por Miguel Angel Doménech
Todos saben que la celebración del Primero de Mayo es un acto institucional popular acordado como Día Internacional de los Trabajadores por el Congreso de la Segunda Internacional de 1889. Fue establecido como jornada de lucha reivindicativa social y laboral de los trabajadores cuya fecha fue fijada como homenaje a los llamados Mártires de Chicago. Estos sindicalistas anarquistas fueron ejecutados en Estados Unidos por participar en las protestas de la huelga iniciada en 1886 por la obtención de la jornada laboral de ocho horas. Desde su origen , por lo tanto, el Primero de Mayo tiene tres pares de significados entre contrapuestos y compartidos:
1º.-Por un lado es la ocasión del planteamiento masivo de reivindicaciones futuras. Por otro ,un acto de memoria de las víctimas de la injusticia del pasado.
2º.-En segundo lugar, por un lado es una exigencia de ampliación de derechos, particularmente el derecho al trabajo , a tener trabajo, demanda notablemente sentida en tiempos de paro . Por otro, es una insistencia de introducción del derecho, del ius , es decir de la cosa pública, en el ámbito de lo que el capital considera un sanctasanctórum de privacidad contractual .
3º.-Finalmente , de un lado está vinculado a una lucha concreta por reducción del tiempo de trabajo, pero por otro es una afirmación altiva y orgullosa de la condición social de trabajador y de exaltación existencial y vital del trabajo.
Cada uno de esos tres pares de cuerpos ha experimentado una dinámica de desarrollo que ha confluido en lo que actualmente celebramos y que debe de ser objeto de una mirada reflexiva, es decir, crítica.
La memoria irredenta de los humillados:
A contracorriente de los valores dominantes en una sociedad de lucro, de ganadores , de éxito en el beneficio, y desprecio por los losers, se traen como meritorios los actos de los perdedores vencidos y agraviados en aquellas luchas. Se proclama la inmortalidad de los humillados . Esta fue la motivación protagonista para acordar al celebración del Primero de Mayo . Esta dimensión significativa , aunque permanece, es una narración y una motivación menos insistente, al punto de convertirse en una tradición ya casi oculta en los actos del Primero de Mayo. ¿Acaso es este eclipse una ventaja, o es un síntoma de empobrecimiento del pensamiento de la izquierda?
La referencia a los Mártires de Chicago y todas las demás víctimas de la lucha de los oprimidos se ha convertido en la ocasión en un simple adorno retórico decorativo de un discurso agobiado por la inclusión de todas las reivindicaciones posibles de la actualidad. Aquella memoria ya casi ausente es, sin embargo ,mucho más. Es una apelación ética a la reparación de una injusticia, una demanda de los oprimidos que clama al cielo y nos reclama reparación como dice W. Benjamin: (1)
“Hay una cita secreta entre las generaciones pasadas y la nuestra. Y ,sin duda, entonces, hemos sido esperados en la Tierra. A nosotros,entonces, como a cualquier otra generación anterior, se nos habrá dotado de una débil fuerza mesiánica a la que el pasado posee un derecho”
La exigencia que nos traen los olvidados es un deber de redención inacabado de todos ellos y de lo que pudo ser y no fue. Es una rebelión contra la marcha de la historia concebida como inevitable y fatal. Al contrario de la marcha arrogante y victoriosa d e la Historia,
“...Nada de lo que ha acontecido debe darse por perdido” .
