La perspectiva arendtiana
Carlos
Kohn W.
I. Prolegómeno
En una célebre entrevista entre dos de los más
destacados pensadores políticos italianos de la segunda mitad del siglo XX,
Norberto Bobbio y Mauricio Viroli, afirmaba el primero, “que no sabía muy bien
si la república de los republicanos era anhelo del futuro o nostalgia del
pasado”, ni tampoco “si se trataba de un Estado ideal que no existe en ninguna
parte, que existe sólo literariamente en los escritores que tú citas, y que son
tan heterogéneos entre sí que resulta difícil conectarlos con un hilo
consistente” (Bobbio y Viroli, 2002, p. 13). Obviamente, la frase no es ni
retórica ni una muestra de pedantería por parte de uno de los más grandes
estudiosos de la doctrina iusnaturalista moderna y, no menos importante,
exponente de las teorías democráticas contemporáneas. El objetivo principal de
este pasaje de Bobbio es señalar algunos de los problemas claves que debe
plantearse cualquier proyecto intelectual que tenga como objetivo la
recuperación del republicanismo, tanto el de aquellos que se remiten a la
reconstrucción de un filón historiográfico que sea representativo de esa
tradición política, a sabiendas lo difícil que es situar en una misma corriente
a pensadores tan disímiles como Aristóteles, Cicerón, Maquiavelo, Montesquieu,
Rousseau y los federalistas, por mencionar tan solo algunos de los más
representativos de entre los clásicos, como los que, en nuestros días, buscan
construir un corpus, más o menos coherente, que recoja las principales premisas
teóricas y normativas del ‘pensamiento republicano’, teniendo como objetivo
fundamental contraponer una visión de mundo distinta al actual paradigma
hegemónico del pensamiento político, a saber, la así llamada filosofía o
doctrina liberal.
Al
escepticismo de Bobbio conviene agregar que tal vez lo más sorprendente de este
intento de reconstruir la tradición republicana en nuestros días es que hasta
hace algunas décadas prácticamente se ignoraba que existía y, menos aún, se
sospechaba su resurrección2. Todo lo que se sabía era que, entre fines de la
Edad Media y comienzos de la Edad Moderna, se dio un movimiento de pensamiento
que los historiadores denominaron ora “humanismo cívico”, ora “republicanismo
clásico”3 .
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