funesta regularidad en la historia de España. El pueblo echó a sus abuelas y abuelo, las armas los volvieron a traer. Los equivocados hace tiempo que nos son conocidos por calles y monumentos que exhiben sus vidas ejemplares. En efecto, nos dan ejemplo: El que no era tonto era malo o ebrio de un descontrolado celo sexual , pero sobre todo ladrón. Carlos, Fernando, Cristina, Isabel, los dos Alfonsos, ... " Es propio de los reyes robar, pero los Borbones exageran" constataba Von Meternich (1)
Ni
siquiera llegando a ser, como aquel
Fernando VII, “Deseado”, salvo
por Franco, ha llegado a ser indeseable. Como toda su estirpe. Salvo para los cortesanos de " Vivan las caenas" que como entonces, hoy estaban en Sanxenxo y en la TV.
Es intocable porque no es él. Él es la Institución.
" El Estado soy Yo". Y el Estado,
efectivamente, muestra su auténtico rostro ,
su físico. El Estado, el estado de cosas, el Status Quo, se carcajea.
Literalmente. " Él si me representa" dicen el
Estado , el estado de cosas, el status quo. ¿ No se enorgullece el sistema
dominante de ser una meritocracia y la pretensión política más liberal de ser
la plasmación del mérito? Este es el mérito monárquico, privilegiado e
inmune de buena parte de los consejeros de administración de tantos
sitios donde se decide nuestras vidas. Es el uso meritorio de tantos dirigentes llenos
de responsabilidades y decisiones que producen, nos producen y se reproducen. Aquí tenéis lo más
emérito y más adecuado que le corresponde al sistema
reivindicador de méritos. Lejos de nosotros toda república y todo igualitario demérito.
Aquí tenéis lo que el sistema merece. Sistema, bien liberal y bien capitalista.
En efecto, por algo el monarca es una institución, no una persona.
Ahí le tenéis. Riéndose a carcajadas. Como se dice en castellano llano , descojonándose de todos, de patrias y repúblicas.
(1)Cabrón el tatarabuelo,
Un canalla el bisabuelo.
Puta y reputa la abuela,
el padre chulo y parguela.
El hijo más listo , lelo.
¡Distinguida parentela
La de nuestro reyezuelo!
(Valle-Inclán
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