Cambien en las mismas Tesis, W. Benjamin nos recuerda los actos revolucionarios de disparar contra los relojes como signo de la protesta contra un continuun de la historia , contra un presunto sentido de ese transcurso que hace que los actos de los luchadores de hoy y de ayer están subordinados y medidos en virtud de un éxito futuro. Contra hacer un tribunal de justicia del curso de los acontecimientos, de la historia , de los hechos dados y no de nuestra propia responsabilidad y nuestros actos propios . La Memoria de las víctimas significa la apertura ética a lo que pudo ser y no es en una permanente actitud de lo que debe ser contra lo que es y ha sido. Mientras ni ellos, ni Sacco y Vanzetti ni los obreros exterminados de las minas salitreras de de Santa Maria de Iquique, ni los republicanos presos de Ocaña, ni Matilde Landa,...hayan sido redimidos con su memoria como motivo explicito de la acción y por la realización de la causa justa que reclamaban, no puede haber Dia que se llame socialista de los trabajadores. Vuelve a darse el “eclipse de la fraternidad” (A.Domenech) . No puede haber Dia revolucionario que se complazca en
“ asignar a la clase obrera el papel de mera redentora de generaciones futuras.
Porque no podemos renunciar a la tarea de hacer justicia a los que nos precedieron en nombre de alguna especie de una realpolitik obrera de circunstancias apremiantes de actualidad o de mero ideal de futuro. Porque toda voluntad de justicia se nutre forzosamente de la memoria de los que nos precedieron oprimidos,“...de la imagen fiel de los ancestros que habían sido esclavizados y no del ideal de los descendientes liberados”
En efecto, la república, si es revolucionaria , rompe el reloj fatal de la historia, y rehace una comunidad moral republicana de los vivos, los muertos y los que hayan de vivir. (2)
La república frente a la monarquía del trabajo.
El inicio de los movimientos sociales y obreros en occidente suele situarse en torno a 1830-1848-1870 donde se pone el acta de nacimiento de una conciencia colectiva históricamente localizable. Lo característico de estos movimientos fue la determinación de extender el poder popular en el ámbito de lo social y económico. Estos movimientos eran herederos en cierta manera, y asi fue explícitamente sentido por ellos mismos, de lo que la Revolución Francesa obtuvo en el terreno de lo político. El destino de la supremacía de los patronos y empresarios debería ser el mismo que había seguido el Ancien Régime. Su derogación y su sustitución republicana por los trabajadores mismos autogobernando sus propias condiciones de vida . Esto significó inicialmente el Derecho al Trabajo en las formulaciones resultantes de las jornadas revolucionarias de aquellas fechas. Quería significar ante todo el Derecho EN el trabajo antes que el significado que hoy contiene de derecho A trabajar . El Derecho al trabajo era la introducción del mundo de la ius, de la equidad legal, de la voluntad general , del criterio de república frente a la monarquía y el mundo privado y dinástico del privilegio propietario industrial y comercial. (3)
Los trabajadores irrumpieron en el espacio económico con el discurso revolucionario y democrático de la Revolución Francesa .Lo hicieron, no para que el Estado ,garantizase la provisión de un puesto de trabajo a los desempleados , sino para que el mundo de lo social estuviese organizado por los mismos principios igualitarios y de soberanía popular que se habían experimentado en la esfera política. De igual manera que la Revolución Francesa no reducía la República a una garantía de una participación política sino que República era la actividad política misma auotogobernada de iguales, el lugar de trabajo era un lugar de ejercicio de la producción material organizado por los trabajadores mismos. La República bajaba al taller y la empresa se hacia república.
