JACQUES
RANCIÈRE ENTREVISTADO POR LE NOUVEL OBSERVATEUR:
Le
Nouvel Observateur:
La elección presidencial es generalmente presentada como el punto culminante de
la vida democrática francesa. Pero ésta no es tu opinión. ¿Por qué?
Jacques
Rancière: En su
principio, como en su origen histórico, la representación es lo contrario de la
democracia. La democracia está fundada sobre la idea de una competencia igual
de todos. Y su modo normal de designación es el sorteo, como se practicaba en
Atenas, para prevenir el acaparamiento del poder por esos que lo desean.
La
representación es un principio oligárquico: los que están de esta manera
asociados al poder no representan a una población sino al estatuto o la
competencia que funda su autoridad sobre esta población: el nacimiento, la
riqueza, el saber u otros.
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