Que el discurso actual del Primero de Mayo , reduzca el derecho al trabajo , es decir el genuino y republicano derecho EN el trabajo, a un mero derecho a TENER un trabajo es comprensible por las circunstancias de la precariedad y escasez del empleo . Pero no debería eclipsarse aquel otro discurso olvidado que señala que nada común puede estar privado de república. Los trabajadores no son unicamente trabajo sino ciudadanos. Esto no es olvido de la condición de clase sino que más bien significa que no se sustenta la valoración de lo humano en la supuesta virtud superior de trabajar sino en la condición de dueño, con y entre iguales, de su propia vida y trabajo. Es afirmar que queremos vivir y que sea organizado por el común, por nosotros mismos, el espacio de la vida que es común , entre iguales , es decir, ser comunistas. Que el derecho al trabajo se haya reducido a referencia a una necesidad , a una carga, cual es en ultimo término , el trabajo y no a un gozo y a una libertad es expresivo de la penuria que supone la formulación de la vida política unicamente en términos de derechos. Trabajo es siempre sujeción a necesidad, y en la sociedad capitalista sujeción a la necesidad que otro determina es sometimiento a otro. ¿ Existiría el derecho a estar sometido a otro? La definición política republicana en términos de autogobierno, implicaría que no puede llamarse trabajo a aquello en cuya ordenación no se es partícipe y dueño. Si ya el trabajo en si mismo es fuerza, sujeción al reino de la necesidad, cuanto más lo es si ese reino no es república por encontrarse bajo ley ajena. ( alieni iuris) .Mientras el trabajo sea la relación desigual que es en la cultura capitalista en que vivimos, ¿ no es el derecho a tener más trabajo, una reclamación a situarse dentro de un espacio jerárquico de dominación? Desde la perspectiva antropológica republicana, ese derecho a tener trabajo no es sino reclamación resignada de un masoquismo. (4).
El derecho a la pereza:
La centralidad que posee el trabajo en lo social y económico y por consiguiente en lo político y hasta en lo ético y psicológico es un discurso histórico relativamente reciente. Como creación simbólica central sirve ,paradójicamente , para la integración social de trabajadores y capitalistas. En tanto que percepción lógica compartida permite tener a ambas clases las mismas categorías de percepción de la realidad. Su consideración común entre ambas clases en tanto que valor permite un acuerdo ético. En definitiva , este discurso de integración lógica y moral dice que el trabajo es lo natural propiamente humano y es bueno para todos. También, por cierto y sorprendentemente , es el discurso del Primero de Mayo tal y como esta celebración lo concibe hoy mayoritariamente.
Pero lo relevante para los trabajadores no es tanto esa subterránea coincidencia, que es esperable en todo grupo en cuanto que todo grupo es una dinámica de consenso-disenso, sino que ese discurso del Trabajo-Bueno es una circunstancia en términos históricos recientes . Se originó en el siglo XVIII en unos reducidos límites en términos geográficos que nunca incluyó ni los Nuevos Mundos de todas las latitudes y todas las otras culturas, ni los sectores, marginales, pero amplísimos , siempre heterodoxos y tachados de utópicos. Es decir, como excepción de todo un mundo- mucho más extenso e infinitamente más antiguo- que con más justo titulo merecería denominarse la humanidad.
En efecto, el trabajo, como valor moral y como centro explicativo de todo, es una idea desarrollada como nueva por la economía política del siglo XVIII y muy rápidamente adoptada como legitimadora de la actividad pública y privada por su adecuación perfecta a los intereses de un capitalismo que ya estaba en fase de una sólida maduración. La riqueza de las naciones devenía por la expansión del trabajo en lugar de la de la espada. Detrás de esos mercados y naciones estaba el trabajo. El trabajo se convertirá, idea moderna que se adopta desde entonces, en trabajo productivo no en simple actividad humana como medio de subsistencia . La riqueza de las naciones, como prioridad política, será resultado de esa dedicación de todos a producir. Surge como ciencia nueva la economía .El trabajo asi concebido prioritariamente como productivo se hace una categoría funcional para la finalidad de riqueza, acumulación y desarrollo, patrón de medida , desde entonces, de lo civilizatorio o simplemente de lo humano. Ya desde ese momento la producción de mercancías se disocia de la propia vida de los trabajadores de manera que la vida misma no sería vida digna de consideración si no está orientada a producir a través del trabajo. La propia vida es trabajo, producción y reproducción de existencia. La reducción de la raza humana a fuerza de trabajo significa la construcción de un universal abstracto que sirve a fines de dominación. La vida social es “ producción social” de la existencia (en la desafortunada expresión de Marx). La producción en tanto que se considera supuestamente fundamento de las relaciones , genera al ser humano como productor, es decir como trabajador. La producción así justificada como humana legitima la inhumanidad de la desigual relación y condición de esclavitud a tiempo parcial que constituye el trabajador asalariado; alguien que vende temporalmente su libertad.
La funcionalidad instrumental del trabajo anuncia la instrumentalización del trabajador como engranaje, como medio de producción, una maquina más de uso de la finalidad del capital. Siendo las clases populares las mas afectadas por esta utilización , la nueva idea es percibida espontáneamente en la cultura popular como una aberración. Esta forma de vivir produciente no es vida. La verdadera vida comienza donde termina el trabajo. Esta consideración contra-cultural popular convivirá con la perspectiva dominante que hace del pueblo, “pueblo de trabajadores”, ( incluso constitucionalmente , ·”república de trabajadores” ). Se trata, de una definición contradictoria en la que conviven una especie de absurdo orgullo-resignación por ser un utensilio de la producción de riqueza para otros con otra especie de orgullo-protesta por identificarse como la masa de los desheredados, los olvidados y explotados por el capital.
Solo en los cuatro últimos siglos , por lo tanto, frente los más de mil que cuenta la historia y la prehistoria de la humanidad el trabajo ha alcanzado la categoría superior e indispensablemente humana que hoy nos parece evidente. La alta valoración como humanizador del trabajo no es ni ha sido universal. La antropología cultural siempre ha señalado , con sorpresa, el escaso tiempo que ocupa el trabajo en las vidas de la mayor parte de la humanidad no perteneciente a nuestra cultura occidental, en las llamados “sociedades primitivas”. La ocupación productiva no suele superar, en estas sociedades, más allá de una media de tres días a la semana y de unas cuatro horas diarias. Ademas esa ocupación tiene mucho de recreo, paseo, diversión, muy lejos de la eficacia que se espera de una ocupación que nosotros llamaríamos productiva por tratarse de trabajo. Se ha señalado además, que el resultado de esta actividad “productiva” rara vez desemboca en acumulación sino que lo habitual es verla vinculada a las necesidades cotidianas inmediatas, siendo incluso el ahorro y la previsión un signo que desvalorizaría al cazador -recolector como alguien torpe que no confía en sus propias habilidades futuras . El exceso mismo de resultados de un cazador puede incluso ser ridiculizado y objeto de broma . La antropología cultural ha reflexionado y expuesto un buen número de casos y comunidades en África, Australia, Polinesia, América, selvas sudamericanas, ... que ilustran esta constante en la que coinciden todos los estudios de campo . Se puede suponer muy verosímilmente que esta era asimismo la condición de los hombres anteriores a la Edad del Bronce . La acumulación y el excedente no han sido ninguna constante necesaria de la dinámica histórica. El estereotipo del cazador-recolector que soporta una lucha constate con la naturaleza y contra la escasez es una simplificación que trata de justificar una supuesta naturaleza humana , desde su origen, abocada al duro trabajo. Mas bien aparecen con mayor frecuencia una cultura que llamaríamos “ improductiva” en términos actuales, del derroche, el don ,incluso la destrucción deliberada, la actividad gratuita, la falta de instrumentalización del esfuerzo humano para fines que no sean la integración de la propia comunidad. La economía no es la economía y hasta podría decirse que el trabajo no es el trabajo . No es por ser así por lo que este genero de civilización se ha extinguido, pues su validez medida en términos de capacidad de adaptación y éxito evolutivo y de supervivencia ha sido infinitamente superior a nuestros pocos últimos siglos desde la perspectiva de una historia que comenzó hace 200.000 años. Por citar alguna, la cultura de los bosquimanos sun se estima de una antigüedad de 65.000 años. La desaparición de estas sociedades que muestran que hubo y puede haber otra manera de vivir y de organización social , debe mucho a la irrupción ajena de una extrema violencia , explotación y dominación, colonial . Ni siquiera la noción de progreso es aquí valida, pues la definición de exitoso no puede ser atribuida en tan poco tiempo. La alternativa que representan nuestros siglos y nuestra geografía actual debe aun hacer sus pruebas de que otras alternativas civilizatorias no la hagan desaparecer. Si es que hubiera tiempo para ello y no se desemboque en una extinción definitiva dada la ameniza que está generando para las propias posibilidades de vida en la tierra la alternativa ultima triunfante
En definitiva la historia , la geografía y la ciencia nos están diciendo que, contrariamente a la tradición productivista que domina nuestra cultura, no estamos genéticamente destinados a trabajar ni nuestra especie ha alcanzado el nivel superior que posee gracias al trabajo. Herederos de la tradición alternativa del ocio han sido todas las llamadas utopías sociales y politicas desde Tomas Moro hasta las del socialismo “ utópico”. En todas ellas el trabajo no ocupa más de 4 horas diarias en sociedades dignas. Incluso en el pensamiento científico, Keynes planteaba que el nivel de la productividad técnica permitiría en el siglo XXI no superar las 15 horas semanales. André Gorz denuncia la contradicción ininteligible que el capitalismo `provoca entre la razón de la técnica cuya finalidad es reducción del esfuerzo y la permanencia de la duración del tiempo de trabajo.
Nadie sinceramente puede dejar de conmoverse de aquel inefable final del film de René Clair , “À nous la liberté” en que sólo trabajan las maquinas mientras todos los trabajadores se dedican a pescar en un interminable y total domingo. La joya de la corona de esta tradición es el Derecho a la pereza de Paul Lafargue . Precisamente este escandaloso discurso del yerno de Marx fue mal acogido en los círculos del marxismo, evidenciando , con su incomodidad ante el texto , la viciada herencia productivista heredada del siglo XVIII del marxismo ortodoxo.
La institución tipica del capitalismo má s puro,son las work-houses inglesas del xix, y todo occidente moderno ,y no solo las dictaduras , ha tenido su Ley de Vagos y Maleantes
La cultura que genera e inspira el Primero de Mayo debería ser capaz de mostrar ese tercer cuerpo de la dignidad de la pereza . El trabajador debería reclamar como voluntad popular ancestral la emancipación del trabajo concebido viciadamente como único lugar de humanidad. El pronunciamiento alternativo a la exaltación del productivismo laboral sería muestra de una sensibilidad cercana a otras preocupaciones como las del ecologismo. No es por nada que el arma privilegiada de los movimientos populares haya sido la huelga, es decir, tanto simbólica como materialmente, el cese del trabajo. No debería dejarse exento de significado que el Primero de Mayo es un fía festivo.
(1). Walter Benjamin. Tesis sobre la historia. Tesis II,III,XII
(2). Fundamentación ética de la Memoria Histórica. Miguel Angel Doménech. El viejo topo 370. Nov.2018
(3.) Para un desarrollo históricamente documentado de esta idea: Pablo Scotto, Los orígenes del derecho al trabajo en Francia 1789-1848).Centro de Estudios políticos y constitucionales. Madrid 2021.
(4) Las problemas que suscita la pobreza del planteamiento dominante hoy día en la izquierda que mueve el Primero de Mayo se hace presente en expresivas anécdotas que pueden ilustrarla . En las ultimas huelgas del sector automoción la reivindicación trabajadora expresada sindicalmente era un lamentable lema: “queremos más carga de trabajo”.La mismísima y radical Izquierda Revolucionaria se manifestaba en el conflicto de Pull &Bear en los mismos términos de defender la “ carga de trabajo”” para sus empleados. La ” carga de trabajo” es el término que en la jerga empresarial designa la deslocalización industrial. La empresa cierra por no tener carga de trabajo que se traslada a otro lugar por interés empresarial. Los trabajadores hacen suyo este penoso y humillante vocabulario del trabajo como “carga” que masoquistamente se desea sobre las espaldas resignadas . Como si de mulas se tratase.
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